Roger Fisher y Daniel Shapiro
en el libro "Building Agreement. Using emotions as you negotiate" hemos visto que
planteaban que si queremos utilizar las emociones correctamente en una
negociación debemos, apreciar y afiliar para lograr convertir a los adversarios
en colegas, así como respetar nuestra autonomía y la del contrario. Terminan
sus recomendaciones resaltando la
importancia de otros dos aspectos (que serían el cuarto y el quinto) a tener en
cuenta en toda negociación.
IV.-
RECONOCER EL ESTATUS
El estatus se refiere a
la posición que ocupamos en la sociedad o dentro de un grupo social. Si es
despreciado o degradado nos podemos sentir avergonzados, abochornados o
frustrados y nos puede llevar a actuar de forma incorrecta.
Todos queremos que se
reconozca nuestro estatus, ya que eleva nuestra autoestima y la estima con la
que los demás nos tratan. Necesitamos algún tipo de reconocimiento ya sea a
nivel profesional, personal o familiar para sentirnos bien.
Poseer un estatus alto
añade peso a nuestras acciones y palabras y podemos utilizarlo para influir en
los demás.
En ocasiones en una
negociación los negociadores compiten por tener el estatus más alto como si
sólo existiese una dimensión y si una persona tiene un estatus alto la otra lo
tiene que tener más bajo. Podemos considerar que somos superiores a otro
negociador en rango e importancia, pero éste último puede no estar de acuerdo y
pensar por el contrario que su rango es mayor.
Los negociadores pueden
llegar a utilizar trucos para tratar de “obtener” un estatus mayor tales como
intentar que las reuniones se celebren en su propio territorio, hacer esperar
mientras “estamos reunidos con alguien muy importante” o colocar al contrario
en una situación de inferioridad física, como en una silla más baja.
Competir por el estatus
induce la aparición de emociones negativas. Los profesionales que se sienten
menospreciados van a manifestar resentimiento y a ser menos colaboradores. Al
tratar a los demás como inferiores dificultamos
el que piensen de forma creativa y que estén dispuestos a trabajar en equipo.
Fisher y Shapiro
ofrecen las siguientes sugerencias:
1.- TRATAR A CADA
NEGOCIADOR CON RESPETO. Los negociadores tienden a evaluar cuál es su situación
con respecto su estatus y el de la parte contraria. Es importante detectar
cuáles son las expectativas de trato, en relación con el estatus, de cada
negociador. Los que ocupan un nivel alto en la jerarquía social (presidente de
una compañía, embajador,..) normalmente esperan que se les trate con una mayor
deferencia.
Para poder llegar a
conocer cómo esperan nuestros interlocutores que se les trate en relación con
el estatus que cada uno de ellos supone que tiene es importante seguir las
siguientes recomendaciones que plantean los autores:
a).- Escuchar atentamente
para descubrir la forma en que se describen: ¿Hacen referencia a las
universidades de élite a las que han asistido? ¿Hablan de las personas
importantes con las que se han relacionado socialmente recientemente?
¿Mencionan el importante puesto que desempeñan en su organización?...
b).- El lenguaje
proporciona muchas pistas sobre cómo se considera cada negociador y sobre cómo
considera a los demás. Es conveniente prestar atención sobre el nivel de
formalidad en el que cada persona se siente cómoda: pueden preferir que se
dirijan a ellos utilizando el nombre de pila o su título: doctor, profesor,...
c).- La cultura del
país da también pistas sobre cómo hay que tratar a los interlocutores: por
ejemplo pude resultar ofensivo que un negociador de un nivel más bajo tutee a
uno de un nivel más elevado.
d).- Al presentarnos
podemos introducir un tono más informal si utilizamos nuestro nombre de pila y
preguntamos al interlocutor cómo quiere que nos dirijamos a él.
e).- El estatus social
muchas veces depende de los valores de la organización, equipo o grupo en el
que trabajemos. es conveniente conocerlos porque por ejemplo en algunas
organizaciones que trabajan con nuevas tecnologías la juventud y no la
experiencia es más valorada.
Independientemente del
estatus social no hay que olvidar que siempre hay que tratar a los demás con
respeto y cortesía. La cortesía implica no sólo pedir las cosas por favor y dar
las gracias, sino ser honesto con la persona con la que estamos interactuando.
2.-
RECONOCER EL ESTATUS PARTICULAR DE CADA NEGOCIADOR.
El estatus de un profesional no depende sólo de las percepciones sociales, sino
que va asociado, también, a la consideración y el prestigio que podemos tener
en un campo determinado: en el mundo de la empresa, de la educación, de las
nuevas tecnologías, habilidades de todo tipo sociales, técnicas, deportivas,
...
