Monique Valcour, en la edición de noviembre de Havard Business Review, destaca el hecho de que las pesadas cargas de trabajo y las presiones para cumplir plazos de entrega son un hecho habitual en las organizaciones actuales, pero que cuando el exceso de estrés nos conduce al estado debilitador que llamamos de burnout nos encontramos ante un problema serio que va a afectar no sólo a nuestro desempeño y bienestar, tanto dentro como fuera del trabajo, sino que también va a intervenir negativamente en nuestro equipo y organización.
Los datos sobre la
prevalencia del burnout no son concluyentes puesto que no se considera todavía
un término clínico independiente del estrés. Algunos investigadores dicen que
al menos un 7% de los profesionales han sufrido su impacto, pero otros han
documentado ratios tan elevados como de un 50% en el caso de los residentes
médicos o de un 85% entre los profesionales del mundo financiero. Las
investigaciones han ligado el burnout a muchos efectos físicos y mentales
negativos tales como enfermedades coronarias, hipertensión, alteraciones en el
sueño, depresión, ansiedad y a un incremento en el consumo de drogas y alcohol.
Asimismo se ha comprobado que el burnout produce sentimientos de inutilidad y
alienación, disminuye la calidad de las relaciones y la carrera profesional a
largo plazo se ve afectada negativamente.
Las investigaciones de
la psicóloga Christina Maslach y de sus colaboradores han puesto de manifiesto
que el burnout es un síndrome compuesto por tres componentes que surge como
respuesta a una serie de factores que podemos considerar como “estresantes” en
el trabajo. Éstos son:
I.-
AGOTAMIENTO
Es el síntoma central
del burnout. Incluye una profunda fatiga, tanto física, cognitiva y mental, que
mina las habilidades de las personas para trabajar con eficacia y de sentirse
bien con el trabajo que realizan. Puede surgir como consecuencia de trabajar en
una organización con una cultura que demande 24 horas de disponibilidad los 7
días de la semana, por presiones muy intensas con relación a la entrega de
proyectos, productos o servicios o simplemente por tener demasiadas cosas que
hacer, sobre todo si no tenemos control sobre nuestro trabajo, nos desagrada o
carecemos de las competencias necesarias para realizarlo. En un estado de
agotamiento sentiremos que no somos capaces de concentrarnos o de tener una
visión global, las tareas previamente agradables se tornan arduas y complicadas
y tenemos dificultades para acudir al trabajo.
II.-
CINISMO
Se llama también
despersonalización y representa la erosión del compromiso. Esencialmente podemos
considerarlo como una forma de distanciarnos psicológicamente del trabajo. En
lugar de sentirnos implicados y comprometidos con nuestras tareas, proyectos,
compañeros, clientes y otros colaboradores nos sentimos distanciados, negativos
y hasta insensibles o despiadados. El cinismos puede surgir como consecuencia
de un exceso de trabajo, pero también puede aparecer debido a la presencia de
situaciones de alta conflictividad, de injusticias o de falta de participación
en la toma de decisiones.
El cinismo persistente
es una señal de que hemos perdido nuestra conexión, la capacidad de disfrutar y
el orgullo por nuestro trabajo.
III.-
INEFICACIA
Se refiere a los sentimientos
de incompetencia y de falta de rendimiento y logros. Las personas que padecen
este síntoma de burnout sienten que sus capacidades les abandonan y que no
podrán realizar determinadas tareas o
tener éxito en otras. Con frecuencia surge junto al agotamiento y al cinismo porque la persona no puede lograr un
alto rendimiento al no tener energía y al haber perdido la conexión con el trabajo.
El burnout puede
comenzar con la ineficacia si carecemos de los recursos y de los apoyos
necesarios para realizar nuestro trabajo correctamente, por ejemplo contar con el
tiempo adecuado, las expectativas clara, autonomía y buenas relaciones con
aquellos que necesitamos para ejecutar nuestro trabajo. La ausencia de
reconocimiento o del feedback que nos permita saber si la calidad de nuestro
trabajo es buena y la falta de apreciación del mismo pueden activar, también,
este componente.
Aunque cada componente
se correlaciona con los otros dos y con
frecuencia uno lleva a los otros los individuos tienen distintos perfiles de
burnout. Michael Leiter en sus investigaciones ha encontrado que muchas
personas desarrollan agotamiento pero no se muestran cínicas ni se consideran
ineficaces. Otras por el contrario son cínicas o padecen sentimientos de
ineficacia.
La autora plantea para PREVENIR Y SUPERAR ESTA SITUACIÓN las
siguientes estrategias:
A).-
PRIORIZAR EL AUTOCUIDADO
Es esencial que
recuperemos la energía física y emocional junto a nuestra capacidad de
centrarnos priorizando los buenos hábitos de descanso y sueño, el ejercicio
físico regular, la nutrición adecuada, mantener buenas relaciones y la
realización de prácticas que promuevan el bienestar y el equilibrio como la
meditación o disfrutar de la naturaleza.
