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domingo, 19 de abril de 2020

CÓMO EVITAR DISTRACCIONES Y SER FIELES A NUESTROS VALORES


Nir Eyal, junto a Julie Li en “Indistractable. How to control your attention and choose your life”, plantea que la “tracción” en contraposición a la distracción nos conduce hacia aquello que queremos en nuestras vidas. En la entrada anterior comentamos las formas de gestionar los desencadenantes internos que nos pueden conducir a la distracción y las formas en las que podemos reducir estas fuentes que a la larga resultan negativas para nosotros, ya que si no controlamos el impulso que sentimos para escapar de los sentimientos incómodos y desagradables estaremos buscando siempre soluciones fáciles para combatir el dolor que nos producen estas sensaciones.

El siguiente paso consiste en encontrar maneras para hacer esa “tracción” posible comenzando por la manera en la que empleamos nuestro tiempo. Wolfgang von Goethe, por ejemplo creía que la forma en que alguien utilizaba su tiempo nos facilitaba toda la información necesaria sobre esa persona: “Si conozco cómo empleas tu tiempo, entonces sabré lo que vas a ser” escribía. Séneca, por otro lado mantenía la idea de que las personas usamos todo tipo de formas para proteger sus propiedades personales pero no hacemos lo mismos con nuestro tiempo.

Un estudio realizado por PPAI Research ha encontrado que solo un tercio de los estadounidenses, mantienen una agenda diaria , lo que significa que la gran mayoría se levanta cada mañana sin tener planes formales. Nuestro bien más valioso, nuestro tiempo, no está protegido sino que está a la espera de que alguien nos lo robe. Si no planificamos nuestro día alguien lo hará por nosotros.

Al planificar nuestra agenda el procedimiento estándar suele ser el de hacer un listado con cosas para hacer. Escribimos todas las cosas que queremos hacer y confiamos en que encontremos tiempo durante el día para hacerlas. Desgraciadamente este método presenta algunos fallos serios. Cualquiera que haya intentado cumplir una lista de ese tipo sabe que muchas tareas tienden a ser desplazadas de un día al siguiente y así sucesivamente. En lugar de comenzar con lo que vamos a hacer deberíamos empezar con reflexionar sobre por qué lo vamos a hacer y para ello tenemos que considerar nuestros valores.

Russ Harris, autor de “The happiness trap” los define como: “la forma cómo  queremos ser, aquello que queremos defender y la forma en la que deseamos relacionarnos con el mundo que nos rodea”. Son atributos de la persona que desearíamos ser. No son metas finales sino guías para nuestras acciones.

Aunque algunos valores impregnan todas las facetas de nuestra vida la mayoría son específicos de un área determinada. Por ejemplo ser un padre amante ocurre en el contexto de la familia. El problema surge porque no dedicamos tiempo a nuestros valores e inintencionadamente de dedicamos mucho tiempo a un área de nuestra vida a expensas de los demás y si descuidamos de forma crónica a nuestros valores nos convertiremos en alguien de quien no estaremos orgullosos. Irónicamente esta desagradable sensación favorecerá la búsqueda de distracciones para escapar de nuestra insatisfacción que no resolverán nuestro problema real.

Aunque cada uno de nosotros nos podemos identificar con distintos valores resulta de utilidad categorizarlos en distintos dominios de la vida. Por ejemplo Hierocles demostró la naturaleza interconectada de nuestras vidas utilizando círculos concéntricos, colocando la mente humana y el cuerpo en el centro, rodeados por un círculo correspondiente a la familia, el siguiente a los compatriotas y el más externo a la humanidad en su conjunto.

El autor propone tres dominios en nuestra vida: nosotros, nuestras relaciones y el trabajo. Éstos describen con quién empleamos nuestro tiempo y nos ofrecen un camino para pensar en cómo podemos planificar nuestros días para convertirnos en un reflejo auténtico de la persona que queremos ser.

Solo si reservamos tiempo específico en nuestras agendas para las acciones que nos acercan a lo que deseamos en la vida (atractores) podremos dar la espalda a las distracciones. Muchas personas no se sienten atraídos por la idea de mantener una agenda porque les parece que les va a limitar su libertad y que les va a constreñir, pero la realidad nos muestra que nuestro desempeño es mejor si estamos sometidos a limitaciones. Esto ocurre porque éstas nos ofrecen una estructura mientras una agenda en blanco y una lista larguísima de cosas por hacer nos atormentan con demasiadas posibilidades de elección.

El objetivo para poder dedicar tiempo a los “atractores” es, pues, eliminar todos los espacios en blanco en nuestra agenda para que tengamos un calendario de cómo vamos a utilizar nuestro tiempo cada día. No importa tanto lo que hacemos con el tiempo. Nuestro éxito vendrá determinado por  si hemos hecho lo planificado o no. Por ejemplo está bien ver un vídeo, echarnos la siesta o dedicar tiempo a navegar por nuestras redes sociales si habíamos planificado hacerlo y por el contrario puede ser una distracción revisar el correo del trabajo si no estaba incluido entre nuestras actividades a realizar y lo hemos hecho en detrimento de otras si previstas. Mantener una agenda sin huecos libres es la única forma de analizar si estamos distraídos.

