Lindsay Mc Gregor y Neel Doshi en hbr.org del pasado 10 de octubre plantean, tras investigaciones realizadas entre más de 20.000 trabajadores de distintos sectores en Estados Unidos y la revisión de cientos de estudios académicos sobre la psicología del desempeño humano, que existen dos tipos de desempeño pero que la mayor parte de las organizaciones se centran en uno solo de ellos. Éstos son:
1.-
El desempeño táctico, que se refiere a la eficacia con la que
nuestra organización se adhiere a la estrategia definida. Permite a ésta
incrementar su fortaleza al dirigir los recursos limitados a una serie de
objetivos específicos.
2.-
El desempeño adaptativo, que se centra en la eficacia con la
que la organización diverge de la estrategia. Se manifiesta a través de la
creatividad, de la innovación o de la capacidad de resolver problemas, por
ejemplo. Facilita la creación de valor en un mundo volátil, incierto, complejo
y ambiguo, en el que la tecnología y la estrategia están en un cambio continuo.
Un trabajador de línea que tiene nuevas ideas y las comparte con sus compañeros
o un ingeniero que ayuda a un colaborador a resolver un problema inesperado son
ejemplos de este tipo de desempeño.
En esencia el desempeño
táctico contempla lo bien que nos adaptamos al plan definido y el adaptativo lo
bien que nos desviamos del mismo. Los
profesionales de alto rendimiento deben realizar los dos, sin olvidar que el
ser demasiado adaptativo puede dañar nuestro desempeño táctico, como se
evidencia en el caso de organizaciones que promueven tanta autonomía y libertad
en la forma en la que se ejecutan los procesos que los clientes no reciben
experiencias consistentes.
El problema puede surgir
porque en la mayor parte de los casos sólo se mide el desempeño táctico, con la
consecuencia de que ese énfasis excesivo en este tipo de desempeño puede
conducir a que los profesionales no sean capaces de adaptarse. Los autores
proponen seguir tres pasos para ayudar a facilitar el desempeño adaptativo:
a).-
Identificar dónde se necesita el desempeño táctico y dónde el adaptativo,
hablando con nuestro equipo. El desempeño táctico es necesario cuando
necesitamos consistencia, por ejemplo cada cocinero tiene que utilizar la misma
receta para ejecutar un determinado plato en un restaurante. En estos casos
debemos comprobar si se han definido protocolos, procedimientos, herramientas y
mapas de procesos que ayuden a actuar de la forma más eficiente posible,
dejando un tiempo libre para poder centrarnos en ser adaptativos y buscar
formas de mejorar nuestro trabajo.
Si necesitamos el
desempeño adaptativo debemos transmitir a nuestros colaboradores que es
conveniente experimentar.
b).-
Implementar métricas que incluyan el desempeño adaptativo
y que marquen metas de aprendizaje. Podemos comenzar por medir la eficacia de
las condiciones que afectan al desempeño adaptativo como por ejemplo, cómo
motivamos a los profesionales o cómo hemos diseñado los sistemas de evaluación
del desempeño.
c).-
Establecer metas de aprendizaje. Distintos experimentos
han mostrado que marcar este tipo de metas produce resultados de forma más
rápida y sostenible que si nos centramos exclusivamente en metas de
productividad.
Como conclusión Mc Gregor
y Doshi consideran que aunque resulte tentador el centrarnos únicamente en los
aspectos tácticos y en la creencia de que para asegurar el éxito lo fundamental
es controlar si los profesionales siguen los procesos establecidos, las
organizaciones de alto rendimiento deben ser conscientes de que el mundo actual
es volátil y que deben preparar a su personal para que tenga la capacidad de
adaptación que requiere esta situación.
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