Chris Anderson director de TED Talks, en su libro “TED Talks. The oficial TED guide to public speaking”, que estamos comentando, explica los fundamentos de una presentación inolvidable. Como herramientas principales recomienda utilizar las siguientes: Conexión, narración, explicación, persuasión y revelación.
I.- CONEXIÓN
Antes
de introducir una idea en la mente de alguien necesitamos su permiso. Las
personas se muestran naturalmente cautas antes de abrir sus mentes a completos
extraños. Tenemos que encontrar una forma de vencer esa cautela y la forma de
hacerlo es haciendo visible nuestro lado más humano.
Escuchar
una charla es algo completamente distinto a leer un ensayo. No son sólo las
palabras las que nos van a influir, sino también la persona que las transmite.
Para tener impacto tiene que existir una conexión humana. Podemos dar la charla
más brillante pero si primero no conectamos con la audiencia no vamos a
conseguir nada.
Las
personas no somos máquinas. Somos criaturas sociales que poseemos armas para
protegernos del conocimiento peligroso que contamina el mundo del que dependemos.
Entre ellas destacan el escepticismo, la desconfianza, el aburrimiento o la
incomprensión. Por tanto, nuestra primera tarea como oradores consistirá en
encontrar una forma de neutralizar esas armas para construir un nexo de unión
con la audiencia para que permitan el acceso a sus mentes durante unos minutos.
El
autor propone para conseguir establecer esta conexión vital temprana:
1.- CONTACTAR VISUALMENTE DESDE EL PRINCIPIO. Las
personas nos caracterizamos por hacer juicios instantáneos sobre los demás y
decidir si nos gustan o no, si son amigos o enemigos, sabios o aburridos,…Las
razones que utilizamos para hacer estos juicios rápidos suelen ser
sorprendentemente banales: cómo viste, camina, su expresión facial o su
lenguaje corporal, por ejemplo van a influir en nuestra apreciación de los
demás.
Los
oradores expertos saben cómo encontrar la forma de establecer una conexión con
la audiencia desde el principio que cause una buena impresión. Puede ser algo
tan sencillo como caminar con seguridad por el estrado, mirar alrededor,
establecer contacto visual con dos o tres personas y sonreír.
Todos
podemos establecer contacto visual con los miembros de la audiencia y sonreír
un poco. Hacerlo marca una gran diferencia porque los humanos hemos desarrollado
una sofisticada capacidad para captar lo que piensan los demás mirándoles a los
ojos. De forma inconsciente podemos detectar los más mínimos movimientos en los
músculos oculares de la cara del otro y utilizar esta información para juzgar
no sólo lo que está sintiendo esa persona sino, también, si podemos confiar o
no en ella.
Los
científicos han mostrado que dos
personas si se miran a los ojos fijamente activan las neuronas espejo que
ayudan a adoptar el estado emocional de la otra persona. Si sonrío conseguiré
despertar una sonrisa en el interior del otro, por ejemplo. Al mirarnos
nuestras mentes se sincronizan y la profundidad con la que esto ocurre va a
estar determinada, en parte, por el grado en que instintivamente confiemos en
el otro.
Cuando
entremos en el escenario de nuestra presentación tenemos que concentrarnos en
pensar en una cosa: nuestro entusiasmo ante la posibilidad de compartir nuestra
pasión con la audiencia. No debemos apresurarnos para comenzar a hablar, antes
debemos seleccionar a un par de personas, mirarlas a los ojos, saludar
brevemente con la cabeza y sonreír.
2.- MOSTRAR VULNERABILIDAD.
Una de
las mejores formas de desarmar a una audiencia consiste en comenzar revelando
nuestra vulnerabilidad. Por ejemplo si te sientes nervioso puede repercutir en
tu favor Las audiencias pueden detectar instantáneamente y en lugar de
despreciarnos por ello suelen sentirse más cerca de nosotros.
La
vulnerabilidad es una de las herramientas más poderosas con que cuenta un
orador pero debe manejarse con cuidado y se debe tener precaución con la
información personal que se comparte.
El
humor aleja las principales resistencias para escuchar una charla. Rápidamente
vamos a gustar a las personas que se
ríen con nosotros y si les gustamos nos van a tomar más en serio ya que vamos a
derribar defensas y de esta forma tenemos la oportunidad de comunicarnos
realmente con nuestra audiencia.
El
humor es un arte que no todos dominan, si no lo hacemos es mejor no intentarlo.
Tom Rielly recomienda:
1.-
Contar anécdotas relacionadas con el tema que vamos a tratar donde el humor
surja de forma natural. El mejor humor se basa en la observación de las cosas
que ocurren en nuestro alrededor para después mezclarlas o exagerar sobre
ellas.
2.- Tener
un comentario divertido preparado por si nos confundimos o metemos la pata. De
esta forma la audiencia se identifica con nosotros y ganamos de forma
instantánea su simpatía.
