En el boletín de Mind
Tools, del pasado 8 de noviembre, el equipo editor plantean el hecho de que no todos los requerimientos que recibimos de
nuestros jefes deben ser aceptados o negociados. En ocasiones es necesario
decir “no”, pero para poder detectar cuáles son esas situaciones debemos
hacernos las siguientes preguntas:
1.- ¿Tengo tiempo para
hacerlo?
3.- Soy la persona más
adecuada para la tarea?
4.- ¿Existe alguien más
apropiado para afrontar esa tarea?
5.- ¿Esta petición se
ajusta a mis metas y objetivos? Para determinarlo podemos utilizar la matriz de
acción /prioridad. En ella se incluyen y distinguir entre tareas o
requerimientos que pueden considerarse como:
a).- “Ganadores rápidos”
(quick wins): alto impacto, poco esfuerzo. Son los proyectos más atractivos
porque nos van a dar un buen retorno con un esfuerzo no demasiado grande.
b).- Grandes proyectos:
alto impacto, alto esfuerzo. Producen muy buenos resultados pero consumen mucho
tiempo.
c).- Tareas de “relleno”: bajo impacto y bajo
esfuerzo. Es mejor no dedicarles tiempo, salvo que éste nos sobre, si no es así
debemos desecharlas o delegarlas si es posible.
d).- Tareas “desagradecidas”:
bajo impacto, alto esfuerzo. No sólo producen retornos muy bajos sino que
consumen tiempo que deberíamos dedicar a a) y a b).
Si la respuesta a estas
preguntas es “no” debemos rechazar el encargo, sin olvidar que no es
profesional decir no a una tarea sólo porque no queramos hacerla, nos va a
llevar mucho tiempo o la consideramos complicada.
Si vamos a decir no
tenemos que pensar cómo podemos decir “sí” a la persona al mismo tiempo por lo
que debemos explicar nuestra justificación para que quede claro que la negativa
se corresponde exclusivamente a una determinada tarea y en esa ocasión
particular. Si lo hacemos bien la persona que nos ha pedido nuestra
colaboración no tendrá la sensación de que no queremos ayudar.
Decir “sí” a la persona
y “no” a la tarea puede suponer, también, la necesidad de negociar distintos acuerdos para
acomodar la petición de distinta manera. Para decir “sí” a la persona primero
debemos responder a estas tres preguntas:
1.- ¿Qué es lo que la
persona necesita realmente?
2.- ¿De qué otra forma
las necesidades de esa persona se pueden abordar?
3.- ¿Cómo puedo apoyar
para conseguir que las necesidades de esa persona se cubran?
Es necesario que exista
una buena comunicación y confianza entre las dos partes para que este proceso
sea eficaz, para poder llegar a conocer las necesidades reales y poder buscar
alternativas. No hay que olvidar que decir “sí” a la persona y “no” a la tarea generalmente
implica la necesidad de una conversación y no de la respuesta con una sola frase. Se puede comenzar, en
situaciones no muy complicadas con frases del tipo: “Siento no poder realizar
ese trabajo esta semana. ¿Te viene bien que lo haga la semana próxima? , “No
puedo realizar de forma regular la tarea que solicitas porque me han encargado
otras responsabilidades pero puedo enseñar a otra persona para que lo haga”.
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