El boletín “Leading Effectively” del Center for Creative Leadership del
mes de abril incluye un artículo, “What Drives Ambition — and Are You Going Too
Far?”, en el que los editores plantean que aunque necesitamos ser ambiciosos
para tener éxito, esa ambición nos puede ocasionar problemas.
Las investigaciones que han llevado a cabo en el
centro muestran que los líderes que no manejan adecuadamente su ambición pueden
dañar no sólo sus carreras, sino el éxito de su organización.
Un exceso de ambición nos puede llevar a:
a).- Tomar decisiones estratégicas pobres y
sesgadas.
b).- Mantener relaciones interpersonales con
dificultad.
c).- Carecer de la confianza de los demás.
Existen tres necesidades básicas que mueven la
ambición:
1.- LA NECESIDAD DE
COMPETENCIA. Queremos ser competentes y que los demás nos consideren así.
Tener la razón, tomar las decisiones correctas, hacer las cosas adecuadas nos
hace sentirnos capaces y tener confianza en nosotros mismos. Pero debemos tener
cuidado y no caer en el error de tener la necesidad de hacer siempre todo bien
desde la primera ocasión. Si nuestro deseo de competencia es exagerado nuestro
sentido de superioridad, competitividad y orgullo se lleva a extremos
excesivos. El deseo de tener siempre razón, vencer una batalla y lograr
nuestras metas personales puede afectar nuestra habilidad de hacer las
cosas con los demás y a la larga actuar negativamente en nuestro desarrollo
profesional.
2.- LA NECESIDAD DE
LOGRO. Valoramos el trabajo duro y el desempeño de alto nivel. La necesidad
de logro hace que podamos ejercer una presión intensa hacia nosotros mismos y
los demás para obtener un desempeño determinado. Si esta necesidad es excesiva
puede hacer que presionemos demasiado y logremos el agotamiento, tanto
personal, como de los que nos rodean. Nos lleva a comportarnos de manera
unilateral y con aspereza. La sensación de poder y de tener el control nos
motiva. Llevada al extremo la necesidad de logro puede tener un efecto negativo
en los compañeros, equipos y la organización, así como en la familia, amigos y
la salud personal a largo plazo.
3.- LA NECESIDAD DE
RECOMPENSA. Deseamos tener éxito, sentir que tenemos éxito y ser vistos
como personas que triunfan. Esto incluye los privilegios, beneficios y honores
que acompañan al éxito. Si nos preocupamos en exceso de nuestro perfil personal
corremos el riesgo de perder de vista el contexto real de nuestro trabajo.
Cuando nuestro deseo de status es exagerado dedicamos demasiados esfuerzos para
proteger nuestro nivel y sus privilegios. Al promocionarnos excesivamente los
demás se pueden resentir y disminuirán nuestras posibilidades de motivarles
y de lograr su colaboración.
Manejar correctamente la intensidad de estos tres
motores de la ambición requiere un profundo autoconocimiento, así como una
comprensión profunda del contexto en el que nos movemos. Una ambición moderada
y equilibrada es normalmente la mejor solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario