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miércoles, 24 de noviembre de 2021

CÓMO SER LÍDERES MÁS HUMANOS

 


Rasmus Hougaard y Jacqueline Carter en hbr.org del pasado 23 de noviembre plantean que la mayoría de las personas piensan que deben optar por una complicada elección binaria: ser una buena persona o ser un líder duro y efectivo. Esta es una dicotomía falsa ya que mostrarnos humanos y tomar decisiones de liderazgo complicadas no son mutuamente excluyentes. En realidad hacer las cosas que son duras con frecuencia es lo más humano que podemos hacer. Para ello existen dos ingredientes clave. Sabiduría y compasión., entendiendo por sabiduría la comprensión profunda de lo que motiva a las personas y el coraje para ser transparentes y para hacer lo que se tiene que hacer, aunque sea incómodo.  La compasión es la cualidad de mostrar genuina preocupación e interés por los demás, acompañada por la intención positiva de apoyar y ayudar.

El estudio realizado por los autores sobre líderes y profesionales de más de 5.000 organizaciones en casi 100 países ha mostrado el extraordinario poder de la sabiduría y la compasión. Los empleados que cuentan con líderes que muestran sabiduría o compasión tienen más experiencias positivas, disfrutan, se sienten comprometidos con su trabajo y sufren menos burnout. Pero cuando un líder demuestra sabiduría y  compasión el impacto sobre el bienestar de los trabajadores y sobre la productividad es sorprendente: la satisfacción en el trabajo es un 86% superior en este caso.

Liderar con una combinación de sabiduría y compasión no es sencillo, necesita práctica y aprendizaje. El primer paso puede ser desaprender lo que podemos pensar que es el ser líder y volver a aprender lo que significa ser humano.

Para promover este enfoque de liderazgo es critico reconocer que no somos el nombre que tenga nuestro puesto de trabajo, somos seres humanos  queriendo conectar a un nivel humano con otras personas.

Los autores proponen las siguientes recomendaciones para incorporar más humanidad a nuestro liderazgo:

1.- Recordar la regla de oro

La compasión en su raíz consiste en el deseo de que los demás sean felices y la disposición para actuar para ayudar a que esto ocurra. Esto es básicamente la expresión de la regla de oro: “Haz a los demás lo que deseas que los demás hagan por ti”. Es un paso para actuar con sabiduría y compasión ya que requiere la consideración de los puntos de vista de los demás, sin olvidar que aunque ponernos en el lugar de los demás es bueno para la reflexión debemos evitar pensar que sabemos lo que la otra persona está pensando o experimentando.

2.- Escuchar con atención

Tenemos dos orejas pero solo una boca. Esto significa que podemos y debemos escuchar el doble de lo que hablamos. Cuando realmente escuchamos a los demás, éstos sienten que son oídos y visibles, lo que satisface una de nuestras necesidades primarias como seres humanos. Si escuchamos con atención, con la mente abierta y la disposición para aprender no solo seremos más sabios sino que podremos verdaderamente ayudar a los demás.

3.- Preguntarnos cómo podemos ser de ayuda

Un proverbio chino dice: “No existe un camino hacia la compasión, la compasión es el camino”. Preguntarnos si existe alguna forma en que podamos beneficiar a los demás es un camino hacia la compasión. Siempre que vayamos a interactuar con alguien dedicar un momento para reflexionar sobre lo que puede estar viviendo esa persona, sobre los retos a los que se enfrenta y sobre lo que le va bien. Luego podemos preguntarnos qué apoyo pueden necesitar para superar sus problemas y qué estímulo pueden necesitar para ser más conscientes de los  puntos ciegos que les están creando dificultades. Reflexionar sobre estas cuestiones antes de encontrarnos con alguien puede ayudar a crear una interacción más humana centrada en el desarrollo y crecimiento.

4.- Ayudar a desarrollar el potencial de los profesionales

Todos queremos que nuestro desempeño sea apreciado. Un buen líder valora quiénes somos ahora pero también nos impulsa para que lo hagamos mejor y saquemos todo nuestro potencial. Esto no es fácil ya que, por ejemplo, cuando alguien está haciendo las cosas bien el insistir para que lo haga mejor puede resultar descorazonador y desmotivador. Pero el liderazgo no consiste en agradar a las personas y hacer que se sientan contentas y cómodas. El liderazgo trata de apoyar a las personas mostrando facetas a las personas a las que puede que quieran abordar. En lugar de apartarse de estas conversaciones complicadas el líder  debe procurar que las personas logren desarrollar todo su potencial como un indicador de su verdadera preocupación por ellas.

Cuando practicamos la compasión sabia al incorporar humanidad a nuestro liderazgo podemos crear una cultura en que todos los profesionales se centren más en establecer verdaderas conexiones humanas. Como líderes no debemos subestimar nunca el impacto que tenemos sobre los demás: tenemos poder sobre parte de sus vidas, sobre el trabajo que realizan y sobre cómo se sienten tratados. Esto hace que sea muy importante el abordar la parte dura del trabajo de liderazgo de una forma humana para que logremos tener más éxito en la forma en que impactamos positivamente en la experiencia de trabajo de los demás, en su sentido de compromiso y en su desempeño profesional.

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