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domingo, 16 de noviembre de 2025

LAS LEYES DE CONEXIÓN: CREAR UNA REALIDAD COMPARTIDA

 


DavidRobson en The laws of connection. 13 social strategies that will transform your life”, como hemos visto en una entrada anterior, plantea que existe un factor clave que afecta a nuestra salud y bienestar que es el más importante de todos:  las conexiones sociales. Propone una serie de leyes relacionadas con la conexión que nos ayudan a establecer y mantener relaciones más fuertes. La primera, comentada en la entrada anterior trata de ser constante y consistente en la forma de tratar a los demás .

No debemos olvidar, en relación con esta regla que:

a).- Las conexiones sociales son uno de los predictores más importantes de la salud física y mental.

b).- Hasta los pequeños recuerdos de los seres queridos, como una foto, pueden reducir nuestra respuesta de alarma y calmar memorias incómodas.

c).- Las personas con un número mayor de relaciones sociales suelen ser más creativas y tener mayores oportunidades profesionales.

d).- El tamaño de nuestra red social y la frecuencia de las interacciones importa, pero aún más la calidad de las relaciones que pueden ser de apoyo, aversivas o ambivalentes, como hemos comentado.

La segunda estrategia se dirige a PROCURAR CREAR UN ENTENDIMIENTO MUTUO AL CONOCER A LAS PERSONAS. Ignorar las similitudes superficiales y centrarnos, en su lugar, en nuestro mundo interno y en las formas peculiares en las que nuestros pensamientos y sentimientos coinciden.

Estar rodeados de personas no es suficiente. Cuando ansiamos tener compañía deseamos ser verdaderamente comprendidos, ya que queremos saber que las otras personas están sintiendo y percibiendo el mundo de la misma manera que nosotros. Los psicólogos llaman a esta experiencia como de “realidad compartida"  y han mostrado que es la base sobre la que todas las conexiones sociales significativas se construyen. En nuestras relaciones más profundas podemos llegar a pensar que la otra persona es parte de nosotros mismos. Cuando carecemos de la sensación de tener una realidad compartida con las personas que nos rodean se dice que experimentamos “aislamiento existencial”.

Al reconocer las formas en que  la “realidad compartida” se forma y se “rompe” en nuestra mente podemos comenzar a comprender los principios básicos para construir lazos profundos y auténticos.

Las investigaciones recientes sobre “realidad compartida” muestran que a través de compartir nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones es como se crean las conexiones sociales, por encima de similitudes más superficiales como antecedentes o circunstancias, ya que lo que realmente queremos es saber que la otra persona está experimentando el mundo de la misma forma que nosotros y que, por tanto, reacciona ante un evento de forma parecida a como lo hacemos nosotros. Otros hechos sobre el pasado o antecedentes del otro , tales como el mismo lugar de origen, pueden ayudar a crear una sintonía, pero suelen ser menos poderosos que el conocimiento y coincidencia  de los pensamientos y sentimientos. También ocurre que no solo nos gusta más alguien si sabemos que piensa y siente de la misma forma que nosotros, sino que estamos más dispuestos a ayudar a esa persona aunque nos suponga  un coste personal.

Dos personas no pueden estar siempre de acuerdo en todo, pero en general cuanto más fuerte sea la percepción de que compartimos la misma vida interior, más conectados nos vamos a sentir con esa persona.

Si queremos saber el grado de realidad compartida que tenemos con nuestros amigos, compañeros o familiares podemos utilizar un cuestionario desarrollado por Maya Rossignac-Milon. Debemos comenzar por seleccionar una persona y valorar las siguientes afirmaciones en una escala que va de 1: estoy fuertemente en desacuerdo a 7: estoy muy de acuerdo:

1.- Con frecuencia pensamos las cosas al mismo tiempo exactamente.

2.- A través de nuestras discusiones con frecuencia desarrollamos una perspectiva común.

3.- Normalmente compartimos los mismos pensamientos y sentimientos sobre las cosas.

4.- Los hechos parecen más reales cuando los experimentamos juntos.

5.- La forma en que pensamos se ha hecho más parecida con el tiempo.

6.- Estamos más seguros sobre la forma en la que percibimos las cosas cuando estamos juntos.

7.- Con frecuencia parece que hemos creado nuestra propia realidad.

Esta es la escala SR-G (Generalised Shared Reality Scale) y la media de las respuestas van a ofrecernos una cifra  que no va a reflejar necesariamente lo similares que  externamente somos a la persona en cuestión o cuánto la estimamos. Casi con toda certeza va a revelar cuánto  nos gusta y lo cercanos que nos sentimos a ella.

Diversos experimentos  confirman que las personas con un sentido mayor de conexión social muestran una sincronización incrementada en su actividad cerebral durante las interacciones, ya sea en el caso de parejas románticas, padres e hijos o  dos extraños que se encuentran por primera vez.  Gran parte de esta sincronización ocurre en la red de modo predeterminado del cerebro (DMN) que incluye regiones responsables de las emociones, de la memoria autobiográfica, de los conocimientos generales y de la planificación. Esta red se piensa que está implicada en integrar información externa con nuestras memorias  ya existentes y con nuestros esquemas de cómo funciona el mundo. Esto nos permite dar un sentido a nuestra situación actual y decidir cómo responder apropiadamente. No debe sorprendernos, pues, que reacciones similares dentro de la red corresponderán a una interpretación muy parecida de los hechos.

