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domingo, 6 de julio de 2014

EL CUARTO NEGOCIADOR INTERNO: EL GUERRERO Y LOS TRANSFORMADORES


Erica Ariel Fox plantea en su libro “Más allá del sí. Un método para superar el autosabotaje y negociar con éxito”, que estamos comentando, que mientras que el Soñador anhela, el Pensador analiza y el Amante conecta, es el Guerrero el que consigue que el acuerdo se firme, selle y envíe.

IV.- RENDIMIENTO: EL GUERRERO.

El Guerrero se ocupa fundamentalmente de reclamar el poder que poseemos para usarlo de forma cuidadosa, consciente y ética.

Si contamos con un Guerrero equilibrado no pisotearemos a otras personas, ni nos someteremos ciegamente a ellas. Tampoco pelearemos sin motivo y actuaremos al servicio de los valores y visiones de nuestro Soñador, luchando por defender principios éticos y los valores humanos esenciales. Nos permite, también, decir  aquello que debemos decir, como por ejemplo cancelar compromisos sociales si estamos cansados o  decir a los colaboradores lo que necesitamos de ellos, informando de manera directa y clara y sin retroceder si nos encontramos ante una difícil verdad. De esta forma podremos decir: “sé que ha trabajado mucho, pero la tarea sigue sin estar acabada”, “lo siento, pero esta relación no funciona”,…

Ninguno de nuestros “4 magníficos” puede hacer que mantener conversaciones como esas sea fácil ni que nos sintamos del todo cómodos en momentos así, pero nuestro Guerrero nos permite dejar de evitarlas, cesar de dar evasivas cuando nos preguntan qué está pasando y tomar la iniciativa cuando llega el momento. Un reto que se le plantea habitualmente al Guerrero es encontrar la manera de decir no. Nuestro Guerrero nos ayuda a poner los límites entre lo que queremos y lo que no queremos y atenernos a ellos.

La fuente de poder del Guerrero es la fuerza de voluntad y su punto más fuerte es el valor. Si está equilibrado ofrece protección y se especializa en las capacidades que necesitamos para la consecución de nuestros logros.

Los recursos internos del Guerrero son: firmeza, resolución, principios y responsabilidad.

Los puntos óptimos del Guerrero nos permiten:

1.- Decir verdades como puños. Tenemos que tener cuidado de mantener un equilibrio pues un Guerrero enérgico puede ser dominador e intimidar, convertir la legítima ira en cólera y los desacuerdos en combates y por tanto cerrar  las posibilidades de negociación, mientras  uno blando puede tender a evitar el problema y  no solucionarlo. Un Guerrero equilibrado se afirma a sí mismo sin cruzar la línea de la agresión.

2.- Mantener nuestra postura. Nuestro Guerrero interior cobra particular importancia cuando alguien cruza nuestros límites éticos y tenemos que defender nuestros principios y valores.

3.- Pasar a la acción. Consiste en conseguir que se hagan las cosas. Tener una gran visión de futuro y planear los medios para lograrla no producirán ningún impacto hasta que no entre en acción el Guerrero. Es éste el que marca la dirección, la reflexión y la conexión de nuestro equipo interno y apoya a sus miembros mediante la protección.

Si nuestro Guerrero es blando puede ser que tengamos que luchar para lograr la fuerza de voluntad que necesitamos para levantarnos y seguir adelante. Los Guerreros blandos no son muy aficionados a terminar las cosas porque no explotan a fondo sus recursos internos que les ayudarían a terminarlo todo  y a tiempo.

Si, por el contrario,  es enérgico corremos el riesgo de vernos atrapados en nuestro propio exceso de velocidad y pasamos de una tarea a otra sin descanso, quedando atrapados en una actividad constante. Pueden terminar quemándonos nosotros y nuestros equipos.

Entrar en acción implica la habilidad de hacer promesas y cumplirlas. Significa también que poseemos la estabilidad para aceptar nuestro papel cuando las cosas se tuercen y para hacernos responsables de nuestros errores.

