John Baldoni, autor de diversos libros sobre liderazgo y Ron Ashkenas, socio de Schaffer Consulting, plantean, en dos artículos en el boletín “Weekly Hotlist” de Harvard Business Review de esta semana, que todos los líderes tienen, al menos, una necesidad en común: la necesidad de conectar honestamente con los demás. Destacan que una forma de facilitar esta conexión es por medio de la comunicación basada en realizar preguntas adecuadas. Los líderes que destacan en esta capacidad han desarrollado la habilidad de lograr que el interlocutor confíe y que la conversación sea fluida.
Algunas sugerencias para favorecer estas conversaciones son:
· Ser curioso, hacer preguntas, escuchar más que hablar. Los directivos que sólo hablan ellos están sordos a las necesidades de los demás. Estas actitudes hacen que no se conozcan las opiniones de los demás.
· Preguntar no sólo por los hechos, sino por los sentimientos que éstos han provocado en el interlocutor. Utilizar preguntas abiertas que permitan expresarse libremente al mismo. Las preguntas que indagan en el qué, cómo y por qué favorecen el diálogo. Las preguntas cerradas limitan la comunicación.
· Demostrar interés. Al preguntar actuar como si realmente nos interesaran las respuestas, por medio de la comunicación no verbal: gestos, actitudes,… Tiene que existir coherencia entre la comunicación verbal y no verbal. De esta forma se favorecen las conversaciones, se crea un clima de confianza y se puede obtener información importante.
· Profundizar en las respuestas y aceptar que puedan ser malas noticias. No recriminar en este caso al interlocutor, para no generar temor y facilitar la obtención de la versión real de los problemas y poder actuar para solucionarlos.
· Dedicar el tiempo necesario y buscar el entorno adecuado.
· Preguntar a los colaboradores, de forma constructiva y en el momento adecuado, no sólo cómo creen que ellos pueden mejorar su actuación, sino pedir sugerencias de cómo el propio líder puede ejercer mejor sus funciones.
· Tener la habilidad de preguntar sobre los planes y proyectos, sin espíritu controlador, para conseguir que los profesionales aporten ellos abiertamente las sugerencias y soluciones para mejorarlos, y facilitar que se compromentan con mayor profundidad con los mismos.
· Preguntar sobre la organización en su conjunto y sobre cómo puede funcionar con más eficiencia, con genuino interés para no generar desconfianza y lograr la implicación de los profesionales. Las preguntas deben ir dirigidas a analizar las prácticas, procesos y estructuras, cuestionando el porqué se hacen las cosas de determinada manera y buscando posibles alternativas mejores.
Como conclusión podemos decir que tener la capacidad de realizar preguntas adecuadas con el espíritu de obtener información veraz y la colaboración de los profesionales es una práctica recomendada para los líderes. Facilita el desarrollo de un entorno en el que los colaboradores se sienten cómodos hablando de cuestiones referentes a su rendimiento y el de su equipo y aumenta la confianza hacia el líder.
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