Kenneth Michelsen y Harold Jarche en el boletín de
HBR del pasado 16 de octubre plantean que los líderes deben escanear el mundo
buscando señales de cambio para poder ser capaces de reaccionar
instantáneamente. Vivimos en un mundo que cada vez más requiere lo que el
psicólogo Howard Gardner llama la inteligencia que busca la luz, que
consistiría en la habilidad de ver los
puntos que conectan las personas y las
ideas, en aspectos en los que los demás no ven esa posible conexión. Una
perspectiva bien informada cada vez resulta más importante para anticipar lo
que va a ocurrir y tener éxito en el
futuro. Como el dicho recomienda “La mejor forma de predecir el futuro
es crearlo”.
Para encontrar su camino a través de entornos
cambiantes los líderes no pueden apoyarse en mapas estáticos, ni pueden aspirar a manejar la complejidad
centrándose sólo en los detalles. Deben aprender a sentirse cómodos viviendo en
un estado de cambio y si quieren estar siempre actualizados deben mostrar una
actitud abierta y receptiva y una disposición hacia el aprendizaje continuo. En
un mundo en el que la vida media de cualquier habilidad es de cinco años los
líderes tienen la responsabilidad de renovar sus perspectivas para asegurar la
relevancia de sus organizaciones.
Si el trabajo es aprendizaje el liderazgo debe
facilitarlo. En el estudio de Deloitte Global Human Capital Trends 2015 el 85%
de los encuestados citaban el aprendizaje como un factor importante o muy
importante, pero consideraban que gran parte de sus organizaciones no estaban
preparadas para abordar este reto.
John Hagel, John Seely Brown y Lang Davidson han descrito el giro hacia una
transformación masiva de la instituciones diseñadas para una eficiencia
escalable a las diseñadas hacia un aprendizaje escalable. La clave está en
encontrar formas para conectar y participar en flujos de conocimiento que
desafíen a nuestro pensamiento y nos permitan descubrir nuevas formas de
conectar, colaborar y conseguir realizar el trabajo mejor y con mayor rapidez.
Las ventajas competitivas sostenibles
van a depender de contar con profesionales que sepan cómo establecer relaciones, buscar información, encontrar el
sentido de lo que observan y compartir sus ideas a través de un uso inteligente
de las nuevas tecnologías. Para ayudar a los líderes a conseguirlo los autores
han desarrollado un proceso que llaman Maestría en los Conocimientos Individuales que es una
estrategia de aprendizaje. Es un método
para que las personas tomen el control de su desarrollo profesional a través de
un proceso continuo de:
1.- Búsqueda para mantenerse al día. En un mundo saturado de información, necesitamos
filtros finos que nos permitan detector la información valiosa. Requiere que de
forma regular evaluemos y ajustemos las fuentes
de información en las que basamos nuestro pensamiento y toma de decisiones.
Para ello debemos estar conectados a una red de profesionales inteligentes y de
confianza que nos ayuden a filtrar la información útil, a exponer nuestros
puntos ciegos y a abrir nuestros ojos y mentes.
2.- Personalización de la información y utilización de la misma. Incluye la
reflexión y la puesta en práctica de lo aprendido. Es un proceso basado en el
pensamiento crítico en el que se entremezclan
nuestros pensamientos, experiencias, impresiones y sentimientos para
darles un sentido. Al escribir un blog o al anotar nuestras ideas, por ejemplo,
estamos contextualizando y reforzando nuestro aprendizaje.
3.- Intercambio de experiencias, recursos e ideas con nuestras redes y compañeros.
Compartir es un proceso en el que transmitimos nuestro conocimiento y
colectivamente conduce al aprendizaje a través de las distintas reflexiones y
facilita la generación de respeto y confianza hacia los que lo hacen.
Al buscar, dar un sentido y compartir
conocimientos, todos en la organización se vuelven parte de un organismo que
aprende, escuchando en diferentes frecuencias, escaneando el horizonte,
identificando patrones y tomando mejores decisiones de forma bien informada.
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