Christoph Riedl, Thomas W. Maloney Anita W. Woolley, en MIT Sloan Management Review del pasado 21 de octubre plantean que diversas investigaciones muestran
que lo que importa no es dónde se realiza el trabajo sino cómo se hace y quién
lo hace.
En las últimas
décadas su equipo de investigación ha estudiado ampliamente la colaboración en
grupo en entornos presenciales y a distancia y sus hallazgos sugieren que la
decisión de dónde deben trabajar los profesionales no es tan importante como
muchos piensan.
En un
estudio publicado en “Proceedings
of the National Academy of Sciences” analizaban los resultados obtenidos de más
de5.000 profesionales trabajando en más de 1.300 grupos y encontraron que los
grupos que trabajaban en remoto podían ser tan eficaces como los que lo hacían
cara a cara, ya que al medir la inteligencia colectiva de los grupos (su habilidad para trabajar juntos
efectivamente en una diversidad de tareas) se encontraron pocas diferencias en
los factores que explican la inteligencia colectiva de ambos tipos de equipos.
Se pudo observar que el proceso de cómo se
realizaba el trabajo y quién lo estaba abordando eran predictores
significativos de inteligencia emocional en ambos casos. Por ejemplo, el mayor
predictor de inteligencia colectiva es el proceso de colaboración en grupo.
Específicamente dos aspectos relativos a la forma en la que los grupos
coordinan sus esfuerzos son importantes: primero que identifiquen quién es
mejor en distintas tareas y dejar que
esa persona las lidere y segundo que los miembros coordinen sus esfuerzos para
que cubran todas las diferentes tareas y no dejen nada sin terminar. El estudio
muestra que la coordinación de las habilidades de los miembros del equipo y
realizar todas las tareas es igual de importante para los equipos remotos como para los que trabajan
cara a cara y que los equipos con inteligencia colectiva son capaces de
coordinarse de esta forma independientemente del lugar desde el que estén
trabajando.
Los autores han podido observar, también, que
quién realiza el trabajo tiene una influencia significativa en la inteligencia
colectiva del grupo, considerando no solo sus habilidades relevantes para las
tareas sino incluyendo las sociales, sobre todo su capacidad de percepción
social, que les permite detectar todo tipo de sutiles señales no verbales.
Muchos líderes se preocupan de que sus
organizaciones no pueden ser tan eficientes si sus empleados trabajan en
remoto, temiendo riesgos en la construcción de relaciones o en la colaboración
efectiva. Pero el estudio sugiere que en muchos casos el trabajo en remoto
puede ser al menos tan eficaz como el trabajo cara a cara. El diseño de mejores
procesos y nuevas herramientas virtuales van a facilitar el que el trabajo a
distancia sea cada vez más efectivo. Más aún el trabajo en remoto no implica
que los profesionales nunca se junten presencialmente y no hay que olvidar que
uno de los beneficios del trabajo a distancia es que es con frecuencia más
fácil reunir a las personas con la mezcla correcta de habilidades e intereses
cuando la localización no es una limitación.
El trabajo en remoto puede, también, facilitar
la coordinación al permitir más flexibilidad en relación con el horario de
trabajo. Además permite lograr un mejor equilibrio entre vida laboral y
personal y beneficia al medio ambiente al reducir las emisiones de los viajes por
los desplazamientos.
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