Vineet Nayar , fundador de la
Fundación Sampark y autor de “Employees First, Customers Second”, en HBR.org del presente mes, plantea que
por su experiencia existen tres tipos
especialmente ineficaces de jefes y propone sugerencias para poder
trabajar con ellos:
I.-
EL JEFE INDECISO.
Los jefes pueden mostrarse
indecisos por múltiples razones: ser perfeccionista y no tomar una decisión
hasta que no se cuenta con todos los datos posibles, encontrarse paralizados
por la incertidumbre o sencillamente preferir la aparente seguridad del “status
quo”. Cualquiera que sea la causa los profesionales odian a estos líderes. Una
decisión pobre puede ser corregida, pero la indecisión es fatal. Nayar sugiere
que para ayudar al indeciso sus colaboradores pueden:
a).- Definir antes de decidir. En lugar de
pedirles una decisión se puede involucrar al líder en la definición del
problema. Einstein dijo en una ocasión: “Cuando tengo una semana para
solucionar un problema en apariencia de resolución imposible, dedico 6 días a
definirlo y luego la solución es obvia”. Una forma segura de acercarnos a una
decisión es hacer numerosas preguntas. De esta forma se le abren al jefe nuevas
perspectivas y puede sentirse más cómodo al tomar una decisión.
b).- Forzar el primer paso. Las grandes
decisiones se pueden dividir en otras más pequeñas. El psicólogo Gary Klein
estudió la forma de tomar decisiones de los bomberos y del personal sanitario
que normalmente no tienen mucho tiempo para pensar antes de actuar. Llegó a la
conclusión de que iban probando soluciones hasta que encontraban aquella que
funcionaba. Mejoraban sus habilidades de toma de decisión a través de la
experiencia, por lo que su primera opción
normalmente no era debida al azar, sino que era la que pensaban que iba
a funcionar mejor. Por lo tanto, lo que necesitamos de este tipo de líderes es
que tomen una pequeña decisión que nos permita empezar a trabajar y dar el
primer paso, luego otra para el siguiente e ir poco a poco consiguiendo
resultados.
c).- Generar confianza. Los jefes
indecisos buscan colaboradores con los que puedan hablar antes de tomar una
decisión. Podemos intentar convertirnos en esa persona en las que nuestro jefe
confía para poder ayudarle a tomar decisiones sin demoras.
d).- Mantener una conversación. Celebrar una
reunión del equipo con el jefe en la que se le exponga cómo su comportamiento
está afectando la productividad y moral del mismo. Ser honestos pero
respetuosos al hacerlo. Cuando los directivos indecisos se enfrentan a
profesionales decididos tienden a tomar decisiones inmediatamente.
II.-
EL JEFE INSEGURO.
Los directivos se supone que deben motivar a sus
profesionales, no competir con ellos, pero con frecuencia inhiben el talento de
éstos y el desarrollo de buenas ideas debido a sus propias inseguridades. Nayar
sugiere que ante este tipo de jefe podemos:
a).- Comprender la causa raíz, dando un paso hacia
atrás para contemplar todo el entorno. Muchas presiones, tales como el
cumplimiento de los objetivos al final del ejercicio o proyectos inacabados,
por ejemplo, pueden ser el origen de la ansiedad del jefe. Debemos asegurarnos
de no alimentar las inseguridades de nuestro jefe actuando de forma demasiado
agresiva, abordándole, por el contrario, de forma colaborativa para intentar
obtener mejores resultados.
b).- Actuar con mayor transparencia. Los jefes
dubitativos temen lo desconocido y para conseguir su confianza hay que actuar
con transparencia, por lo que aunque requiera mayor tiempo y esfuerzo tenemos
que procurar compartir con ellos toda la información que sea posible.
c).- Apreciar las fortalezas. La inseguridad
frecuentemente es un reflejo de la baja autoestima, por lo que hay que intentar
reforzar al jefe para que se centre en desarrollar sus fortalezas en lugar de
sentirse amenazado por sus debilidades.
III.- EL
JEFE “QUE TODO LO SABE”.
Algunos ejecutivos piensan que saben todo. Asumen que
son los más listos del entorno, que son los únicos que están interesados en
triunfar y constantemente cuentan historias de cómo han conseguido realizar
cosas que parecían imposibles en el pasado. Creen, también, que sin ellos todo
se vendría abajo. Estos líderes no son incompetentes, pero desearíamos que
confiasen más en nosotros, nos escuchasen más y fuesen más inclusivos. El autor
sugiere que ante un jefe de semejantes características podemos:
a).- Permitir que descubra nuestras ideas. Debemos
presentarle nuestras ideas como si tuviésemos dudas sobre su eficacia y
necesitásemos su inestimable ayuda y sabiduría para que él las termine de
definir y perfilar.
b).- Canalizar la energía del jefe. Este tipo de jefes
necesita novedades constantemente. Una vez que tienen una nueva idea para jugar
con ella dejan en paz a sus colaboradores para que puedan hacer su trabajo. El
truco consiste en encontrar áreas productivas de distracción para que la
organización se beneficie de la energía del jefe.
c).- Procurar que el jefe experimente y tome contacto
con la realidad.
Si, a pesar de todas estas recomendaciones, no nos
sentimos con fuerzas de soportar a nuestro jefe podemos hacer lo que hizo la
protagonista del siguiente vídeo:
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