Timothy R.Clark, en su libro “Leading with Competence and Character. Moving beyond title, position and authority”,
plantea que el liderazgo se fundamenta en el
carácter y la competencia. En una entrada anterior hemos visto que los dos
primeros pilares en los que se apoya el carácter son : integridad y humildad. Los dos restantes son:
III.- RESPONSABILIDAD
Los grandes líderes no sólo muestran una disposición favorable
a responder por los resultados que alcanzan sino que están deseosos de hacerlo.
No intentan desviar su responsabilidad personal sino que asumen que esconderse
es una actitud incorrecta y que las elecciones privadas pueden tener
consecuencias públicas y son conscientes de que la responsabilidad implica
acabar lo que se ha empezado y resistir todo tipo de buscar
beneficios personales en el camino.
Es frecuente encontrar a gran cantidad de líderes que se
comportan mal porque piensan que no son responsables ante nadie. No están
liderando para servir, lo están haciendo para servirse a sí mismos. Jeffrey Pfeffer, profesor de Stanford explica cómo el poder parece que propicia la
tendencia a disolver el sentido de responsabilidad de muchos líderes: “Las investigaciones
muestran que las personas con más poder tienden a prestar menos atención a los
demás. Están más orientadas a la acción, persiguen sus propias metas y exhiben
un comportamiento desinhibido en parte porque piensan que las reglas no les
afectan ya que son especiales e invulnerables”.
Por el contrario, los grandes líderes comparten el atributo
de sentido de la responsabilidad personal. Se autocorrigen, a nivel privado,
aunque los demás no lo hagan. Para hacerlo lo primero que tienen que hacer es
eliminar los tres patrones primarios de evasión que los humanos solemos
adoptar:
a).- Negación. Es el acto de negarse a reconocer la verdad.
b).- Culpa. Es la acción de transferir la responsabilidad a
otro o a otra causa.
c).- Excusa. Es el acto de justificar nuestras acciones
basándolas en algo que se escapa de nuestro control por lo que nos liberamos
del peso de la responsabilidad.
Estos patrones tienen algo en común: son intentos de evitar
la responsabilidad por nuestras acciones. Son intentos de escondernos que sólo
sirven para bloquear el progreso y nos atascan. Si somos responsables, por el
contrario, avanzamos.
Al ejercer el liderazgo es fácil que intentemos utilizar
estas maniobras de evasión. La falta de transparencia, la incapacidad para ver
las relaciones causa efecto y ser responsable de ellas, fomenta las tres formas
de evasión, que no se pueden mantener si el entorno del desempeño es transparente ya que en él el concepto de
ocultar algo no es aceptable y no existe.
Si queremos actuar de forma responsable veremos cómo vamos
progresando de forma natural a través de tres niveles de responsabilidad
personal:
1.-
Responsabilidad sobre la tarea. Constituye
el primer nivel de responsabilidad. Todo lo que hacemos lo hacemos en este
nivel. Es el nivel de hacer las cosas y de vivir nuestra vida. Si logramos
realizar las tareas que son más importantes hoy, durante una semana, mes o
año, habremos tenido éxito.
2.-
Responsabilidad sobre el proceso/proyecto.
Cuando ya somos expertos en el desempeño del primer nivel pasaremos al segundo
nivel que consiste en la capacidad para desempeñar una serie de tareas
relacionadas con unos determinados
límites de tiempo, parámetros y objetivos. Los proyectos los podemos considerar
como una relación de tareas que tienen unos objetivos específicos, así como un
comienzo y un fin, mientras que un proceso es una serie de tareas que se
agrupan en una secuencia determinada para alcanzar un objetivo que se repite en
el tiempo.
3.-
Responsabilidad sobre los resultados. En
este nivel no ordenamos las tareas, las herramientas o los procesos.
Simplemente decimos: “este es el resultado que estamos buscando”. Este es el
nivel en el que la creatividad, la
autonomía y la independencia tienen mayor facilidad para expresarse. Libera una
enorme energía porque somos propietarios del proceso.
Los científicos sociales han determinado, según mantiene
Robert Cialdini, que: “aceptamos la responsabilidad interna por un
comportamiento cuando pensamos que hemos elegido adoptarlo en ausencia de
presiones externas”.
Ser responsables significa finalizar aquello que empezamos.
Comenzar algo es sencillo pero se puede observar que las personas y las
organizaciones que construyen están llenas de los desechos de los falsos
comienzos, porque en seguida nos distraemos, nos aburrimos o nos cansamos. En
ocasiones aprendemos de nuestros fallos, pero normalmente nos lleva tiempo el
encontrar la disciplina y el deseo de conseguir terminar todo lo que empezamos,
de ser responsable. Para ello tenemos que tener la capacidad de aceptar las
deprivaciones en lugar de buscar las gratificaciones inmediatas.
Una gran falsedad relacionada con la responsabilidad es la
de que nuestras elecciones privadas son privadas. La mayor parte de éstas
tienen consecuencias interpersonales que conducen a consecuencias públicas.
Puede llevar tiempo pero es lo que suele suceder.
Otro aspecto que tenemos que considerar es el de evitar
sentir que tenemos derecho a unos privilegios que nos liberan de la
responsabilidad personal por nuestros actos.
IV.- VALOR
Tener coraje significa resistir y desafiar a las fuerzas
del estatus quo cuando sea necesario. El manual de los marines estadounidenses
lo define como: “Fortaleza moral, mental y psíquica para resistir a la
oposición, encarar el peligro y resistir la adversidad”.
El liderazgo requiere una mayor cantidad de coraje que el
management. Siempre es más sencillo criticar a los líderes que a los managers.
La razón estriba en que los líderes necesitan un mayor valor para tomar más
riesgos lo que puede conducir a mayores errores. Los líderes están más
relacionados con acciones de creación mientras los managers lo están con el
mantenimiento. De esta forma en un sentido estricto los líderes serían los
creadores y los managers los cuidadores.
Todas las organizaciones necesitan ambas figuras. Si
carecemos de competencias ligadas al management nos podemos rodear de aquellos
que las tienen y tener éxito. Los líderes pueden compensar por sus carencias de
management mientras los managers no pueden hacerlo por sus deficiencias como
líderes. Las diferencias entre ambos roles son, entre otras, las
siguientes:
LIDERAZGO
|
MANAGEMENT
|
Catalizar
Crear
Ir hacia el
futuro
Visión
Estrategia
Definir metas
Largo plazo
Analizar
posibilidades
Desequilibrar
Toma de
grandes riesgos
Cuestionar
Influir
Inspirar
Buscar
significados
Conseguir
compromisos
Centrarse en
el contexto
|
Mantener
Duplicar
Pensar en el
hoy
Planificar
Tácticas
Ejecutar metas
Corto plazo
Centrarse en
los hechos
Mantener el
equilibrio
Tomar pequeños
riesgos
Responder
Controlar
Instruir
Buscar
mecánicas y herramientas
Garantizar el
cumplimiento
Centrarse en
el contenido
|
Hugh
Nibley mantenía que los líderes son los que movilizan, agitan y son
innovadores, originas, impredecibles, imaginativos y están llenos de sorpresas
que desconciertan al enemigo en tiempo de guerra y a los colaboradores en
tiempo de paz, mientras que los managers son seguros, conservadores,
predecibles, jugadores de equipo dedicados a la organización. Esta distinción
es exagerada porque en la vida real no existen estas diferencias tan claras
entre los roles. Hay que asumir ambos en
la proporción correcta según la situación y las necesidades.
Los
líderes, según el autor, deben mostrar el coraje de:
a).- Seguir intentando y retrasar
las posibles gratificaciones para alcanzar una mayor recompensa al final del
camino. Las mayores limitaciones se encuentran dentro de
nosotros y se necesita coraje para alcanzar todo nuestro potencial. Por ejemplo
tener miedo significa que estamos asustados o ser apáticos que no nos importan
las cosas. Son dos situaciones muy distintas pero siempre se puede ayudar a la
persona a la que le falta coraje pero está decidida a esforzarse.
b).- Escuchar.
No sólo se necesita valor para escuchar activamente, sino que se necesita aún
más coraje para dar a los demás licencia para que se muestren en desacuerdo.
Los grandes líderes preguntan a sus colaboradores por qué piensan que sus ideas
no son correctas y no van a funcionar.
La escucha es muy importante porque va a fomentar un desempeño superior a través de un diálogo rico.
La escucha es muy importante porque va a fomentar un desempeño superior a través de un diálogo rico.
Hay
que eliminar las penalizaciones por mostrar el desacuerdo salvo en el caso de
ataques personales.
Es
función del líder el escuchar sin mostrar una actitud defensiva o desagradable.
La forma en que una organización maneja los desacuerdos es una medida primaria
de la cultura que impera en la misma y un predictor muy exacto del desempeño.
La forma en que una persona maneja el desacuerdo va a ser una medida primaria
de su inteligencia emocional y un exacto
predictor de su potencial de liderazgo.
c).- Actuar con sinceridad. Los
líderes tienen la obligación de ser honestos, francos y no disfrazar la verdad
o confundir a las personas haciendo que
las cosas aparezcan mejor o distintas de como realmente son.
d).- Apuntar alto. Cuando
nos proponemos retos altos y significativos crecemos, nuestras competencias
aumentan, ganamos en seguridad y aprendemos lo que significa contribuir.
Cuando, de esta forma, conseguimos éxitos queremos repetirlos y nos sentimos
más inclinados a abordar más metas con sentido.
Cuando
las personas no alcanzan el verdadero éxito normalmente buscan en otras partes
para encontrar su satisfacción y pueden pensar que objetivos placenteros son el
equivalente de logros ganados. La realidad nos muestra que gran parte de los
placeres que buscamos no nos ofrecen una recompensa sino que conducen a la
mediocridad y hasta a adicciones destructivas.
Debemos
recordar que las metas encienden nuestra imaginación y que son poderosas porque
contienen aspectos tanto intelectuales como emocionales. El autor sugiere que
para marcar metas con sentido tenemos que tener en cuenta que:
1.-
Lo fácil no es excitante. No nos
pongamos metas bajas.
2.-
Cuanto más alto es el objetivo, más posibilidades tenemos de fallar. No
apuntemos tan excesivamente alto que nos pueda producir desmoralización si no llegamos.
3.-
Comenzar con metas pequeñas y alcanzables. Los pequeños éxitos son muy
poderosos para aumentar nuestra confianza.
4.-
Nuestra meta va a depender del punto en el que partimos. Si previamente hemos
experimentado diversos fracasos o simplemente queremos romper la inercia necesitamos
pequeños triunfos para recuperar nuestra autoestima.
5.-
Generar entusiasmo, expectación y una ligera presión.
6.-
Entender que uno de los grandes objetivos de la vida es crear y contribuir, más
que consumir.
7.-
Identificar proyectos que completar, servicios que prestar y habilidades que
desarrollar.
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