La autora sugiere estas preguntas para que reflexionemos sobre nuestro Guerrero:

a).- ¿Me cuesta imaginar la visión del mundo y los puntos óptimos de mi Guerrero? ¿Me resulta difícil apreciar cómo actúa en mí?

b).- ¿Qué relación tengo yo con el coraje, la firmeza, la resolución, los principios básicos y la responsabilidad?

c).- ¿Cómo utilizo la fuerza de voluntad de mi Guerrero?

d).- ¿Cuándo he permitido a mi Guerrero comportarse con audacia y luchar por mis valores? ¿Cuándo le he impedido que lo haga? ¿Qué he aprendido de estas experiencias?

e).- ¿Qué conversaciones le gustaría tener actualmente a mi Guerrero en el caso de que le diese permiso para plantear cuestiones delicadas con el mayor tacto posible? ¿Qué negocio no terminado le gustaría cerrar a mi Guerrero con mi consentimiento en el caso de que pudiera hacerse con seguridad y desde un punto de vista ético?

f).- ¿Cuáles son las estrategias más frecuentes que observo en mi Guerrero? ¿Da un paso al frente ante el resto de mis “4 magníficos”? ¿Tiene tendencia a ser dejado atrás? ¿Qué ocurre cuando mi Guerrero toma el mando o es excluido?

g).- ¿Cómo puedo fomentar un mejor equilibrio entre mis “4 magníficos”?

En la tercera parte del libro Erica Ariel Fox analiza en profundidad a los TRANSFORMADORES, que como hemos visto en una entrada anterior, son los miembros de nuestra junta directiva interna: el Centinela, el Capitán y el Viajero.

1.      El  CENTINELA:

Un centinela es una persona que observa las cosas importantes que suceden en un lugar. Si ve algo interesante se lo comunica a otra persona, la cual hará algo al respecto. Los Centinelas no toman medidas respecto a los problemas que detectan, sino que transmiten el mensaje y dejan que sea otro el que arregle las cosas. 
La misión de nuestro Centinela es saber qué está ocurriendo dentro de nosotros mismos y llamar nuestra atención enviándonos un “mensaje instantáneo”. Controla dos cuestiones básicas:

a).- ¿Qué ocurre con mis Cuatro Magníficos?

b).- ¿Estoy conectado con mi centro de bienestar? El Centinela nos permite saber si estamos centrados o no para poder reaccionar adecuadamente.

Según cómo responda a esas preguntas decidirá qué clase de mensaje instantáneo mandan. Si se ha presentado una situación complicada, por ejemplo, pueden hacernos llegar un mensaje cuando todavía estamos a tiempo de hacer las cosas bien y evitar que actuemos de forma equivocada. 

Al igual que ocurre con los otros Transformadores el Centinela se sitúa fuera de los Cuatro magníficos y los ve trabajar. Nos ayuda a ser conscientes de cuándo un negociador interno se ha hecho con el poder y cuándo ha quedado atrás y a distanciarnos de las voces de los Cuatro Magníficos.

Cuando la vida nos plantea una situación nuestro Centinela mira a ver en qué dirección nos estamos encaminando y antes de que hagamos o digamos algo nos pone al corriente. Facilita el que observemos nuestras reacciones antes de ponerlas en práctica. Con esta información podremos elegir, o no, cambiar de rumbo. Si lo hacemos obtendremos un resultado diferente a lo que hemos conseguido antes.

En ocasiones nuestro centinela nos avisará exclusivamente con un nudo en el estómago o con una sensación instantánea de que algo no va bien. Esto es todo lo que necesitamos para inspirar profundamente y pensar en nuestro próximo movimiento en lugar de proceder, como de costumbre, con el piloto automático.

Los Centinelas no sólo nos ayudan a mantenernos apartados de los problemas, sino que también nos hacen señales para que aprovechemos las grandes oportunidades que se nos pueden presentar.

2.- EL CAPITÁN.

Mientras que nuestro Centinela vigila lo que está pasando dentro de nosotros, el Capitán controla lo que ocurre en nuestro entorno y aprovechando ésta  información y la que le transmite el Centinela decide qué camino seguir.

Los centinelas son neutros respecto a los valores. Nos hacen llegar un mensaje diciéndonos lo que está ocurriendo. Observan sin juzgar y pasan los datos actualizados. Por su parte el Capitán está orientado a los valores y quiere actuar con integridad.

Para cerrar nuestro Desfase en el desempeño y crear un cambio duradero necesitamos conceder poder al Capitán para pilotar nuestro barco.

Cada uno de los Cuatro Magníficos hablará siempre por sí mismo y verá el mundo a través de su respectiva lente y sus acciones estarán constreñidas por las capacidades que sabe manejar. Si actúan solos, por ejemplo, los Guerreros no van a mostrar compasión, de la misma forma que los soñadores no se esforzarán por poner límites estrictos. Cada uno de los Cuatro Magníficos, como hemos visto, tiene funciones, capacidades y competencias específicas. Nuestro Capitán es el único que puede apelar a cada uno de ellos, aprovechar todas sus capacidades y hacer uso de todas sus competencias, ya que tienen una visión completa de cada situación.

