Larae Quy en SmartBrief on Leadership del pasado 15 de febrero plantea que adoptar unos valores
claramente definidos tiene un gran impacto, ya que son los fundamentos en los
que basamos nuestros juicios sobre lo que es crítico en nuestra vida.
La forma en la que actuamos,
cómo vivimos y trabajamos y nuestras relaciones con nosotros mismos y con los
demás está regidas por los valores correctos. Los buenos valores son los principios
fundamentales que nos proporcionan claridad de propósito, lo que alimenta el
bienestar y nos da confianza porque vivimos una vida con sentido.
Algunas recomendaciones
para que los valores adecuados puedan ayudar a incrementar nuestro bienestar
son:
1.-
Querernos y cuidarnos.
Thich Nhat Hahn en una ocasión dijo: “Hasta que seamos capaces de amarnos y
cuidar de nosotros mismos, no podremos ser de mucha ayuda para los demás”. Desgraciadamente
el cuidado de uno mismo y el narcisismo están unidos en la mente de las
personas en la actualidad. La mayor parte de las personas creen que se conocen
a sí mismas, cómo piensan, sienten y
hacia dónde van. Pero este suele ser un enfoque muy superficial porque el auto
- cariño y auto - respeto requieren mucho esfuerzo. Cuando no estamos en
contacto con quiénes somos y lo que nos
mueve, nuestro foco es superficial, nuestras raíces son triviales,, nuestras
metas están excesivamente centradas en nosotros y nuestros valores son una pobre
imitación de la forma en que otros viven.
Somos la persona más
importante en nuestras vidas, lo que no es egoísmo sino supervivencia al nivel
más básico. Debemos vencer nuestra aversión a dedicar tiempo a estar con
nosotros mismos. Normalmente haremos cualquier cosa en lugar de estar con
nosotros mismos por lo que la meditación nos resulta tan complicada, a la vez
que importante.
Por tanto, debemos pasar
tiempo en soledad para familiarizarnos con nuestro entorno interior, para que
las capas empiecen a desaparecer, sin que nos alarmemos si la fealdad comienza a
aflorar, porque el verdadero bienestar nos permite mirar honestamente a lo
bueno, lo malo y lo feo. De esta forma podremos examinar las causas raíz de nuestros
pensamientos y sentimientos y decidir cómo evitar las partes que nos hunden.
2.-
Reconocer nuestros valores. Todos valoramos algo pero
identificar nuestros valores no es muy sencillo porque requiere que examinemos
en profundidad lo que gobierna nuestro comportamiento. Podemos pensar que
valoramos un principio pero no lo hacemos si no lo incorporamos a la forma en
que tratamos a los demás o a nosotros mismos.
Los valores pueden
cambiar con el tiempo al cambiar nuestras circunstancias vitales. Debemos
comprobar continuamente que estamos en contacto con nuestros valores guía.
Aquellos que nos dan un sentido y nos aportan alegría. Si vemos que giran
alrededor de las posesiones materiales o del poder que tenemos sobre los demás no
tenemos los valores correctos.
Cuanto más conscientes
seamos de nuestros valores y de su importancia más los pondremos en práctica y
al hacerlo tendremos un mayor impacto en el bienestar de los demás y en el
propio. Para hacerlo podemos reflexionar, por ejemplo, sobre la pasada semana e
identificar: momentos en los que nos sentimos bien o mal por algo que hicimos o
en los que admiramos o nos disgustó nuestro comportamiento o reacción, así como
ocasiones en las que admiramos o nos desagradó la conducta de otra persona.
En resumen, se trata de
identificar las cualidades ante las que respondemos y reflexionar sobre cómo
impactan en nuestro bienestar.
3.-
Ayudar a los profesionales a encontrar valor en su trabajo.
Los empleados con talento y con buen desempeño tenderán a dejar la compañía si
creen que ésta no respeta sus valores. Como líderes nuestro trabajo consiste en
asegurarnos que lideramos con valores buenos y que sean conocidos en toda la
organización. Puede ser que no todos los profesionales compartan nuestros
valores o los de la organización, ya que numerosas generaciones con
expectativas distintas conviven, pero si damos importancia a su bienestar
estaremos mostrando respecto hacia lo que es importante para ellos, lo que
contribuye a la retención y a elevar la moral de la plantilla.
En este sentido, Quy
recomienda:
a).- Evitar que las
métricas relacionadas con los resultados destaquen sobre otras medidas del
desempeño.
b).- Buscar antiguos
empleados que faciliten informes honestos sobre el entorno laboral para poner
de manifiesto si el bienestar realmente importa o es solo de boquilla la
preocupación.
c).- Ayudar a los
profesionales a reflexionar en profundidad en las consecuencias de sus actos o
de su inacción, creando un entorno en el que esas discusiones sean bienvenidas
y apoyadas por lo líderes.
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