El papel de la sincronización cerebral como la base de la realidad compartida y de los vínculos sociales ha sido documentado en la actualidad en numerosos contextos. Por ejemplo el contacto visual parece desencadenar sincronía cerebral, lo que explica su importancia para la comunicación. De alguna forma cuando nuestras miradas se encuentran absorbemos las sutiles señales emocionales que representan el estado mental de cada uno y nuestras mentes tienden a actuar como el espejo uno del otro.

Además de para establecer una sintonía el acoplamiento entre las mentes ofrece muchas ventajas para poder colaborar con otras personas. Al asegurar que prestamos atención a las mismas cosas y las procesamos de la misma manera, la actividad neuronal compartida hace que sea más sencillo coordinar nuestras acciones, con lo que nuestros intercambios son más parejos, lo cual es esencial cuando estamos trabajando en una tarea física o creativa.

La creación de una realidad compartida ayuda, también, a facilitar que las personas proporcionen el necesario apoyo emocional. Esto tiene importantes consecuencias para nuestro bienestar. . Investigaciones muestran que sentir que somos comprendidos por los demás y entenderles a ellos, favorece la relación entre conexión social y salud. Cuanto más sentimos que tenemos una realidad compartida con alguien, mejor funcionamos.

La importancia de la realidad compartida para la colaboración es tan grande que hemos desarrollado comportamientos específicos para fomentar su creación. Los orígenes de esta teoría se centran en las investigaciones de Émile Durkheim realizadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX, que destacaban que muchos rituales implicaban grandes reuniones de personas actuando sincronizadamente.  Los cantos y bailes colectivos son los ejemplos más obvios. Durkheim proponía que estas experiencias compartidas contribuían a una mayor cohesión social , un fenómeno que describía como de “efervescencia colectiva”

Cualquier situación que alinee los estados fisiológicos y mentales de las personas debe, en teoría, fomentar un sentimiento  de realidad compartida que empaña los límites entre nosotros y los demás. Al menos temporalmente. Esto puede ser tan sencillo como sincronizar nuestros movimientos.

Estos hallazgos han hecho que muchos psicólogos evolutivos argumenten que las canciones rítmicas y los bailes de este tipo se han desarrollado para ampliar la conexión social y que son parte del “pegamento social” que mantenía a los primeros grupos humanos juntos y posteriormente favoreció los actos de cooperación y coordinación necesarios para el crecimiento de la sociedad hasta convertirse en la que conocemos en la actualidad.

Otro aspecto es la expansión de la mente que se produce del estímulo mutuo para perseguir nuestras metas individuales. En ocasiones no hemos tenido el coraje de perseguir nuestros sueños hasta que un amigo o compañero nos ha dado el empujón ligero que necesitamos. Asimismo el orgullo que podemos experimentar por el éxito del otro puede contribuir a nuestros propios sentimiento de auto-expansión.

Esta nueva comprensión de lo que significa la realidad compartida y la auto-expansión nos ofrece algunas sugerencias para construir mejores relaciones:

La primera lección es que debemos tener una actitud más abierta hacia las personas con las que nos encontramos, ya que nuestras predicciones inmediatas sobre quién nos va a gustar y quién no con frecuencia son desafortunadas. En general, las personas que tienen unas expectativas más optimistas sobre la posibilidad de formar una conexión están más dispuestas a pasar por alto las diferencias superficiales si esperan que surja la chispa de la conexión.  Tienden a tener más diversidad en sus relaciones mientras aquellos con presunciones e ideas más fijas tienden a tener círculos sociales más limitados. La segunda lección que se deriva de las investigaciones sobre realidad compartida se refiere a cuándo, dónde y cómo interactuamos con los demás. Como ya hemos comentado  actividades tales como cantar y bailar en grupo . promueven una respuesta psicológica o emocional compartida.

Cualquier cosa que centre nuestra atención en lo mismo y al mismo tiempo que otra persona y que provoque la misma reacción visceral, ayudará a fortalecer los lazos con ella. Una comedia, por ejemplo, suele producir unas risas sincronizadas que pueden ofrecer un medio poderoso para establecer una realidad compartida, siempre que estemos apreciando las mismas bromas. Algo similar ocurre cuando apoyamos al mismo equipo deportivo.

Otra ruta consiste en buscar actividades que produzcan un sentimiento de crecimiento y auto-expansión. Puede ser mirar las estrellas o dibujar motivos de la naturaleza o correr en una carrera. La elección debe depender de nuestros gustos pero tenemos que buscar algo que ni nosotros ni las otras personas hayan hecho antes. Múltiples estudios muestran que las personas que abordan actividades retadoras juntas tienden a sentirse más cerca y más comprometidas unas con otras que aquellas que pasan el tiempo juntas en actividades más pasivas.

Sea cual sea la estrategia que empleemos debemos prestar mucha atención a las respuestas de la otra parte y, si las compartimos, debemos mostrar que pensamos y sentimos de la misma manera. Esta validación incrementará nuestros sentimientos de cercanía.

 

 

 

 

 

 

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