Liz Wiseman, en “Impact players. How to take the lead, play bigger, and multiply your impact”, seleccionado
en numerosos foros como uno de los mejores libros de management de 2021, plantea
que algunas personas saben cómo ser valiosas, prestando atención para encontrar
la forma más productiva de poner sus capacidades en uso. Hacen que las cosas
funcionen y hacen su trabajo, aunque éste se complique. No sólo obtienen
resultados sino que generan impacto positivo en sus equipos y organizaciones.
Sus jefes confían en ellos y buscan su ayuda en situaciones críticas ya que
encuentran el modo de salir adelante y tener un impacto mientras otros
profesionales intentan exclusivamente mantenerse a flote. La autora los llama
“jugadores con impacto”, puesto que son muy frecuentes en el mundo deportivo.
El entorno laboral
actual es menos jerárquico y más complejo, por lo que muchos investigadores,
incluyendo la autora, han articulado nuevos modelos de liderazgo, pero no se ha
considerado el nuevo modelo de contribuidores. En este sentido existen
numerosas preguntas todavía sin respuesta como: ¿Qué es lo que hace que alguien
tenga influencia dentro de una organización?, ¿Cuáles son los patrones mentales
y prácticas que diferencian a los profesionales que tienen un mayor impacto de
los del resto del equipo?, ¿Cómo estos contribuidores influyen en sus líderes y
consiguen apoyo organizacional para sus ideas e iniciativas sin tener la
autoridad jerárquica? o ¿Se pueden aprender estas habilidades?
Para contestar a estas
preguntas Wiseman ha reunido a un equipo de investigadores para entrevistar a
170 líderes de las compañías más admiradas del mundo y conocer su opinión sobre
las aportaciones de los mejores profesionales de sus organizaciones y a 25
contribuidores mencionados en las entrevistas, junto a cientos de otros
profesionales que están trabajando duro pero no ven el impacto de su trabajo y
sienten que están siendo ignorados o marginados por múltiples razones.
En el estudio se han
identificado tres categorías de contribuidores:
a).- Contribuidores de
alto impacto. Son aquellos que realizan un trabajo que tiene un trabajo que
tiene un valor e impacto excepcionales.
b).- Contribuidores
típicos. La mayor parte de las personas que
realizan un trabajo sólido pero no destacable.
c).- Infra –
contribuidores. Son personas inteligentes y con talento que realizan su trabajo
sin utilizar todas sus capacidades.
CARACTERÍSTICAS
DE LOS CONTRIBUIDORES DE ALTO IMPACTO
El enfoque que utilizan
para abordar su trabajo está enraizado en la forma en que estos profesionales
abordan la ambigüedad y las situaciones que no pueden controlar. Mientras los contribuidores
típicos se frustran, las consideran problemas y procuran evadirse y los infra-
contribuidores no solo las consideran amenazas a la productividad sino también
como amenazas personales que pueden comprometer su estatus en la organización,
los contribuidores de alto impacto tienden a enfrentarse a las situaciones
complicadas directamente y con sensatez, buscando cómo encontrar oportunidades
en ellas.
Los contribuidores de
alto impacto ven los retos cotidianos a través de una lente de oportunidad
mientras los demás los contemplan desde una lente de amenazas. Al considerar
los primeros la incertidumbre y ambigüedad como una oportunidad de añadir valor
reaccionan de forma diferente, también, y:
a).- Hacen el trabajo
que es necesario que se haga. Cuando se enfrentan a problemas complicados,
reconocen y abordan las necesidades de la organización y van más allá del
trabajo que tienen asignado para afrontar
el trabajo que realmente debe hacerse. Los profesionales de alto impacto
aspiran a servir y esta orientación les lleva a empatizar con sus grupos de interés, a buscar necesidades no
satisfechas y a poner el foco en aquello en lo que son más útiles. Al hacerlo
contribuyen a ir creando una cultura de agilidad y servicio y a construir una
reputación de sí mismos como personas que pueden ser valiosas en una variedad
de roles. Por el contrario los profesionales más típicos operan con un patrón
mental de obligaciones, con una visión de su rol estrecha y limitándose a abordar
aquello que tienen asignado.
b).- Dan un paso hacia
delante y luego hacia atrás. Cuando está claro que algo debe hacerse pero no
está claro quién está a cargo dan un paso hacia delante y lideran. No esperan a
que se lo pidan. Practican un modelo fluido de liderazgo, liderando a demanda
en lugar de por orden. Cuando piensan que su labor ha finalizado dan un paso atrás y están
dispuestos a seguir a otros sin ningún problema. Su disposición a ser tanto
líderes como seguidores crea una cultura de coraje, iniciativa y agilidad
dentro de su organización. Por el contrario cuando los roles no están claros la
mayoría de los profesionales tienden a ser observadores y asumen que otras
personas están a cargo y les dirán cuándo son necesarios y qué hacer en ese
momento.
