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jueves, 23 de mayo de 2019

LAS CONSECUENCIAS DE LA ANSIEDAD EN EL TRABAJO


Alice Boyes en hbr.org del pasado 17 de mayo plantea que si tenemos una mente propensa a la ansiedad puede ser que nuestro primer instinto sea pensar que algo va a ir mal y ponernos en el peor escenario posible peor que lo que debemos procurar hacer es reconocer que estamos contemplando las situaciones a través del sesgo de la ansiedad y ajustar nuestro pensamiento para que no nos limite.
Con frecuencia la ansiedad nos causa problemas en el trabajo porque:

1.- Malinterpretamos la opinión que los demás tienen de nosotros. Las personas ansiosas se preocupan porque piensan que no gustan a los demás o que éstos consideran que no tienen talento. Por ejemplo si consideramos que una persona nos saluda con más frialdad que a los demás pensamos que es porque no les caemos bien descartando otras opciones y respondemos evitándola, con lo que el compañero afectado puede creer que no nos gusta.

En estos casos lo que hay que hacer es reconocer cuando estamos interpretando una relación interpersonal sin una evidencia sólida. También es conveniente aceptar que las relaciones en el trabajo pueden ser cordiales y mantenerse en un plano estrictamente profesional.

2.- Mostramos una actitud defensiva ante el feedback. Las personas ansiosas suelen estar muy motivadas hacia el logro y el triunfo por lo que quieren recibir feedback que les ayude a mejorar pero al tiempo tienden a considerarle desde un enfoque catastrófico como un indicador de que van a fracasar.

En estas situaciones es aconsejable ser consciente de cómo queremos recibir feedback y en qué escenarios, por ejemplo podemos rechazar las críticas si vienen de compañeros recién incorporados y sentirnos más cómodos si provienen de personas en las que confiamos y que sabemos que creen en nuestras capacidades.

3.- Evitamos situaciones y como consecuencia somos considerados problemáticos. Tendemos a evitar aquello que nos produce ansiedad y luego nos avergonzamos por hacerlo, lo que nos lleva a no ser claros en nuestra relación con los demás. Por ejemplo si tenemos miedo a volar podemos evitar viajes de trabajo o si nos incomoda responder a un correo podemos procrastinar lo que va a transmitir la impresión de que no somos de confianza.

En muchos casos la mejor respuesta consiste en ser honestos sobre lo que está causando nuestra reticencia. No siempre recibiremos la comprensión que esperamos pero la transparencia reduce el estrés de todos, fomenta la confianza y con frecuencia es percibida como valiente y auténtica.

4.- Reaccionamos negativamente cuando nos presentan ideas inesperadas. Si nuestro primer pensamiento cuando nos presentan nuevas ideas consiste en considerar los riesgos, dificultades y razones por las que no van a funcionar los demás pueden percibirlo como una negatividad indeseada. Aunque solo sea la reacción inicial puede ser desmoralizante y molesta para los demás que si ven los aspectos positivos y formas de que salgan adelante.

Si somos de este tipo de personas la autora recomienda que nos entrenemos para ofrecer “sándwich” feedback para que nuestra primera respuesta ante una buena idea sea destacar lo que tiene de bueno, luego manifestar nuestras inquietudes ante ella y finalizar con una nota positiva. Otra estrategia consiste en retrasar nuestra respuesta aunque solo sea una pocas horas para que cuando lo hagamos sea de forma reflexiva y considerada.

La ansiedad puede, también, motivar a las personas de forma positiva. Por ejemplo el miedo al rechazo puede hacer que trabajemos con más empeño y que valoremos mejor las relaciones y ser cauto y cuidadosos puede mejorar nuestro desempeño ante tareas difíciles. Cuanto mejor entendamos cómo funciona nuestra ansiedad mejor podremos maximizar estos aspectos positivos y minimizar los negativos, nos aceptaremos mejor y gestionaremos más adecuadamente los retos que surgen en nuestro trabajo.
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