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miércoles, 1 de octubre de 2025

CÓMO ACTUAR ANTE “UNA MANZANA PODRIDA” EN EL EQUIPO

 


Nancy Pulciano en Rolling Stone del pasado 23 de septiembre plantea que igual que se dice que una manzana podrida termina estropeando a las que le rodean , una persona negativa puede influir y acabar con la moral de un grupo independientemente de las fortalezas y cualidades individuales de sus componentes. Su actitud y comportamiento se puede extender por todo el equipo creando un entorno tóxico que afecta a todos los que le rodean.

La autora propone que si nos encontramos con una “manzana podrida”: tenemos que:

1.- OBSERVAR

Para distinguir si alguien es una “manzana podrida” debemos observar su comportamiento y cómo impacta en el equipo. Suele ser aquella persona que se muestra siempre negativa, no colabora y siempre tiene una mala actitud.

Antes de identificar a alguien como “manzana podrida” es muy importante mirar si existen patrones tales como mostrar dificultades para responsabilizarse de sus acciones, transmitir rumores o chismorrear para crear un ambiente tóxico. Existe la posibilidad de que pueda ser que la persona en realidad esté pasando por una mala época y tenga una mala época, por lo que hay que comprobar que no exista una causa y su actitud sea algo temporal.

2.- IDENTIFICAR

El empleado “manzana podrida” es aquel cuyas acciones desmoralizan a sus compañeros, entorpecen la productividad o violan las normas de la organización independientemente del feedback recibido y de las oportunidades de mejora que se le ofrecen, contribuyendo a la creación de una atmósfera negativa. No va a hacer nada para mejorar y su comportamiento negativo es consistente.

3.- ABORDAR

La mejor forma de hacerlo es de forma profesional y constructiva, utilizando lenguaje claro y diplomático. Si la conversación inicial no sirve para nada documentar comportamientos específicos y su impacto en el equipo y luego mantener una conversación en privado y sincera con el profesional para ofrecerle feedback e intentar entender su perspectiva. Animarle a que mejore y ofrecerle apoyo o recursos si pueden ser necesarios.

Es importante escuchar su perspectiva para identificar posibles causas de frustración subyacentes. Al tiempo es el momento de establecer expectativas claras sobre su comportamiento y señalar las consecuencias si la mejor no se produce.

4.- ACTUAR Y REMOVER

Si las mejoras en el comportamiento no se presentan hay que explorar otros pasos que pueden incluir coaching, cambio a otro puesto de trabajo o despido. El objetivo es crear un entorno de trabajo más sano, justo y profesional, porque una “manzana podrida” puede estropear a todo el equipo. Permitir este comportamiento sin consecuencias sienta el precedente de que esta conducta es aceptable, lo que puede minar la moral y la productividad del equipo, mientras que abordarlo con rapidez, promoviendo un entorno positivo y respetuoso es esencial para mantener la cohesión y el éxito del equipo.

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