Scott Wilson y Philip Rucker en la edición del miércoles 7 de noviembre del Washington Post analizan, según su opinión, cuál ha sido la estrategia que ha desembocado en el triunfo de Obama en las elecciones presidenciales del pasado martes.
Plantean
que al comienzo de la pasada primavera los veteranos responsables de organizar
la campaña de Obama, radicados en Chicago, se enfrentaron a la pregunta de que
podían hacer para derrotar a Mitt Romney.
La primera
elección que hicieron de acuerdo con sus compañeros en la Casa Blanca, fue la
de decidir el enfoque de la campaña: se centraban en atacar la imagen de Romney
como diletante , que de ser el gobernador centrista de Massachusetts se torna
en conservador para conseguir la nominación del partido republicano o por el
contrario utilizar su carrera profesional como director de Bain Capital para presentarle
como un protector de los privilegiados a costa de la clase media.
Seleccionaron
la segunda opción y comenzaron a mostrarle como un ejecutivo sin corazón, que
despide gustosamente a los trabajadores y que estaba totalmente desconectado de
la forma en la que el americano medio vive. Este enfoque se vio reforzado, a lo
largo de la campaña, por los errores
que, en este sentido, fue cometiendo Romney.
Los
estrategas de Obama decidieron que debían intentar encauzar el curso de la
campaña en el verano, mientras que los de Romney pensaban que los esfuerzos y
la inversión se debían centrar más en el otoño, cuando los votantes parece que
empiezan a pensar más en sus preferencias y que el mensaje que querían
transmitir de que lo más importante era la creación de empleo convencería a la
nación de que había llegado el momento de que se produjese un cambio.
La
intensificación de los ataques a Romney empezó a preocupar a los partidarios de
Romney y la familia de éste empezó a sugerir que había llegado la hora de
contar la "verdadera historia" del candidato, pero sus consejeros
pensaron que el tiempo oportuno sería más tarde cuando comenzasen la convención
y los debates.
La
decisión de Obama en centrar la campaña en intentar desprestigiar la figura de
Romney como presidente de todos los estadounidenses ayudo a despertar un tono
agresivo en la misma.
Uno de los
elementos más críticos de su victoria ha sido el vasto trabajo que su staff
realizó el año pasado revitalizando la organización de base que había
permanecido prácticamente dormida durante los años de la presidencia de Obama y
movilizando así a colectivos como los
africoamericanos, latinos, mujeres y jóvenes.
Obama
tenía en contra los malos resultados económicos, pero algunas estrategias de
Romney le ayudaron: la condena de los americanos que no pagan impuestos, la
elección de su vicepresidente entre otras.
En la
recta final de la campaña Obama perdió gran parte de su ventaja por su
deficiente actuación en el primer debate con su contrincante, pero al final el
huracán Sandy llegó y le ayudó.
Esta
campaña ha sido distinta de la anterior, por decisión estratégica y por
necesidades financieras que le han hecho que se centrase más en herramientas de
micromarketing que en las dotes de orador del presidente. Éste se centró en
intentar debilitar la imagen de Romney y sus seguidores en buscar el apoyo de
los votantes indecisos pero que pensaban que podían ser persuadidos.
La campaña
comenzó en enero de 2011 cuando los que iban a ser responsables de la misma se
trasladaron de la Casa Blanca a Chicago para aislarse de distracciones y pensar
cómo podían contrarrestar la campaña del candidato republicano que suponían iba
a contar con más fondos que la suya. Tuvieron la suerte de que
sorprendentemente los republicanos no comenzaron su campaña con lo que tuvieron
tiempo para preparar la suya sin tener que neutralizar información negativa por
parte republicana. dedicaron el tiempo a abrir oficinas de campo, comenzar su
campaña en estados clave y enriquecer sus bases de datos sobre los votantes con
información, como por ejemplo de sus hábitos y preferencias, de la que carecían en las elecciones
anteriores. También les permitía determinar cuáles eran las tendencias de voto
o si los votantes iban a ejercer su derecho o no.
En el
verano de ese año Obama tenía serios problemas sobre el techo de la deuda
estatal que parecían contrarrestar los progresos que estaban obteniendo desde
Chicago y una encuesta de Gallup demostraba que sólo contaba con el apoyo del
38% de los ciudadanos.
Durante
las vacaciones reflexionó y durante los meses siguientes inyectó un lenguaje
populista en sus mensajes de defensa de la clase media y sus valores y de paso
de ataque a lo que representaba Romney.
Éste
último centró su batalla para conseguir su nominación como candidato
republicano en un giro hacia la derecha sugiriendo la
"auto-deportación" para acabar con los inmigrantes ilegales, lo que
posteriormente inclinó el voto latino en favor del presidente. Definió también
su etapa como gobernador como extremadamente conservadora. al finalizar su
campaña de nominación se encontró sin fondos y con una imagen política muy
deteriorada.
Sus
asesores empezaron a prepararse para las críticas y ataques revisando las
actuaciones de Romney en su periodo en Bain Capital y pensaron que tenían la situación
controlada, pero los demócratas comenzaron a enviar a ex-trabajadores de la
empresa que habían sido despedidos durante la dirección de Romney, a los actos
electorales en los que éste participaba para cuestionarle.