Si conocemos y
reconocemos esas habilidades podemos generar emociones positivas en nuestro
interlocutor. el hecho de que existan múltiples campos en los que se puede
tener un estatus determinado facilita el trabajo de los negociadores, ya que en
lugar de tener que competir con el otro negociador sobre cuál es el negociador
"alfa", cada uno puede tener un estatus superior con respecto al otro en
algún campo concreto de conocimiento o de experiencia.
Como negociadores
debemos apreciar las áreas en las que tenemos un estatus alto y ser conscientes
de lo que podemos aportar a la negociación, tanto desde la perspectiva de
nuestra experiencia profesional como de nuestras cualidades personales. Si
menosprecian nuestro estatus en el curso de la negociación podemos imaginar
cómo las personas que nos valoran reconocen nuestros méritos y recordar que
podemos terminar ganando estatus en cada interacción si somos capaces de aprender
de todas las experiencias.
3.-
CONOCER LOS LÍMITES DEL ESTATUS. Si un negociador tiene un estatus más
elevado que el nuestro es importante reconocer el peso que tiene su opinión,
pero siempre teniendo cuidado para que no nos influya demasiado si la misma no
lo merece.
En ocasiones, también,
se le da una gran importancia a las opiniones de una persona porque tiene un
estatus social o en determinada área elevado, cuando en el tema que se está tratando su estatus es irrelevante. Los autores
consideran a este fenómeno como un " efecto secundario" del estatus,
es un riesgo que puede surgir en toda negociación y hay que estar atentos ya que la deferencia
se debe sólo en aquellas circunstancias en las que es merecida.
Para protegernos del
mismo debemos empezar por conocer cuáles son las áreas en que cada negociador
es un experto y reconocerlas de forma honesta con lo que estaremos
estableciendo una relación positiva con
los contrarios. Otra alternativa puede ser buscar una segunda opinión experta
en los casos en los que pueden existir dudas y se puede generar un conflicto.
Otra forma de
protegernos de este fenómeno consiste en preguntar al interlocutor sobre los
pros y contras de otras alternativas.
En casos de posible
conflicto puede ser recomendable clarificar cuál es nuestro rol y desempeñarlo
de forma profesional. En lugar de competir sobre el estatus es más eficaz
respetar el de los demás e informarles de cuál es el nuestro. Al reconocer el
estatus particular de cada negociador podemos conseguir que pasen de
considerarse adversarios a colaboradores expertos de alto nivel que están
trabajando con nosotros para formular la
solución que mejor satisfaga los intereses de todos.
4.-
RECORDAR QUE EL ESTATUS NO ES ESTÁTICO: PUEDE AUMENTAR O DISMINUIR. La
reputación se va construyendo, no nacemos con ella. Podemos conseguir elevar
nuestro status como individuos por medio del esfuerzo y de los logros. Nuestra
forma de actuar va a marcar la diferencia, ya que nuestro estatus al no estar
predeterminado puede cambiar dependiendo tanto de lo que hagamos como de lo que
dejemos de hacer.
Si nos formamos
adecuadamente podemos aumentar nuestro estatus en una negociación, para llegar
a ser expertos en el tema.
Como conclusión de este
punto los autores insisten en la necesidad de conocer y ser capaces de
reconocer y apreciar nuestro estatus y las áreas en las que destaca, para que
de esta forma no nos importe lo que los demás piensen de nosotros y
reconozcamos el estatus de los demás negociadores sin ningún coste personal. La
consecuencia previsible es que al tratar a los demás con respeto los demás nos tratarán de la misma forma.
V.-
SELECCIONAR UN ROL GRATIFICANTE Y ENRIQUECEDOR:
En una negociación el
desempeñar un rol que no sea gratificante ni enriquecedor puede conducir al
resentimiento, enfado o frustración.
Tres características destacan
en los roles enriquecedores:
1.- Tienen un propósito
claro, que nos va a facilitar el marco para nuestro comportamiento.
2.- Tienen un sentido
personal. Un rol que tiene un significado incorpora nuestras habilidades,
intereses, valores y creencias a la tarea a desempeñar.
El sentido lo
encontramos no sólo en lo que hacemos sino en cómo percibimos una situación.
3.- No son simulaciones. Cuando hablamos de jugar
un papel parece como si tuviésemos que convertirnos en actores y fingir que
somos alguien que no somos, pero lo que tenemos que hacer es conseguir que el
rol que tenemos que desempeñar sea satisfactorio para nosotros y muestre quién
somos realmente, sin necesidad de fingir.
Si queremos que
nuestros roles convencionales tanto en
nuestra vida profesional como personal) sean enriquecedores tenemos, según los
autores, que:
a).-
Ser conscientes de nuestros roles convencionales.
Podemos evitar conflictos innecesarios si somos conscientes de los roles que
guían nuestro comportamiento. En ocasiones pueden colisionar: por ejemplo
nuestras demandas como padres pueden
chocar con las profesionales o en el ámbito laboral podemos estar en desacuerdo
con algún compañero sobre quién tiene que desempeñar determinado rol.
b).-
Modelar el rol para que incluya actividades enriquecedoras. Para
ello podemos:
b.1).- Definir la
relación de actividades asociadas al rol en concreto.
b.2).- Analizar las actividades o ampliarlas para incluir
acciones que tengan un significado y las hagan más atractivas para nosotros. La
forma de desempeñar una tarea depende de nosotros: con interés, agrado, con una
sonrisa, colaborando, con proactividad y creatividad o todo lo contrario.
En una negociación
podemos plantear que nuestro rol nos va a permitir aprender de los demás, sobre
fundamentos de la negociación y sobre
nosotros mismos.
b.3).- Rediseñar las
actividades para que incluya aspectos gratificantes.
Los autores recomiendan
seguir los 4 pasos siguientes:
1.-
Nombrar el rol
|
2.-
Preparar un listado de todas las actividades que incluye el rol
|
3.-
Nombrar actividades que pueden hacer al rol más enriquecedor:
¿Añadir
nuevas actividades?
¿Modificar
actividades?
|
4.-
Considerar la eliminación de actividades no enriquecedoras:
¿Nadie
las tendría que hacer?
¿Alguna
otra persona las debería asumir?
|
Si en una negociación
surgen fricciones con algún negociador podemos efectuar este proceso desde la
perspectiva del contrario para buscar formas en las que podamos ayudar a que su
rol sea más gratificante. Podemos preparar una lista que incluya las
actividades que pensamos tiene que realizar, reflexionar sobre las cosas que no
están haciendo y que podrían hacer y sobre cuáles pueden ser otras actividades
adicionales que ayuden a enriquecer su papel en la negociación. Posteriormente
podemos hablar con él sobre nuestras ideas, presentándolas como sugerencias no
como críticas o demandas.
c).-
Apreciar y reconocer los roles convencionales que los negociadores quieren
adoptar. Un rol enriquecedor puede ocupar un lugar importante
en nuestras vidas. Nuestra identidad se
puede asociar estrechamente al rol y a todo lo que éste lleva consigo: el
estatus, el poder, la afiliación, etc. La pérdida de un rol determinado puede
herirnos y podemos ser capaces de resistirnos con fuerza para evitarlo. En toda
negociación es un punto importante a considerar para que los acuerdos
interfieran lo menos posible en los roles de los profesionales que se van a ver
afectados por las medidas tomadas.
d).-
Ser conscientes del poder que tenemos para adoptar roles temporales. Cuando
negociamos a veces podemos caer en trampas y responder actuando con un rol
determinado en respuesta al rol que interpreta otro negociador. Si éste actúa
como un adversario respondemos de forma similar, si plantea demandas, hacemos
lo mismo, si nos acusa de debilidad intentamos mostrar posturas de fuerza,…
Si permitimos que los
demás elijan el rol que vamos a desempeñar difícilmente éste va a ser enriquecedor
y sentiremos que nos han trivializado. Para evitarlo Fisher y Shapiro plantean
que debemos:
d.1).- Reconocer los
roles temporales que adoptamos de forma automática. En una negociación tenemos
la libertad de asumir distintos roles: oyente, argumentador o “solucionador “de
problemas entre otros. Siendo conscientes de estos patrones de comportamiento
podemos estar más alerta y decidir cuál queremos adoptar en cada momento. Estos roles tienen la ventaja de que los
podemos interpretar libremente en el momento en el que los consideremos
oportuno.
d.2).- Adoptar roles
temporales que fomenten la colaboración. Los autores destacan como roles
temporales más comunes a los siguientes:
Hablador Víctima
Agresor Solucionador de
problemas Colega Mediador informal
Oyente Facilitador “Abogado del diablo” Colaborador Anfitrión
Competidor
Acomodador Invitado
“Comodín” Aprendiz Evaluador
Creador Generador de opciones
Consejero
|
d.3).- Reconocer y
apreciar los roles temporales que asumen el resto de los negociadores para
actuar de forma que no frustre sus expectativas.
d.4).- Sugerir que
adopten un rol temporal los interlocutores. Los roles formales pueden limitar
nuestra habilidad para hablar abiertamente. Si proponemos interactuar de forma
informal podemos ampliar la libertad para compartir ideas y cambiar el nivel de
confianza entre los negociadores.
El mensaje que
pretenden transmitir los autores en este apartado como conclusión es que
tenemos una gran libertad para diseñar un rol que sea enriquecedor, tanto para
nosotros, como para los demás. Normalmente no utilizamos esa libertad en toda
su extensión, ya que o no tomamos iniciativas para extender nuestro rol o por distintos motivos que desvirtúan
nuestro pensamiento como el enfado o la ira tendemos a interpretar roles que no
nos benefician ni a nosotros ni a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario