Simon Horton, en “The leader´s guide to negotiation. How to use soft skills to get hard results” publicado por Financial Times, plantea que cualquier situación en la que estén involucradas personas en algún momento va a intervenir emplear la negociación. En el mundo de las organizaciones, de forma continuada, independientemente de las de carácter externo tienen lugar múltiples micronegociaciones. Las organizaciones que tienen un alto desempeño llevan a cabo estas micronegociaciones internas rápidamente y con éxito.
Horton define la
negociación como el proceso por el que dos o más partes acuerdan una acción a
realizar. Es la primera etapa de un proceso mayor que tiene las siguientes
fases:
1.- Negociar.
2.- Llegar a un
acuerdo.
3.- Ejecutar lo
acordado.
La más importante es la
última. La negociación habrá fracasado si no se sigue lo acordado.
El autor enfoca su
libro desde el punto de vista del liderazgo por lo que en la introducción del
mismo considera que liderazgo es tener una visión y lograr que se materialice
para que las cosas sean mejores de cómo son en el momento actual. Entre 2005 y
2008 Gallup realizó una encuesta en la que preguntó a más de 11.000
profesionales que atributos de sus líderes eran los que les habían causado un
mayor impacto. Los mencionados con más frecuencia eran: confianza, empatía,
estabilidad y esperanza. Todos van a tener una gran influencia en el proceso de
negociación.
a).- Ganar – perder.
Tratamos de obtener lo más posible del acuerdo aunque sea a expensas de la otra
parte. Conseguiremos que la otra parte adopte el mismo busque lo mismo ya que hasta
las personas más razonables responden de esta forma ante este tipo de
planteamientos y se vuelven agresivas.
b).- Ganar-ganar. Este
enfoque defiende la idea de que las dos partes tienen más que ganar si trabajan juntas que si lo hacen
a nivel individual, por lo cual es mejor que compartan recursos y que colaboren entre sí y
normalmente va a obtener una respuesta positiva der la otra parte. Aunque no
seamos generosos y pensemos solo en nuestro beneficio personal si
buscamos un acuerdo mutuamente bueno conseguiremos que la otra parte lo asuma y
no lo boicotee. Los líderes entienden este planteamiento y suelen, por tanto,
buscar en la negociación que ambas partes se encuentren satisfechas y se
ejecute lo acordado.
Este planteamiento no
implica que tenemos que ser agradables para gustar a la otra parte. No importa
que les gustemos o no lo que tenemos que lograr es el mejor acuerdo y para eso
las dos partes deben ganar.
Los negociadores
habilidosos son duros y no ceden ni aceptan ser manipulados, pero no son
agresivos ni mentirosos pero no están dispuestos a abordar la negociación desde
la perspectiva de que ellos ganen y los demás pierdan porque saben que a largo
plazo esta es una mala táctica.
Existe un creencia
común que se basa en que las estrategias perder ganar obtienen mejores
resultados que se produce porque caemos en el prejuicio conocido como del
“superviviente” por el que hacemos nuestros juicios apoyándonos en la evidencia
de los ganadores o supervivientes ignorando a aquellos que no tuvieron tanto
éxito.
Otra creencia muy
extendida es que el enfoque ganar-ganar es bueno en teoría pero que en la
práctica la otra parte va a utilizar la táctica de ganar-perder con lo cual les
estamos siguiendo el juego y vamos a vernos afectados negativamente.
Los líderes para evitar
la posibilidad anterior deben seguir una política de ganar-ganar fuerte. La
diferencia con el abordaje tradicional se encuentra en dos diferencias:
a).- Reconoce que puede
funcionar siempre que la otra parte utilice la misma táctica de ganar-ganar por
lo que el desafío está en conseguir que la parte contraria la adopte.
b).- Enfatiza la
importancia de la credibilidad y de la fortaleza del acuerdo.
Al emplearla evitamos
la influencia nociva de los manipuladores y “bullies”, ya que éstos se
aprovechan sólo de los que se muestran débiles.
La estrategia de ganar –ganar se apoya en cuatro principios básicos:
PRINCIPIO
nº 1: NO SE TRATA DE GANAR LA BATALLA
SINO DE GANAR LA GUERRA
Aunque parece evidente
con frecuencia lo olvidamos. Los líderes deben mantenerse centrados en lograr
que la visión se materialice sin dejar que detalles poco relevantes les
distraigan y desvíen de este objetivo. Esto no quiere decir que se menosprecien
los detalles ya que con frecuencia pueden llegar a ser cruciales, sino que se
deben considerar con la perspectiva
adecuada y que si se plantea un
conflicto entre éstos y el enfoque global éste último debe ganar siempre.
Para cumplir este
principio en las negociaciones debemos evitar que sean las posiciones las que
dominen, ya que frecuentemente finalizarán sin acuerdo, con un acuerdo malo
para una parte que no se va a cumplir a largo plazo o con compromisos que dejen
insatisfechas a ambas partes.
Es más adecuado
centrarse en los intereses de ambas partes porque es lo que realmente desean
conseguir y va a facilitar el que las dos partes se impliquen activamente en
encontrar una solución satisfactoria para ambas, ya que los intereses suelen
ser menos excluyentes que las posiciones.