Otro problema con el que se encontró
el candidato republicano es el de su fortuna personal. No estaba cómodo
hablando sobre el tema ya que se estima que asciende a una cantidad que oscila
entre 190 y 250 millones de dólares. Sólo quiso hacer públicas las declaraciones de renta de dos años lo que
sirvió para que los demócratas sugiriesen que estaba ocultando algo. Esta
imagen se reforzó por los planes de ampliación de su casa de la playa en
California que incluía un ascensor para coches, las aficiones de su mujer por
un deporte ecuestre de élite y sus visitas a su complejo residencial en New
Hampshire.
Los republicanos contraatacaron
resaltando los fallos de la presidencia de Obama en la gestión de la economía
del país.
La elección
de Paul Ryan como candidato a vicepresidente en el bando republicano fue considerada
un error por los demócratas ya que no era un político muy conocido y sus ideas
en el campo fiscal y social se consideraban muy conservadoras. Ryan quería viajar a las ciudades del interior del
país para exponer sus ideas sobre la necesidad de potenciar el autodesarrollo a
nivel personal pero los responsables de la campaña temían la reacción de los
posibles votantes y los ataques de los demócratas por lo que no le dejaron
hacerlo hasta que la campaña estuvo muy avanzada.
Romney evitó
también, durante su campaña, abordar los temas de política internacional tras un
viaje poco afortunado a Inglaterra, Polonia e Israel. Posteriormente en la
crisis surgida con los países árabes por un vídeo considerado antimulsuman se
precipitó y emitió un comunicado en el que acusaba a Obama de simpatizar con
los intereses antiamericanos en el mundo mulsuman. estas declaraciones fueron
muy criticadas incluso desde su propio partido y Romney reconoció su error a
sus colaboradores pero no a nivel
nacional pues temía la reacción del ala más conservadora del partido si lo hacía.
A partir de ese momento evitó hacer comentarios sobre los sucesos de Libia en
la campaña, lo que pudo a la larga perjudicarle porque un sondeo publicado una
semana antes de las elecciones demostraba que la mayoría de los votantes no
aprobaban la gestión que hizo Obama de la crisis en Bengasi.
Una semana
después de estos sucesos una revista empezó a publicar grabaciones clandestinas
recogidas de las palabras de Romney, en
un acto de recogida de fondos la primavera anterior, en las que hablaba de
forma burlona y despreciativa del 47% de americanos que no pagan impuestos,
manifestando, ante sus "invitados" que habían pagado 50000$ por
persona para atender al evento, que
nunca les convencería de que deberían asumir la propia responsabilidad sobre
sus vidas y sus necesidades. Este vídeo sirvió para reforzar toda la estrategia
de Obama de que el interés principal de Romney se centraba en proteger a los
ricos como él y aprovecharon para emitir un comunicado en el que denunciaban
que Romney pretendía excluir a la mitad de la población.
La semana
siguiente se amplió el liderazgo de Obama en las encuestas y parecía que éste
iba a resultar claramente el vencedor, pero los responsables de su campaña
estaban preocupados porque gran parte de los posibles nuevos votantes venían
del campo republicano descontentos con las declaraciones de Romney, y temían
que en el momento de tomar la decisión final se inclinasen por éste.
Los
consejeros de Obama le insistieron, por esta razón, que preparase muy bien el
primer debate pero el presidente, seguramente por un exceso de confianza, no les hizo caso y rehusó hacerlo. Romney,
mientras tanto, se centró en su preparación y empezó a cambiar sus
declaraciones y moderar su tono para acercarse al centro en las cuestiones que
podían ser importantes para los votantes indecisos. Sus esfuerzos dieron sus
frutos y salió vencedor de un debate en el que los electores vieron a un Obama
distraido y desinteresado. Los sondeos mostraron tras el debate que la
distancia entre ambos candidatos se acortaba.
Obama reaccionó,
reconoció su error y empezó a preparar en profundidad el segundo debate.
Mientras tanto el vicepresidente Joe Biden había estado preparando su debate contra
Ryan durante meses y sus asesores habían preparado más de un centenar de
preguntas que le podían hacer y sus respuestas. Biden triunfó en su debate
haciendo una agresiva defensa de la labor de la administración de Obama durante
los años previos.
En la recta
final de la campaña ambos candidatos recorrieron los estados de resultado
incierto para intentar ganar apoyos por parte de los votantes. La llegada del
huracán Sandy contribuyó a inclinar la balanza hacia Obama, ya que abandonó
momentáneamente la campaña para ayudar a gestionar la crisis de forma eficiente
y estar presente en las zonas más afectadas. Su respuesta al liderar las
acciones de emergencia fue alabada hasta por algunos republicanos, como el caso
de Chris Christie, gobernador republicano de Nueva Jersey, uno de los estados
más afectados y hasta ese momento uno de los apoyos más importantes de Romney.
Christie agradeció los esfuerzos de Obama con las siguientes palabras:
"Nunca podré agradecer suficiente al presidente por su preocupación
personal y actitud compasiva hacia nuestro estado".
El discurso de Obama tras su victoria es un ejemplo de
conciliación y optimismo.
Estimada Isabel,
ResponderEliminarAntes de nada, enhorabuena por tu blog, y agradecer la generosidad que demuestras en la calidad de los contenidos.
Permite que te envíe un enlace al respecto de esta entrada, esperando que te resulte de interés:
http://www.publico.es/internacional/445113/el-arma-total-de-obama-para-vencer-a-romney-un-megacerebro-informatico-que-controla-facebook
Recibe un saludo cordial,
Pedro GF.