Quy Huy, profesor asociado de
estrategia en INSEAD, plantea en INSEAD blogs del pasado 22 de mayo, que la
envidia convierte a las personas en destructivas y arruina el potencial de
innovación de las organizaciones, pero que se puede manejar para lograr alcanzar
un mejor desempeño. El autor señala, por ejemplo, que una de las causas del
bajo nivel de innovación de Microsoft se debe a su sistema de evaluación del
desempeño que causó una competición masiva y destructiva entre sus equipos de
innovación, ensombrecida por una oscura nube de envidia entre los ganadores y
perdedores. Con el método empleado cada departamento se veía obligado a
identificar un determinado porcentaje de profesionales como de alto desempeño,
medio o bajo. Uno de cada diez empleados
acababa inevitablemente en el percentil inferior lo que significa que en caso
de recortes serán los primeros en abandonar la empresa. Los críticos de este
sistema instaurado en Microsoft piensan que lo que se ha generado es un ambiente
en el que los profesionales dedican más tiempo a competir entre ellos y a
boicotear al compañero que a competir con otras empresas del sector.
La envidia es destructiva para una
organización por dos razones principales:
a).- Bloquea la cooperación.
b).- Buenas ideas son aniquiladas a
través de los rumores maliciosos.
Uno de los principales problemas
que se plantean ante su existencia es que nadie quiere reconocer que siente
envidia, ya que es una emoción que se considera tabú en los ambientes
laborales. Los profesionales no quieren hablar de ella ni con sus superiores ni
entre ellos mismos, temiendo que si lo hacen sean mal considerados, por lo que
no informan de su existencia con lo que los directivos carecen de información
sobre su aparición y no pueden abordar el problema de forma correcta. De esta
forma la envidia se puede manifestar envenenando situaciones como las que se
presentan cuando los profesionales de forma deliberada evitan o enlentecen la
finalización de tareas, no comparten información necesaria o boicoteando activamente
las actuaciones de los compañeros.
La envidia se puede presentar en
todos los niveles de la organización:
1.- Individual. Se puede
manifestar cuando los profesionales ven como sus compañeros son promocionados o
ensalzados o reciben unas retribuciones más altas o tienen un trabajo mejor. En
ocasiones existen razones para sentirse marginado como en el caso de un
esfuerzo realizado por más de una persona para finalizar un proyecto o una
tarea y sólo una de ellas recibe el reconocimiento. Los mismos sentimientos
pueden surgir cuando un compañero es promocionado por haber alcanzado
aparentemente unos objetivos mejor que los demás.
2.-Grupal. En este nivel su
presencia resulta todavía más opaca y surge entre departamentos o equipos.
3.- Organizacional. Aparece cuando los altos ejecutivos de las compañías se comparan unos con
otros y luchan por alcanzar el puesto de mayor nivel y mayor reconocimiento. Huy
y Marina Biniari de la Universidad de
Aalto han encontrado en una investigación realizada “Bringing Honey Out of People: How Managing Envy Helpsthe Organisational Innovation Process”, que la envidia en una organización
puede ser controlada y hasta redirigida para que se convierte en una emoción
positiva en lugar de destructiva.
El primer
paso consiste en el reconocimiento de su existencia y de su potencial dañino en
el trabajo. Tiene que ser percibida no sólo al nivel personal sino en los
demás. Para lograrlo se requiere que el líder utilice su inteligencia emocional para detectarla y
valorar si se ha convertido en un problema importante que hay que abordar. Los
mandos intermedios suelen ser los que tienen más posibilidades de identificar
esta situación. Y equilibrar los intercambios emocionales entre los
profesionales. Deben centrarse en intentar empatizar con los envidiosos,
intentando calmarles y ayudándoles a encontrar otra perspectiva, quizás sugiriendo
que emulen el comportamiento de aquellos a los que envidian como medio de
lograr resultados similares, siempre garantizando la confidencialidad. Al mismo
tiempo deben plantear a los envidiados que compartan y ayuden a los envidiosos. De esta forma los
profesionales que son envidiados se sienten orgullosos de lo que han alcanzado y
los envidiosos pueden sentirse más seguros y más comprometidos con el
crecimiento constructivo de la organización.
Posteriormente se debe reforzar esta estrategia
con políticas que ofrezcan algún tipo de recompensa por emular a alguna persona
o grupo para estimular los comportamientos positivos. Microsoft en octubre de
2013 sustituyó su sistema de evaluación de desempeño por otro que recompensa la
cooperación interna.
Excelente Artículo que nunca perderá v8gencia y que cada día se vuelve más actual.
ResponderEliminarBuen articulo.
ResponderEliminar