Evan Watkins en SmartBrief on Leadership del pasado 19 de mayo plantea que
al analizar los datos recogidos de equipos con los que ha trabajado en la
última década en relación con la inteligencia emocional surgen una serie de
comentarios comunes. Los más frecuentes son.
1.- Los equipos desean aprovechar la diversidad de
perspectivas y opiniones y rechazan a las personas que dominan las discusiones
Un equipo quiere sentir que todos sus miembros importan, por lo que cuando
uno o unos pocos de sus miembros tratan de acaparar toda la atención el resto
se queja.
Para evitarlo el equipo debe reservar tiempo para la solución de problemas.
Esta es una estrategia que da la oportunidad
a que todos se preparen y puedan compartir. Si es necesario se puede instaurar
un proceso formalizado para asegurar que algunas personas no dominen la
conversación como los turnos para intervenir. Se debe establecer una estructura
mutuamente acordada y un propósito para cada reunión que incluya la forma en
que cada persona va a contribuir. Al principio la estructura puede parecer
rígida y poco natural pero con el tiempo el equipo la adoptará y se
acostumbrará a ella con lo que se escucharán más voces y más perspectivas
surgirán.
2.- Los equipos desean que las conversaciones
difíciles se mantengan con las personas implicadas
Los comentarios más frecuentes muestran que hay que hablar con la persona
que tiene el problema y no con quiénes no tienen nada que ver con el mismo,
porque las quejas y la negatividad van a afecta al resto de personas y a alterar
la dinámica del equipo.
Por ello, debe establecerse como norma del equipo el mantener las
conversaciones complicadas directamente, evitando que se hable a las espaldas de
los implicados y el fomentar el que los miembros del equipo aborden sus
conflictos de forma directa.
3.- Los miembros de los equipos deben dejar sus
sentimientos a un lado
Desgraciadamente el sentimiento de que no hay lugar para las emociones en
el trabajo sigue vivo. Con frecuencia se utiliza esta idea como una excusa para
ser irrespetuosos al transmitir un mensaje. Pero debe existir responsabilidad
por la forma en que se comunica un mensaje. Es físicamente imposible dejar
todos los sentimientos apartados a un lado.
Para evitar esto el equipo debe detectar y reconocer que las emociones son
reales y hacer un esfuerzo consciente para trabajar con ellas y no contra ellas.
Para comenzar a gestionar la forma en que las emociones impactan en el equipo
hay que empezar por detectar y reconocer las situaciones incómodas. Cuando un
miembro del equipo no está cómodo, se muestra reactivo o pone muchas
resistencias otro miembro puede reconocer esta situación puede plantear que toda
reacción es válida e importante y que el resto del equipo quiere entenderlas.
También dentro del equipo sus miembros deben hacer preguntas y practicar la
escucha activa. De esta forma se abandonará la idea de que las emociones interfieren
en el trabajo y se reforzará la idea de que las emociones son inevitables por
lo que es mejor prestar atención a su presencia y aprender de ellas.
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