B).-
MODIFICAR NUESTRA PERSPECTIVA
Si queremos intervenir
en la causa raíz del burnout debemos reflexionar sobre nuestras creencias y
patrones mentales, ya que la situación en el trabajo puede ser que nos lleve a
que tengamos que seguir enfrentándonos a
la carga de trabajo excesiva, a los conflictos inmanejables o a la escasez de
recursos. Deberemos preguntarnos qué aspectos de nuestra situación son fijos e
inamovibles y cuáles podemos cambiar. Al alterar nuestra perspectiva podemos
amortiguar el impacto hasta de los aspectos inflexibles. Si el agotamiento es
el principal problema, por ejemplo, podemos ver qué tareas podemos delegar, si
el cinismo es la fuente podemos procurar protegernos y blindarnos ante las
partes de la organización que nos frustran para volver a interesarnos por nuestro
rol específico y si es la sensación de ineficacia podemos buscar maneras para
lograr el reconocimiento por nuestro trabajo.
C).-
REDUCIR LA EXPOSICIÓN A LOS FACTORES ESTRESANTES
Implica modificar las
expectativas de compañeros, jefes, clientes y hasta miembros de la familia para
que sean conscientes de qué es lo que vamos a asumir y las reglas básicas para
poder trabajar juntos.
D).-
ESTABLECER RELACIONES ENRIQUECEDORAS
El mejor antídoto para
el burnout, particularmente si es movido por el cinismo o el sentimiento de
ineficacia, consiste en la búsqueda de relaciones interpersonales
enriquecedoras y de desarrollo continuo personal y profesional. Resulta de
utilidad encontrar coaches y mentores que nos ayuden a identificar relaciones
positivas y oportunidades de aprendizaje. Ayudar y aconsejar a los demás es
otra forma efectiva de romper el ciclo negativo.
Otra estrategia útil es
buscar a otros profesionales en la organización que estén sufriendo situaciones
similares para proponer soluciones y como
apoyo mutuo.
El burnout es rara vez
un fenómeno individual, el prevenir su aparición necesita liderazgo. La autora
propone las siguientes RECOMENDACIONES
PARA LOS LÍDERES:
1.-
ESTAR ATENTOS PARA DETECTAR SEÑALES DE AVISO
Las señales de la
aparición de burnout son obvias en algunas personas pero sutiles en el caso de
otras. Hay que estar atento para detectar signos de cansancio, de falta de
foco, de ánimo depresivo, de hostilidad y de expresiones de desesperanza.
Regularmente el líder
debe efectuar un chequeo de la situación de los miembros de su equipo para
evaluar sus niveles de energía física, cognitiva y emocional.
2.-
PONER LÍMITES A LAS CARGAS DE TRABAJO
Es conveniente hablar
con los miembros de equipo sobre su capacidad colectiva para asegurarnos que
sus tareas y tiempos de realización no la exceden.
Proteger al equipo de
las presiones externas, incluyendo las demandas no razonables o claras de los
clientes o de los directivos.
3.-
INSISTIR EN LA IMPORTANCIA DEL DESCANSO
Comunicar al equipo que
el desempeño óptimo depende del descanso y de la sensación de renovación.
Fomentar la fijación de límites sensatos a las horas de trabajo.
Ser un ejemplo al no
excedernos en las horas de trabajo, manteniendolas en un nivel razonable.
Asegurarnos de que
todos los miembros del equipo disfrutan de todos sus días de vacaciones.
4.-
FACILITAR EL CONTROL SOBRE EL PROPIO
TRABAJO
Aclarar las
expectativas y conceder flexibilidad al profesional sobre cómo, dónde y cuándo
hacer el trabajo.
Solicitar y conseguir
los recursos que nuestro equipo necesita para trabajar.
Conceder tiempo
ininterrumpido para que los miembros del equipo puedan hacer progresos y
avanzar en tareas importantes.
5.-
HACER QUE EL RECONOCIMIENTO TENGA UN SIGNIFICADO
Regularmente destacar
los éxitos, aunque sean pequeños.
Reconocer y recompensar
a los profesionales por ayudar a los demás.
Destacar el impacto
positivo que tiene el trabajo de nuestro equipo sobre otros.
6.-
RESALTAR LA IMPORTANCIA DEL APRENDIZAJE
Regularmente hacer un
seguimiento de las metas de desarrollo
de los miembros del equipo y sobre si tienen acceso a los medios requeridos
para ello.
Compartir lo que
estamos aprendiendo y la forma de hacerlo.
7.-
FACILITAR APOYO MUTUO
Hablar regularmente con
los miembros del equipo sobre el progreso de los objetivos comunes.
En las reuniones de
equipo preguntar que ayuda necesitan sus miembros con carácter individual y
quién puede prestarla.
Adoptar una actitud
abierta a solicitar y prestar apoyo.
8.-
CONSTRUIR UN SENTIMIENTO DE COMUNIDAD
No tolerar los malos
modos dentro del equipo. Dar ejemplo siendo respetuosos y considerados en
nuestro comportamiento hacia los demás.
Fomentar el que los
miembros del equipo compartan lo que les está ocurriendo en sus vidas fuera del
ambiente laboral.
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