Shane Parrish, en Farnam Street BrainFood Newsletter del pasado 12 de febrero, plantea que las organizaciones son
colecciones de pequeñas ciudades que se concentran alrededor de una mayor. Cada
pequeña ciudad está llena de personas de perfiles distintos. En su libro “Tribal Leadership: Leveraging Natural Groups to Build a Thriving Organization, Dave
Logan, John King y Halee Fischer-Wright
llaman a cada pequeña ciudad “tribu”. Éstas están formadas por un grupo de
personas que oscila de 20 a 150. Cuando superan este número se dividen
espontáneamente en dos.
Las tribus no son necesariamente equipos
pero van a condicionar la forma de trabajar en las organizaciones, según Logan
y sus colaboradores las tribus deciden si un nuevo líder va a tener éxito o no
y determinan la cantidad y calidad del trabajo que se va a realizar.
Evidentemente algunas buscarán cambiar el mundo mientras otras se preocuparán
sólo de dedicar mucho tiempo a los descansos para tomar café.
Los líderes de la tribu son la pieza
clave para su desarrollo o anquilosamiento por la gran influencia que tienen
sobre la cultura de la misma. Los ambiciosos que buscan que el estatus de la
tribu aumente en la organización si tienen éxito serán recompensados con una
lealtad cercana al culto.
Las organizaciones son un conjunto de
tribus de las que algunas se mueven en la misma dirección y otras en la
contraria, unas atraen talento y otras lo expulsan.
Logan y sus colaboradores simplifican
las dinámicas del liderazgo tribal y lo agrupan en 5 etapas. Las organizaciones
no están completamente en una ya que algunas tribus estarán en un nivel y otras
en otros. Éstas son:
Estadio 1: los profesionales piensan que la vida “apesta” y van a trabajar con
hostilidad y desánimo.
Estadio 2: la vida en general no “da asco”, sólo la nuestra. En esta fase los profesionales
muestran pasividad antagonista y se cruzan de brazos y juzgan sin demostrar
pasión por nada. Su actitud es la del que ha visto todo y sabe que todo va a
fallar. Es una tribu que parece un conjunto de víctimas que tratan de
protegerse unos a otros de los directivos. La innovación es casi inexistente.
Estadio 3: los profesionales pasan de la actitud de “mi vida apesta” a la de “soy
grande” (y tú no). En esta fase el conocimiento es poder por lo que todos lo
acaparan, y las personas lo que quieren es ganar especialmente si significa que
otro va a perder. Individualmente suelen ser competentes pero forman una
colección de “llaneros solitarios” que quieren hacer su trabajo pero se quejan
de falta de tiempo y de ayuda, pues los demás no son tan competentes como
ellos.
Estadio 4: supone el paso de “soy grande” a “somos grandes”. En esta fase si le
separamos de su tribu la persona siente una gran pérdida en su valía personal.
Su regla es: “cuanto mayor es el enemigo más poderosa es la tribu”.
Estadio 5: el eslogan que utilizarían sus profesionales sería: “La vida es maravillosa”.
El lenguaje que emplean es el de que todo es posible y que se está construyendo
la historia. Los equipos son capaces de realizar grandes innovaciones. Esta
fase es liderazgo puro, visión e inspiración.
Logan y colaboradores
recomiendan una serie de acciones y de indicadores de evaluación del éxito para
poder pasar de un estadio a otro. Son:
a).- Estadio 1 al 2
1.- Acciones: ir hacia
donde está la acción, procurar estar con personas que están en el segundo
estadio y cortar los lazos con las personas que defienden que la vida “apesta”.
2.- Indicadores: pasar
del lenguaje de “la vida no vale nada” a “mi vida no vale nada”, la hostilidad
desesperanzada es reemplazada por la apatía pasiva y el cese de relaciones con
las personas que estyán en esta etapa.
b).- Estadio 2 al 3
1.- Acciones: empezar a
construir relaciones personales con profesionales que se encuentren en la
tercera fase. El líder puede mostrarle en sesiones privadas cómo su trabajo
tiene un impacto y puede asignarle pequeños proyectos que no le resulten
agobiantes para no favorecer el lenguaje de mi vida apesta.
2.- Indicadores: el
abandono de “mi vida no vale nada” para pensar “soy grande”, incorporar algunas
actitudes de fanfarronería y de “llanero solitario” luchando por una buena
causa.
c).- Estadio 3 al 4
1.- Acciones: el líder
debe animarles a que establezcan relaciones entre tres o más personas, a
trabajar en proyectos que no puedan abordar en solitario, que se centren en
metas más exigentes para las que necesiten la colaboración de otros compañeros,
mostrarles modelos de profesionales que utilizan el lenguaje "nos“tros"
y los éxitos que han obtenido.
2.- Indicadores: pasar
de utilizar el lenguaje “yo” al “nosotros”, su red de contactos se amplía de
unas pocas docenas a varios cientos, trabajan menos pero consiguen hacer más.
d).- Estadio 4 al 5
1.- Acciones: el líder
debe procurar estabilizar las relacioness basándolas en valores, reclutar
nuevos miembros que compartan los valores y regularmente realizar sutilmente
los cambios que sean necesarios tras discutir con los miembros sobre lo que va
bien, lo que no va bien y sobre qué se puede hacer para que lo que no va bien
funcione adecuadamente.
2.- Indicadores: los
profesionales pasan de pensar que “son grandes” a “la vida es grande”, las
redes de contactos incluyen una sorprendente cantidad de diversidad, los
trabajos se basan en los valores y en misiones nobles y sus actuaciones son ejemplo
de los valores de la tribu
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