Para crearla debemos decidir primero cuánto tiempo queremos emplear en cada dominio de nuestra vida: en nosotros mismos, con nuestras relaciones importantes y en nuestro trabajo. Éste último no se refiere exclusivamente al remunerado ya que tenemos que considerar, también, el dedicado a servicios comunitarios, compromisos de índole social, etc. Tenemos que calcular cuánto tiempo en cada dominio nos permitirá ser consistentes con nuestros valores y para ello podemos comenzar por crear un calendario semanal de lo que sería nuestra semana perfecta y reservar en la agenda 15 minutos a la semana para reflexionar y refinar nuestro calendario en función de la contestación a estas dos preguntas:

a).- ¿En mi agenda  cuándo he respetado lo que tenía que hacer y cuándo me he distraído? Si vemos que nos hemos distraído debido a un desencadenante interno debemos plantearnos que estrategias vamos a emplear la siguiente vez que surja.

b).- ¿Existen cambios que pueda realizar en mi agenda que me permitan reservar el  tiempo que necesito para expresar mejor mis valores? El objetivo se debe centrar en analizar cuándo nuestro programa no funcionó bien en la semana previa para que podamos hacerlo mejor en las posteriores. La idea es que nos comprometamos con unas prácticas que mejore nuestra agenda en el tiempo al ayudarnos a discernir la diferencia entre “tracción” y distracción en cada momento del día.

Si no planificamos no debemos sorprendernos si todo se convierte en distracción y nos encontraremos viviendo una vida que no es la que deseamos y que impide que nos cuidemos a nosotros mismos, a nuestras relaciones y a nuestro trabajo.

En el centro de los tres dominios, como hemos comentado, se encuentra nuestro “yo”, que como todo lo que es valiosos necesita un cuidado y mantenimiento, que lleva un tiempo, por lo que no debemos abandonar o descuidar los compromisos que nos hacemos con nosotros mismos. Cuidarnos a nosotros mismos está en el núcleo de los tres dominios porque los otros dos van a depender de nuestra salud y bienestar.

Por tanto, podemos comenzar por priorizar y reservar tiempo para nosotros ( descansar, hacer ejercicio, meditar,…) Aunque no consigamos siempre controlar lo que obtenemos  del tiempo que dedicamos a cada tarea si es posible controlar el tiempo que le dedicamos, por lo que para lograr vivir la vida que deseamos debemos asegurarnos de que reservamos tiempo para vivir nuestros valores.

En relación con el segundo dominio: las relaciones son importantes. La familia y los amigos nos ayudan a vivir los valores de conexión, lealtad y responsabilidad. Ellos nos necesitan y nosotros les necesitamos a ellos por lo que no debemos limitarnos a ofrecerles el tiempo que nos quede libre. Todos salimos beneficiados si reservamos tiempo en nuestra agenda para ellos.

Este dominio va más allá de la familia. No dedicar tiempo a mantener las  relaciones importantes en nuestra vida es dañino para nosotros. Estudios recientes muestran que la escasez de interacciones sociales no solo conduce a la soledad sino que está ligada a una variedad de efectos físicos perjudiciales.

William Rawlins profesor de comunicación interpersonal en la Universidad de Ohio y que estudia la forma en la que las personas interactúan a lo largo de sus vidas mantiene que las amistades que resultan satisfactorias necesitan tres cosas:

a).- Hablar abiertamente.

b).- Poder depender y confiar .

c).- Disfrutar juntos.

El tercer dominio: el trabajo es seguramente en el que empleamos más tiempo, por lo que es fundamental que nos aseguremos que el tiempo que empleamos en él sea consistente con nuestros valores.

El trabajo puede ayudar a las personas a vivir sus valores de colaboración, esfuerzo y constancia. También nos permite dedicar tiempo a algo que tiene un significado cuando trabajamos por el beneficio de los demás. Desafortunadamente la mayoría de nosotros encontramos que nuestra jornada laboral es un desastre plagado de constantes interrupciones, reuniones innecesarias y el flujo constante de correos.

Para evitarlo es importante clarificar y hacer visible la forma en que empleamos nuestro tiempo en el trabajo para que nuestros compañeros y superiores no se sientan tentados a distraernos con tareas superfluas.

Contar con una agenda detallada y cerrada ayuda a aclarar el pacto de confianza que se tiene que establecer entre los directivos y sus profesionales. A través de revisiones regulares ambas partes pueden tomar decisiones bien informadas sobre si el tiempo de los segundos se está empleando de forma adecuada y ayudarles a asignar tiempo a las tareas más importantes.

Sea en el trabajo o fuera de él el planificar y cerrar nuestra agenda de actividades es un paso esencial para evitar distraernos. Definiendo cómo vamos a utilizar nuestro tiempo y sincronizándolo con los  grupos de interés en nuestras vidas nos aseguramos de que hacemos las cosas que importan e ignoramos las que no. Nos libera de las trivialidades y nos devuelve el tiempo que no nos podemos permitir perder.


1 comentario:

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