Chip R. Bell, consultor y autor de numerosos libros, siendo el más reciente
la nueva edición de "Managers as Mentors: Building Partnerships for Learning" en el boletín de la
American Management Association del pasado 6 de mayo, resaltaba el papel
importante que tiene para los líderes de
organizaciones innovadoras el aprendizaje continuo, tanto el propio como el de
sus colaboradores.
El autor señala que las compañías más innovadoras
del mundo están lideradas por profesionales que presentan una característica
común muestran tanto interés por el aprendizaje continuo como por los avances y
descubrimientos. Tras una amplia investigación, reflejada en el libro " The Innovator’s DNA", sus autores Jeff Dyer, Hal Gregersen y Clayton Christensen encontraron que los
líderes innovadores observan el mundo como antropólogos: hacen preguntas
provocativas y perturbadoras y experimentan continuamente. En otras palabras están aprendiendo permanentemente.
Los líderes ejercen
un papel más poderoso de modelos cuando aprenden que cuando enseñan, según
Rosabeth Moss Kanter, profesora de Harvard Business School, ya que van creando
una cultura de la curiosidad en sus organizaciones al mismo tiempo que van
aprendiendo. Generan culturas de descubrimiento. Para ello los líderes según
Bell:
1.- Comunican
un propósito convincente y claro. Los grandes líderes, también, demuestran su pasión por aprender planteando
constantemente a sus profesionales preguntas sobre la experiencia de sus
clientes, el progreso de los proyectos y el desarrollo de nuevas iniciativas.
Lo hacen mostrando interés y genuina curiosidad y no un ánimo inquisidor.
Buscan todas las oportunidades de aprendizaje y de comunicar a sus
colaboradores que la exploración de lo desconocido es tan importante como
mantener lo conocido.
2.- Narran
historias que refuercen la misión y visión de la organización.
3.- Alejan
el temor de equivocarse. Si los líderes afrontan los errores de sus
profesionales con críticas lanzan un mensaje muy diferente de aquellos que son
capaces de considerar los fallos como oportunidades de aprender y de resolver
problemas.
Sin riesgo
no hay aprendizaje. Pero con el riesgo aparece la posibilidad de cometer
errores honestos y ocasionales. Si promovemos la aventura estamos manifestando
confianza en nuestros colaboradores. Cuanto mayor es la confianza mayor es la
libertad y con ella la responsabilidad. La labor del líder es conseguir que sus
profesionales se sientan cómodos con adquirir cada vez mayor grado de autonomía
y responsabilidad. Cuando ocurren los fallos se asumen de forma explícita y la
excelencia se celebra aunque no haya obtenido los resultados esperados.
4.- Enseñan
a desaprender no sólo a aprender para abandonar perspectivas anticuadas y
tradiciones sin sentido. Promueven un entorno de experimentación continua que
facilita la innovación a todos los niveles de la organización y el
cuestionamiento del status quo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario