El XIV Congreso de la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria se va a celebrar en Málaga del 26 al 28 de octubre del presente año y gira en torno al lema Dirección Basada en la Evidencia: la necesidad de adoptar la mejor evidencia disponible para tomar las mejores decisiones posibles. Es un buen momento, pues, para analizar el concepto y las características de la dirección basada en la evidencia.
El término gestión basada en la evidencia es relativamente nuevo, aunque la idea de utilizar el resultado de investigaciones para ayudar a la toma de decisiones a los gestores no lo es. Es el resultado de la aplicación de la medicina basada en la evidencia al campo de la administración de empresas
La dirección basada en la evidencia se ocupa de la toma de decisiones a través del uso juicioso, explícito y reflexivo de cuatro fuentes de información: la experiencia y opiniones de los profesionales, la evidencia del contexto local, una evaluación crítica de la mejor evidencia fruto de investigaciones y la perspectiva de las personas que se pueden ver afectadas por la decisión.
Incorpora, entre otras cosas, la mejor evidencia científica disponible para la toma de decisiones. Incluye las opiniones de los profesionales fruto de sus experiencias, las circunstancias del contexto y las consideraciones éticas. Peter Drucker fue seguramente el primero que afirmó que la mayor parte de los problemas de gestión, desde los morales a los estratégicos, son genéricos: “repeticiones de problemas familiares disfrazados como únicos u originales”. Si un problema es genérico los directivos se pueden beneficiar de conocer los principios que los definen como guía para la acción. Si un problema es nuevo la utilización de técnicas de toma de decisión y resolución de problemas puede ayudar a lograr tomar una decisión de calidad aún en situaciones de incertidumbre.
En la dirección basada en la evidencia se tienen que considerar las cuatro fuentes de información previamente mencionadas. La importancia de cada fuente va a depender del tipo de decisión. En unas ocasiones, las opiniones de los grupos de interés o las consideraciones éticas van a tener más peso que el resultado de investigaciones externas en la toma de decisiones. Otras veces si existe poca evidencia interna disponible su influencia sobre la decisión va a ser limitada.
Tenemos que tener en cuenta que al utilizar los resultados de investigaciones y de revisiones sistemáticas sobre un tema es imprescindible emplear el juicio crítico antes de tomar las decisiones y si la evidencia es válida y relevante para ayudarnos a solucionar nuestro tipo de problema.
La dirección basada en la evidencia se fundamenta en los siguientes principios:
1.- Hacer frente a los hechos aunque sean duros y construir una cultura en la que se estimule la sinceridad, aunque pueda resultar incómoda.
2.- Estar comprometido con la obtención de la mejor evidencia y su utilización como guía de las acciones.
3.- Considerar a la organización como un prototipo inacabado, por lo que se debe promover la experimentación y el aprendizaje por la acción.
4.- Buscar los efectos colaterales que pueden derivarse de las decisiones.
5.- Evitar tomar malas decisiones al:
I.- Realizar un benchmarking superficial. Las prácticas que tienen éxito en una organización no tienen por qué tenerlo en otras.
II.- Hacer lo que ha funcionado en el pasado. Hay que hacerse las siguientes preguntas:
¿La práctica que queremos repetir está asociada al éxito pasado?
¿Es la nueva situación tan similar a las pasadas que lo que funcionó en su día lo va a hacer de igual manera en la actualidad?
¿Por qué pensamos que esa práctica ha sido efectiva?
III.- Seguir ideologías o creencias muy arraigadas pero no comprobadas. Tenemos que hacernos las siguientes preguntas:
¿Mis preferencias por una determinada práctica de gestión responden a que se adapta a mis intuiciones sobre las personas y las organizaciones?
¿Solicito el mismo nivel de datos y pruebas en todos los casos o sólo en aquellos en los que no se adaptan a mis creencias?
¿Estoy permitiendo que mis creencias limiten mi deseo de recoger y considerar datos que puedan ser pertinentes para la toma de decisiones?
Los pasos que se pueden dar en el proceso de toma de decisiones basada en la evidencia son:
1.- La definición clara del problema de gestión.
2.- Recogida interna de datos y examen de los mismos para comprobar su relevancia y validez. Puede ocasionar que el problema se reformule tras esta fase.
3.- Identificación de evidencia externa procedente de una revisión sistemática de las investigaciones existentes sobre el tema, análisis de la misma y selección de la evidencia relevante.
4.- Recogida de las opiniones de los grupos de interés y de aquellos colectivos que pueden verse afectados por la toma de decisión y análisis de los aspectos éticos que se van a derivar de la misma.
5.- Análisis crítico de todas las fuentes de información mencionadas e integración de las mismas para llegar a una decisión lógica y razonada. Una vez encontrada la evidencia que es válida e importante para la solución del problema formulado, se debe plantear una doble cuestión: si esta evidencia es aplicable al caso particular y si se puede integrar esa evidencia para solucionar el problema por la vía que se propone. Si la respuesta es afirmativa en ambos casos, entonces sólo queda poner en práctica la acción derivada de la evidencia.
6.- Evaluación de los resultados. El último paso consiste en la evaluación del rendimiento conseguido. Como se trata de un proceso autodirigido, se debe realizar una autoevaluación. Para esto es importante una correcta medición de los resultados de la intervención. La mejor manera de sacar partido a la dirección basada en la evidencia es por medio de un examen profundo de los resultados de su aplicación en el ámbito del trabajo cotidiano. Esto permitirá corregir posibles errores y perfeccionar el propio desarrollo para ajustarlo a las necesidades.
Existe consenso en que es mejor contar con una síntesis de evidencias procedentes de diversos estudios que utilizar únicamente la procedente de sólo un estudio. La metodología que resulta más útil es la de efectuar revisiones sistemáticas para localizar y sintetizar las mejores evidencias, siempre considerando que éstas nunca van a dar respuestas sino que lo que hacen es informar sobre lo que es conocido y lo que no sobre las cuestiones que se plantean en la revisión y las implicaciones que puede tener esta evidencia en relación con las decisiones.
La dirección basada en la evidencia ayuda a los directivos a centrarse en la necesidad de una reflexión profesional y de pensamiento crítico sobre la validez y el valor que tiene las distintas formas de evidencia en las decisiones que toman.
La dirección basada en la evidencia supone la incorporación de principios basados en la mejor evidencia y convierte la evidencia en prácticas que solucionan problemas organizacionales. Estos principios tienen credibilidad sólo cuando la evidencia es clara y ésta en algunos casos es difícil de interpretar y se debe comprobar que es útil en todos los entornos y situaciones. Los directivos que la utilizan se convierten en expertos que toman decisiones organizacionales, de forma objetiva, teniendo en cuenta las ciencias sociales y las investigaciones científicas sobre el comportamiento humano y de las organizaciones y evitando cualquier sesgo subjetivo.
Teniendo en cuenta el gran impacto que las decisiones de los directivos tienen en el destino de sus organizaciones, la competencia directiva es un recurso crítico y con frecuencia escaso. Una mejora en estas competencias está ligada al enfoque centrado en la dirección basada en la evidencia. Los directivos necesitan un aprendizaje basado en realidades no en modas o en conclusiones falsas.
La realidad es que los directivos tienden a trabajar en entornos que dificultan el aprendizaje válido. Estas dificultades surgen fundamentalmente de la adopción generalizada de las últimas modas, que se implementan de forma inadecuada y se descartan prematuramente para incorporar la “última” tendencia. En estas situaciones los directivos no tienen tiempo de aprender por qué sus decisiones fueron erróneas y cuáles podían haber sido las alternativas correctas. La dirección basada en la evidencia conduce a un aprendizaje válido y a la mejora continua.
La legitimidad organizacional es otra de las consecuencias de la gestión basada en la evidencia. Cuando las decisiones se basan en el conocimiento sistemático, condicionado por la experiencia que lleva a una implementación exitosa, las organizaciones tienen más fácil el adquirir compromisos con los grupos de interés. La legitimidad es el resultado de tomar decisiones de forma sistemática e informada, posibilitando que las acciones de las organizaciones sean más justificables a ojos de los grupos de interés.
Entre los obstáculos que existen para su generalización tenemos que:
1.- Menos de un 1% de los directivos de recursos humanos leen la literatura académica regularmente y los consultores que les asesoran tampoco suelen hacerlo.
2.- Aunque la evidencia exista los directivos suelen preferir utilizar la intuición.
3.- Los directivos consideran que limita su libertad de actuación. Si se tiene en cuenta la evidencia y el análisis sienten que pueden perder autonomía y creatividad. No pueden actuar como quieren.
4.- Si las normas en las prácticas de gestión se fundamentan en basar las decisiones en principios validados, los directivos tendrían que asumir la responsabilidad por aquellas decisiones tomadas de manera intuitiva y que no han funcionado.
5.- La dirección basada en la evidencia requiere la capacidad y disposición de buscar y evaluar evidencias, para lo que se necesita tiempo. Las mejores fuentes para la búsqueda de evidencia científica son el meta-análisis, las revisiones sistemáticas y los estudios de intervención controlados y requieren tiempo para su localización y posterior valoración.
6.- Las decisiones directivas a veces implican largo tiempo para ver los resultados y por lo tanto poco feedback. A veces pueden pasar años hasta que se verifique la verdadera calidad de la decisión.
7.- Las decisiones muchas veces son influidas por los grupos de interés que pueden imponer restricciones.
8.- La formación de los directivos es muy heterogénea por lo que pueden no comprender bien los beneficios de la utilización de métodos científicos y prefieren utilizar la experiencia, el poder formal u otras alternativas a la hora de tomar decisiones.
9.- Pocas organizaciones colaboran en la realización de estudios científicos.
10.- Las universidades y escuelas de negocios no enseñan a los directivos a conocer y a utilizar la evidencia científica. Estos tienen que aprender que la evidencia está disponible y cómo pueden utilizarla. Tienen que adquirir la habilidad de convertir los principios basados en la evidencia en soluciones.
El mejor apoyo para la dirección basada en la evidencia consiste en crear una cultura en la organización basada en la evidencia cuyos valores y normas promuevan las decisiones informadas, la evaluación, el feedback y su reflejo en los resultados y el aprendizaje y actualización continua relacionados con las prácticas eficientes. Para ello es necesario contar con directivos bien formados.
La formación debe buscar :
1.- Conseguir que los directivos aprendan a centrarse en principios donde las evidencias son claras y existen relaciones causa-efecto probadas. Los principios basados en la evidencia son la base de los procedimientos que lo que hacen es trasladar dichos principios a la práctica.
2.- Ayudar a los directivos a ser conscientes de los momentos en qué se toman decisiones, para poder buscar previamente las evidencias que nos pueden ayudar a elegir la decisión correcta. Es frecuente que muchas de las decisiones que tienen que tomar a lo largo del día, a menudo no son aparentes. El ser conscientes lleva a los directivos a reflexionar sobre sus interacciones con los demás y sobre su papel en modelar el entorno en el que trabajan
3.- Favorecer el que los directivos aprendan a diagnosticar los factores subyacentes relacionados con las decisiones. El reconocimiento de que se tiene que tomar una decisión promueve el análisis de las condiciones subyacentes que motivan esa decisión. El diagnóstico comienza por aprender a hacer las preguntas apropiadas. El desarrollo de la capacidad de pensamiento crítico es crucial ya que seguramente es la competencia más importante necesaria para la dirección basada en la evidencia.
4.- Contextualizar el conocimiento relacionado con el uso de la evidencia. Implica el que los directivos aprendan a adaptar sus conocimientos a su entorno y a sus circunstancias. Al utilizar la evidencia hay que preguntarse no sólo si funciona, sino si va a funcionar en un determinado contexto y si merece la pena considerarla en ese caso concreto. Los expertos complementan el conocimiento científico con la experiencia.
5.- Apoyar el aprendizaje continuo, para contar cada vez con más evidencias que ayuden a la toma de decisiones.
Para comenzar a crear una cultura basada en la evidencia se pueden dar los siguientes pasos:
1.- demandar evidencias de la necesidad con datos que la avalen, siempre que alguien haga una propuesta o solicite que se introduzcan cambios en la organización.
2.- Analizar la lógica que está detrás de cada evidencia buscando razonamientos defectuosos.
3.- Fomentar la investigación dirigida a comprobar la viabilidad de las estrategias propuestas.
Jeffrey Pfeffer, profesor de Stanford y autor de numerosas publicaciones sobre la dirección basada en la evidencia, plantea una serie de recomendaciones para tomar decisiones basadas en la evidencia:
1.- Considerar a las ideas antiguas como ideas antiguas. Las ideas no surgen de la nada y la mayoría de las ideas “nuevas” en gestión son antiguas ideas con un envoltorio nuevo. Hay que pedir a los autores de estas “Ideas nuevas” que justifiquen cuál es la fuente de estas ideas. No se deben abandonar prácticas que funcionan para incorporar lo último que esté de moda.
2.- Desconfiar de las ideas y estudios rompedores y muy innovadores. El conocimiento suele surgir de otros conocimientos y patrones previos.
3.- Valorar más la brillantez colectiva que al genio aislado. Los "gurus" raramente generan ideas, las comunidades lo hacen. El cambio se produce utilizando la inteligencia colectiva de los profesionales.
4.- Buscar no sólo las excelencias de una idea sino sus fallos e incertidumbres. Hay que explorar de forma honesta las posibilidades negativas.
5.- Adoptar un enfoque neutral a las ideologías y teorías. Hay que analizar todos los datos y evidencias, no sólo lo que se ajusta a nuestras creencias y prejuicios.
Como conclusión podemos afirmar que la gestión basada en la evidencia facilita a los directivos un camino para progresar hacia la adquisición de una mayor experiencia mediante el desarrollo de modelos sistemáticos y válidos de prácticas profesionales.
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