Liderar sabiamente y vivir bien requiere la gama completa de nuestros recursos internos y la habilidad para poner en juego a nuestro negociador interno mejor preparado para alcanzar nuestro objetivo en una situación determinada. Es la tarea de nuestro Capitán que determina cuál tiene que ser nuestra reacción óptima en un momento dado y nos dirige para que actuemos de la mejor manera posible.

Nuestro Capitán puede convocar a cada negociador interior por el motivo adecuado. Recurre al Soñador para dibujar el futuro tal y como lo vemos, al Pensador para ofrecer percepciones desde diferentes perspectivas, al Amante para compartir lo que sentimos y al Guerrero para proteger nuestros valores.

El papel que ejerce el Capitán es esencial para filtrar los mensajes instantáneos que recibe del Centinela e impedir que sigamos nuestro propio camino. De no ser así el Centinela pasaría información sobre un deseo nuestro y el Capitán se limitaría a implementarlo sin discernimiento. El Capitán se encarga de nuestra seguridad, lo que significa estar al tanto de nuestro contexto y esforzarnos en evitar que nos hagamos daño a nosotros mismos o a nuestras relaciones o trabajo. El Capitán nos cubre las espaldas y busca el equilibrio entre los Cuatro Magníficos. Por ejemplo si decide que hable nuestro Guerrero, intentará que participe también nuestro Amante para que podamos decir la verdad sin enturbiar nuestras relaciones. Igualmente al Capitán no le gusta que dejemos en casa a nuestro Pensador y a nuestro Soñador mientras los otros dicen lo que piensan. Desea que digamos lo que queramos, al tiempo que consideramos las consecuencias. De esta forma evitaremos decir, sin una reflexión previa, frases como: “¡Dimito¡”, “¡Se acabó¡”, “Lo toma o  lo deja”,…

La seguridad es especialmente importante en tres situaciones:

a).- Afiliación. La relación es una cuestión muy importante para nosotros. No queremos decir cosas que más tarde no podamos retirar.

b).- Relaciones de poder en el trabajo. Decirle a un superior lo que no debemos o decir torpemente lo correcto puede dañar nuestra reputación o poner en peligro nuestro  puesto de trabajo.

c).- Riesgo literal para nuestra seguridad. Nuestra seguridad real o nuestro bienestar están en juego. En algunos casos decir lo que no se debe o lo que se debe sin la adecuada preparación puede suponer para nosotros un riesgo emocional, financiero, físico o espiritual. En estas circunstancias no debemos improvisar y sí plantearnos si debemos solicitar la ayuda de expertos.

Otra característica del Capitán es la presencia, lo que significa que está sintonizando con su entorno, absorbiendo toda clase de información  y sacando conclusiones. Es importante porque no sólo nos dice lo que está pasando a nuestro alrededor, sino que nos ofrece pistas de lo que podemos hacer a continuación y nos indica los pasos que podemos dar para mejorar nuestra situación.

El Capitán nos ayuda desde un núcleo de fortaleza personal, con firmeza y confianza. A través de él conectamos con algo que es más grande que nosotros y nos permite realizar acciones a favor del bien común. 

3.- EL VIAJERO.

Un Viajero ve la vida como una aventura. Como una serie de exploraciones que dan la oportunidad de aprender una cosa detrás de otra. Los Viajeros buscan nuevas experiencias porque saben que pueden aumentar su sabiduría mientras viajan por la vida. El “viaje” es un motivo intemporal para el autodescubrimiento y realización del potencial propio, como persona y como líder. En tanto que viajeros, vivimos una paradoja ya que necesitamos audacia y humildad. El hambre de crecer y la aceptación del lugar donde estamos ahora. 

En numerosas organizaciones los profesionales siguen este camino: de jefe de proyecto que requiere la fortaleza principalmente del Pensador y del Guerrero, a jefe de servicio que requiere también la importante participación del Amante  y de ahí a alto directivo que se tiene que apoyar en la fuerza del Soñador. Quien, a lo largo del tiempo, nos va a ayudando a evolucionar nuestro perfil y nuestras estrategias favoritas es el Viajero, de forma que podamos conectarnos con cada conjunto de oportunidades y retos con el miembro del equipo interior que nos resulta más útil en cada momento.

El Viajero representa la idea de que podemos elegir y de que en definitiva nosotros creamos nuestra vida. La verdad más profunda del Viajero es recordar que la experiencia humana se compone tanto de nuestra vida exterior como de la interior y que estamos siempre en proceso de desarrollo. 

1 comentario:

  1. Tengo tantas preguntas que hacer que mejor me leo el libro.
    La conferencia del vídeo me ha encantado.
    Gracias a Martín García por descubrirme este tipo de cosas tan interesantes.

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