c).- Finalizan los
trabajos. Los profesionales de alto impacto suelen ser unos “frikis” del
trabajo bien terminado, aunque éste sea duro y plagado de obstáculos
imprevistos. Son capaces de improvisar y de hacer las cosas de forma diferente,
así como de encontrar formas mejores de hacer las cosas. Por el contrario los
profesionales “típicos” operan con un patrón mental de evitación, actúan
responsablemente pero cuando las cosas se vuelven complicadas tienden a dirigir
sus miradas a sus escalafones superiores para que las resuelvan.
e).- Preguntan y se
ajustan. Los profesionales de alto impacto tienden a adaptarse a las
condiciones cambiantes con mayor rapidez que sus compañeros porque interpretan
las nuevas reglas y objetivos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
Aprecian el feedback positivo y el reconocimiento pero buscan el feedback
correctivo y las opiniones contrarias, utilizando esta información para
recalibrar y reenfocar sus esfuerzos. En el proceso fortalecen una cultura de
innovación y de aprendizaje, ayudando a la organización a mantener su
relevancia. Por el contrario la mayor parte de los profesionales consideran los
cambios como algo molesto, injusto o como una amenaza a la estabilidad de su
entorno laboral. En condiciones volátiles tienden a centrarse en lo que conocen
mejor y mantienen su actividad respetando las reglas que validan su dominio
actual.
f).- Hacen que el
trabajo parezca ligero. Cuando un equipo se siente agobiado por un incremento
de la presión y de las demandas continuas los profesionales de alto impacto
hacen que el trabajo duro sea más fácil. Lo hacen no realizando el trabajo de los
demás, sino haciendo que sea agradable trabajar con ellos al crear entornos de
trabajo positivos y productivos, lo que refuerza una cultura de colaboración e
inclusión, consiguiendo que todos quieran trabajar con ellos. Por el contrario
cuando la presión y las cargas de trabajo crecen mucho los profesionales “típicos”
tienden a buscar ayuda en lugar de ofrecerse a ayudar pudiendo llegar a
convertirse en una carga para sus compañeros y líderes.
Los profesionales de
alto impacto y los “típicos” reaccionan con las siguientes prácticas ante estas
situaciones:
SITUACIÓN |
PROFESIONALES “TÍPICOS” |
PROFESIONALES
ALTO IMPACTO |
||
|
VEN |
HACEN |
VEN |
HACEN |
Problemas
desagradables y complicados |
Una
distracción de su trabajo |
Hacen
su trabajo |
Una
oportunidad para ser útiles |
El
trabajo que es necesario |
Roles poco
claros |
Una
razón para acudir a los líderes |
Esperan
instrucciones |
Una
oportunidad de liderazgo |
Dan
un paso adelante y luego otro hacia atrás |
Obstáculos no
previstos |
Un
engorro añadido |
Los
elevan a sus superiores |
Una
ocasión para hacer las cosas mejor |
Finalizar
las cosas con cuidado y mejor |
Objetivos cambiantes |
Un
desvío de sus capacidades y fortalezas |
Se
aferran a lo que conocen mejor |
Una
razón de construir nuevas capacidades |
Preguntar
y adaptarse |
Demandas implacables |
Una
razón para pedir ayuda |
Las
añaden a las cargas generales y aumentan la presión |
Una
necesidad de trabajar juntos |
Crean
un entorno de trabajo ligero |
Los profesionales de
alto impacto se caracterizan, también, por no asumir que lo que es valioso para ellos
lo es para los demás. Miran más allá de sí mismos y definen el valor a través de
los ojos del os grupos de interés. Aprenden lo que es importante para sus
jefes, sus clientes y sus colaboradores
y lo hacen importante también para sí mismos. Al dirigir sus esfuerzos
hacia donde más personas se benefician incrementan su impacto e influencia: mientras
los demás se ocupan de gestionar su marca personal ellos construyen una
reputación de profesionales con los que es fácil trabajar y con los que se
puede contar para abordar los asuntos más relevantes.
La forma en que estos
profesionales piensan y responden ante la incertidumbre y ambigüedad hace que
estén especialmente preparados para afrontar los retos del mundo actual. Son
flexibles, rápidos, fuertes, ágiles y colaboradores. El tipo de personas que todos
quieren en sus equipos cuando surgen problemas ya que buscan soluciones
mientras los demás se limitan a señalar los problemas.
Cuando los directivos
son conscientes del valor que aportan
estos profesionales les van asignando cada vez mayores responsabilidades y
recursos adicionales. Por sus compañeros son respetados y buscan emularles, por
lo que van moldeando la cultura de la organización.
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