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miércoles, 26 de abril de 2017

6 ERRORES A EVITAR EN UN FEEDBACK CONSTRUCTIVO


David Lee, en el boletín “ Leader´s Edge” de American Management Association  del pasado 19 de abril, plantea que cuando los directivos intentan ofrecer feedback constructivo pero lo hacen de forma ineficaz consiguen que sus colaboradores terminen sintiéndose incomprendidos, juzgados injustamente y menos comprometidos que antes del mismo.

Por el contrario si se realiza adecuadamente no sólo obtiene una mejora del desempeño sino que puede llegar a fortalecer la relación entre el directivo y el profesional porque éste se siente comprendido, respetado y tratado justamente.

El principio rector debe ser similar al médico: “Primero no hacer daño”, por lo que el autor propone que evitemos los siguientes errores al dar feedback para “no hacer daño”:

1.- Evitar la conversación hasta que no queda más remedio. Cuando los directivos esperan hasta encontrarse en un estado de frustración y de inevitabilidad no puede salir nada positivo de esa conversación. Si atacamos la respuesta normal  es que la persona se ponga a la defensiva.

2.- Utilizar una introducción excesivamente formal. Los directivos suelen hacer esto para demostrar a su colaborador que es un asunto estrictamente profesional para reducir las posibilidades de que éste se defienda. Aunque un enfoque profesional es apropiado para cuestiones muy serias y ante grandes errores no es necesario en la mayor parte de las situaciones. A nadie le gusta sentirse reprobado o que le llamen la atención.

Si comenzamos con un abordaje más suave que comunique que somos adultos conseguiremos por un lado una respuesta más receptiva y el reconocimiento por el respeto mostrado, lo que no obtendremos si tratamos a nuestro colaborador como un niño al que hay que llamar la atención.

3.- Transmitir juicios sin especificar las razones. Afirmaciones tales como “debes estar más centrado en el cliente” o “tienes que ser más profesional” no dicen nada sin los ejemplos concretos que las ilustren, porque no permiten que los colaboradores sepan qué cambios tienen que introducir en su manera de actuar y qué es lo que deseamos que hagan.  La sensación de indefensión que produce hace que se active nuestro cerebro reptiliano que hace que sintamos que estamos en peligro y respondamos sintiendo miedo, ira y resentimiento.

4.- Utilizar la técnica del “sándwich”. Consiste en ofrecer el feedback negativo entre dos aspectos positivos. Puede ser útil si se transmite sinceramente pero la mayor parte de las veces consigue el efecto contrario porque si se emplea de forma rutinaria el profesional ya sabe que después de las alabanzas vienen las críticas, por lo que cuando su jefe le está reconociendo algo positivo se está preparando para las malas noticias y hace que dude de la sinceridad del jefe.

5.- Edulcorar el feedback negativo. Cuando tememos dañar los sentimientos de la otra persona o desencadenar una respuesta negativa desgraciadamente es natural que tendamos a endulzar el feedback negativo con lo que el receptor no sabe interpretar e la seriedad de lo que se quiere transmitir o entenderlo correctamente.

6.- Sugerir un plan de acción sin llegar a un acuerdo previo sobre cuál es el problema. Antes de discutir cómo solucionar un problema debemos determinar si el profesional entiende y está de acuerdo con nuestro feedback o tiene una perspectiva distinta. Sin ese acuerdo no estará dispuesto a discutir un posible remedio ni a diseñar un plan de acción, sino que se centrará en considerar que nuestra opinión es injusta e inexacta.

Si nuestro colaborador muestra su desacuerdo debemos dedicar tiempo a escuchar su punto de vista. Esta conversación puede finalizar con múltiples resultados:

a).- Aceptar su perspectiva al conocer la nueva información.

b).- Reconocer el profesional que le puede ser de utilidad aunque no esté totalmente de acuerdo con el feedback.

c).- Rechazar el feedback el colaborador con las consecuencias que debemos considerar.


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