PRINCIPIO
nº 2: CON ESFUERZO UNO MÁS UNO PUEDEN SUMAR 3
Una idea más una idea
pueden sumar tres ideas o más, por ejemplo tu tienes una vaca y yo un toro y
juntos podemos tener un negocio. Cuando el resultado es mayor que los inputs
que introducimos estamos generando valor. El planteamiento de ganar-ganar en
una negociación surge de la necesidad de crear valor para cada una de las
partes implicadas en la misma.
Si queremos utilizar
esta estrategia para llegar a un acuerdo debemos preguntarnos:
a).- ¿Qué queremos
conseguir?
b).- ¿Qué es lo que la
parte contraria desea lograr?
c).- ¿Cómo les puedo
ayudar a que alcancen sus objetivos al tiempo que el hacerlo me ayude a obtener
los míos?
d).- ¿Cómo me pueden
ayudar a cumplir mis intereses de forma que también les ayude a conseguir los
suyos?
De esta forma en lugar
de intentar alcanzar nuestras metas a expensas de los demás las partes están
trabajando juntas para lograr las de ambas. Una táctica a emplear se centra en
aumentar el “pastel” a repartir buscando soluciones creativas que satisfagan todos
los intereses. Los buenos negociadores, por eso, siempre van más allá de lo
obvio y trabajan pensando que siempre va a haber más de una solución para cada
problema.
PRINCIPIO
Nº 3: SIEMPRE ACTUAR CON CORTESÍA Y
EVITAR APLASTAR AL CONTRARIO
No debemos olvidar que
la negociación no sirve para nada si no conseguimos que se cumplan los acuerdos
suscritos. Por tanto debemos asegurarnos de que la otra parte se sienta
incentivada para hacerlo. El autor cita como ejemplo lo que ocurrió tras la
firma del Tratado de Versalles en junio de 1919. Dicho acuerdo ratificaba el
final de la Primera Guerra Mundial, pero el Mariscal Foch, representante de
Francia, fue consciente de sus limitaciones y declaró: “Esta no es la paz, esto
es un armisticio por 20 año”. Se equivocó, sólo en 20 días, ya que la Segunda Guerra Mundial comenzó el 1
de septiembre de 1939.
Si estrujamos a la
parte contraria en una negociación lo más frecuente es que respondan saboteando
el acuerdo durante su ejecución y ninguna parte obtendrá lo que desea. También
lograremos tener una reputación negativa
que ocasionará que los demás no se planteen negociar con nosotros. El acuerdo
tienen que ser considerado justo por ambas partes y debemos procurar tratar
bien al contrario si queremos que los acuerdos se implementen.
PRINCIPIO
Nº 4: SER ASERTIVOS
Si queremos que la
negociación sea claramente de ganar-ganar debemos tratar a los demás con
respeto pero exigir que ellos hagan lo mismo y no intenten aprovecharse de
nuestra buena actitud.
La forma en la que los
demás se relacionan con nosotros depende en parte de la imagen que proyectemos.
Si nos tratamos a nosotros y a los demás con respeto estaremos siendo asertivos
y este es el comportamiento a mantener
en una negociación.
En una negociación si actuamos
con pasividad mostraremos que no nos valoramos a nosotros mismos y que no
estamos intentando defender nuestros derechos o el resultado que queremos, sino
que estamos dejando que la otra parte obtenga sus deseos, con frecuencia a
expensas de los nuestros lo cual no es una buena táctica de negociación.
La respuesta, sin
embargo, no está en el comportamiento agresivo ya que con él dejamos de valorar
a la otra parte y sólo nos preocupamos de lograr lo que nosotros queremos a
expensas de los demás. Esta táctica también es de ganar-perder como la anterior
y no es recomendable.
La conducta asertiva se
encuentra entre la de carácter pasivo y la agresiva y se centra en ganar-ganar.
Valora los derechos y objetivos de todas las partes implicadas y trabaja para que
se puedan alcanzar. Es la respuesta correcta y para llegar a ella Horton
propone que nos hagamos las siguientes preguntas:
a).- ¿Cuál podría ser la
respuesta pasiva en esta situación?
b).- ¿Cuál podría ser la
respuesta agresiva en esta situación?
c).- ¿Por tanto, cuál sería
la respuesta asertiva adecuada en esta situación?
Si, por ejemplo,
imaginamos un escenario en el que la parte contraria se enfada y nos grita
diciendo que cómo nos atrevemos a introducir una determinada cláusula en un
contrato y nos exige que la retiremos, la respuesta habitual sería primero
sorprendernos y enfadarnos y gritar nosotros también, pero si reflexionásemos
seríamos conscientes de que al mostrarnos agresivos seguramente no obtendríamos
ningún resultado positivo, por lo que podemos mentalmente buscar otras opciones
como la de ceder que descartaríamos por ser pasiva Por
tanto adoptaríamos la ruta asertiva y diríamos que agradeceríamos hablar sobre
el tema, con un tono de voz normal, que lamentábamos la forma en que habían
acogido nuestra propuesta, pero que existían buenas razones para incluirla y que
nos gustaría analizarlas con ellos para
intentar llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
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