3.-
Incorporar el humor en nuestras presentaciones gráficas.
4.-
Utilizar la sátira diciendo lo contrario de lo que pensamos, para después
revelar nuestra intención.
5.- El
momento es fundamental. Si existe un tiempo para las risas debemos dejar que se
asiente haciendo una pausa, sin que parezca que buscamos el aplauso de la
audiencia.
6.- Es muy importante
tener en cuenta y aceptar que si no somos graciosos no debemos tratar de ser
graciosos. Podemos hacer pruebas con familiares o amigos y ver su respuesta.
Entre los riesgos que nos encontramos si utilizamos el humor destacan:
a).- El lenguaje
ofensivo o los comentarios fuera de lugar. Tenemos que recordar que no estamos en un club nocturno.
b).- Los poemas y rimas
aparentemente graciosos.
c).- Los juegos de
palabras.
d).- El sarcasmo.
e).- La duración
excesiva.
f). El humor basado en
la religión, la identidad de género, la raza o la política. Los miembros que
pertenecen a esas comunidades pueden hacerlo, el resto no.
Estos riesgos bien
gestionados pueden funcionar en situaciones muy concretas pero se pueden volver
en nuestra contra si miembros de la audiencia se sienten ofendidos.
4.-
APARCAR NUESTRO EGO.
No hay nada que dañe
más una charla que un orador narcisista y lleno de sí mismo ya que no vamos a
confiar en él. Salman Khan recomienda: “Se tu mismo. Las peores presentaciones
son aquellas en las que alguien intenta ser lo que no es. Por ejemplo, si eres
emocional muéstrate emocional, pero la única excepción se plantea en el caso de
que seas arrogante y estás centrado en ti mismo. Entonces debes pretender ser
otra persona”.
El ego emerge de muchas
formas que pueden ser invisibles para el orador que está acostumbrado a ser el
centro de atención:
a).- Referirse a si
mismo y dejar caer su nombre con frecuencia.
b).- Contar historias
que parecen diseñadas exclusivamente para su lucimiento.
c).- Jactarse de sus
logros o los de su organización como propios.
d).- Centrar la charla
en sí mismos en lugar de en una idea que otros puedan utilizar.
No tenemos que olvidar
nunca lo básico que es que el propósito de una charla es regalar una idea, no
la autopromoción.
5.-
CONTAR UNA HISTORIA
Una de las principales
funciones de narrar historias es establecer la conexión con la audiencia.
Normalmente las personas adoramos las historias. Tienen la capacidad de generar
instantáneamente interés, empatía, emoción e intriga. Pueden establecer el
contexto de una charla y lograr que la audiencia se interese por el tema que
vamos a tratar.
Las historias pueden
utilizarse en cualquier momento de una charla: es una buena forma de empezar
nuestra intervención, pueden ser muy ilustrativas introducidas a lo largo de la
misma y en ocasiones, aunque no con tanta frecuencia, son una forma adecuada de
cerrar la charla.
Las historias que
suelen generar la mejor conexión son las basadas en nuestras experiencias o en
las de personas cercanas a nosotros. Historias sobre equivocaciones, torpezas, mala suerte,
peligros o desastres en las que nos hayamos visto involucrados, si se cuentan
con sinceridad logran que los oyentes se enganchen realmente, ya que comienzan
a compartir algunas de nuestras emociones, a interesarse por nosotros y
empezamos a gustarles.
Pero debemos tener
cuidado ya que algunas historias pueden llegar a parecer que tienen matices de
jactancia o manipulación. Si explicamos la forma sorprendente en que
convertimos un problema en un éxito resonante en lugar de estar conectando es
posible que estemos alejando a nuestra audiencia.
La recomendación que
propone Anderson es ser auténticos y para ello un buen test consiste en
imaginar si contaríamos la historia a un grupo de amigos y en caso afirmativo
cómo lo haríamos. Los amigos detectan con facilidad lo que suena falso, pero
también lo hacen las audiencias.
6.-
GESTIONAR EL PENSAMIENTO TRIBAL
Éste es el mayor
asesino de la conexión. Una de los tipos de audiencia más complicada con las
que nos podemos encontrar es aquella constituida por una comunidad muy cerrada
que sabemos que en principio va a rechazar las ideas que planteamos. Ocurre con
frecuencia con los temas políticos o religiosos ya que determinadas creencias
pueden estar tan arraigadas que si un orador parece que las está amenazando o
cuestionando y lo que va a conseguir es que la audiencia en lugar de escuchar
se cierre y desconecte o se “encienda”.
Si queremos llegar a
personas que radicalmente están en desacuerdo con nosotros nuestra única
oportunidad consiste en ponernos en su lugar lo mejor que podamos. No debemos
utilizar lenguaje que pueda desencadenar respuestas tribales. Comenzar por una
visión del mundo tal como ellas lo ven y utilizar todas las herramientas
descritas anteriormente para construir
una conexión basada en nuestra humanidad compartida.
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