Francesca Gino, profesora de administración de empresas en la Universidad de Harvard, en
el Blog de Harvard Business Review del pasado 16 de marzo aborda las
complejidades de las dinámicas de los grupos en relación con los introvertidos
y extrovertidos.
Comienza
por plantear un breve test de personalidad en el que debemos indicar en qué
grado las siguientes palabras nos describen en un rango del 1(nada) al 5
(mucho): asertivo, hablador, osado, no reservado y energético.
Según la autora si nuestra puntuación está por
debajo de 10 seguramente nuestra personalidad será introvertida. Si este fuese
el caso no estaríamos solos ya que diversas investigaciones muestran que los
introvertidos suponen de un tercio a un 50% de la población. El problema surge
porque la mayoría de los lugares de trabajo están diseñados teniendo en mente
exclusivamente a los extrovertidos, lo que se comprueba al analizar los rasgos
asociados a cada una de estos dos tipos de personalidad:
a).-
Los extrovertidos gravitan hacia los grupos y la acción constante y suelen
pensar en voz alta. Reciben su energía de estímulos externos, tales como las
interacciones personales, las reuniones sociales y las ideas compartidas. Estar
rodeados de personas les transmite energía.
b).-
Los introvertidos, por el contrario normalmente rechazan el ruido, las
interrupciones y las grandes concentraciones de personas. Prefieren la soledad,
el tiempo para pensar antes de hablar o actuar y la construcción de relaciones
a nivel individual, no colectivo. Se recargan con la reflexión, la
introspección y se centran profundamente en su trabajo.
Gino
comenta que los resultados de sus investigaciones, sobre el tema, sugieren que
cuando ambas personalidades se encuentran en equipos donde tienen que
interactuar y en ocasiones liderar el éxito va a depender del tipo de miembros
del equipo al que tienen que liderar:
1.-
Los extrovertidos pueden ser líderes muy eficaces cuando los integrantes del
equipo son leales seguidores y necesitan guía desde arriba, ya que transmiten
la visión, asertividad, energía y los contactos necesarios para mostrarles una
dirección.
2.-
Los introvertidos son mejores, en cambio, cuando tienen que trabajar con
colaboradores proactivos, con iniciativa para introducir cambios, proponer
nuevas visiones y promover estrategias más adecuadas, ya que no se sienten
amenazados por éstos, como ocurre con los extrovertidos, que sienten que se les
resta protagonismo y se cuestiona su liderazgo, autoridad y estatus, por lo que
van a procurar anular las sugerencias y desanimar las contribuciones de los miembros de su equipo. Los líderes introvertidos, por el
contrario, se sienten cómodos escuchando y considerando cuidadosamente las aportaciones
de sus profesionales.
Estos
hallazgos coinciden con los resultados de diversos estudios sobre lo que se
conoce como la complementariedad en la dominancia (la tendencia de los grupos a
estar más cohesionados y ser más
eficaces cuando existe un equilibrio entre miembros sumisos y dominantes).
También, sugieren que los introvertidos son capaces de utilizar sus fortalezas
para sacar lo mejor de los demás. Pero éstas con frecuencia se encuentran encerradas
por la forma en la que el trabajo está estructurado.
La
autora pone el ejemplo de las reuniones en nuestras culturas en las que parece
que se fomenta que éstas sean competiciones para ver quién es capaz de ser más
locuaz y hablar más alto, donde el espacio de trabajo es abierto y las mesas
prácticamente están pegadas unas a otras y dónde lo que se valora son el
carisma, el alto nivel de autoestima y la sociabilidad, los introvertidos
sienten que tienen que adaptar su personalidad para integrarse, pero el hacerlo
tiene un precio, tanto para ellos como
para la organización. Algunas empresas,
para evitar estas situaciones, están realizando nuevos enfoques. En Amazon las
reuniones comienzan con un periodo de silencio total. Antes de que se inicien
las conversaciones los participantes deben leer un informe de seis páginas
sobre los puntos a tratar en las mismas durante 20 o 30 minutos. El director
general de Amazon, Jeff Bezos, implantó este proceso tras ser consciente de que
los profesionales no solían leer los documentos mandados con anterioridad al
comienzo de las reuniones. Leer juntos consigue que la atención de todos se
centre en los temas a tratar.
Otro
valor añadido de esta iniciativa es el que ocurre al redactar los informes, a
los que llaman “narrativas”, ya que el autor debe contar una historia que
incluya el conflicto a resolver y la propuesta de soluciones que puedan satisfacer a todos los grupos de interés. El escribir fuerza a los que lo hacen a razonar sobre lo
que van a presentar y a buscar argumentos sólidos para defender sus ideas y
equilibra el campo de juego para los miembros del equipo que difieren en su
nivel de introversión-extroversión.
Después
de dedicar un tiempo a la lectura el grupo puede dedicarse a las discusiones
constructivas, llegando a entendimientos y acuerdos compartidos. El proceso
concede a los introvertidos el tiempo necesario para articular sus ideas y
lograr, en algunas casos, el valor para exponerlas y a los extrovertidos les
anima a reflexionar y a mostrarse más abiertos y receptivos a las propuestas de
sus compañeros más silenciosos.
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