Simon Horton en “The leader´s guide to negotiation. How to use soft skills to get hard results”, que estamos comentando, plantea que la compenetración no es esencial en una negociación ya que el objetivo de la misma no es hacer amigos, pero el acuerdo tiene muchas más posibilidades de tener éxito si las partes mantienen UNA BUENA RELACIÓN.
Robert Cialdini, ha
realizado múltiples investigaciones sobre el mundo de la influencia y las ha
recogido en su libro “Influence. The Psychology of Persuasion”. Entre sus
conclusiones destaca que entre las seis reglas principales de influir en los
demás una de ellas es conseguir gustar a la otra persona. La conexión personal
va a resultar, también, muy provechosa en los momentos más conflictivos de las
discusiones.
La informalidad es un
elemento clave para compenetrarnos con los demás. Transforma una situación de ser
una transacción a ser una conversación. La informalidad inesperada,
especialmente, puede servir para romper el hielo porque favorece que las
personas se relajen ante una situación
que de otra manera podrían haberla experimentado como estresante.
Presentarnos de forma
informal y comenzar la reunión con una charla informal relajará a la otra
persona. También resulta de utilidad mantener las discusiones en un ambiente
informal, así como de forma presencial en lugar de por escrito. Siempre
respetando las costumbres de los demás ya que algunas personas se sienten más
cómodas en entornos formales.
Cualquier factor que
contribuya a conducir la conversación a un nivel más humano es de utilidad:
preguntar por la familia, hablar de la nuestra,….Todos tenemos en común el
hecho de ser humanos y conectar a este nivel constituye una fuerza tremendamente poderosa..
Según Cialdini a las
personas nos gustan las personas que son como nosotros (aquellas que visten igual, tienen hobbies
similares o antecedentes parecidos) y respondemos mejor ante ellas pudiendo
construir mejores relaciones. Margaret Thatcher, por ejemplo, era famosa por
preferir trabajar con aquellos que consideraba que eran “uno de los nuestros”,
valorando esta característica por encima de la habilidad o experiencia.
Otro aspecto que Horton
destaca como importante es el de que las negociaciones con frecuencia toman un
enfoque “ellos contra nosotros” mientras las partes se sientan unas enfrente de
las otras en la mesa de negociaciones. Esta forma de comenzar una negociación
suele conducir a puntos muertos o a
soluciones ganar-perder.
Podemos modificar esta
dinámica desviando el énfasis hacia la naturaleza compartida del desafío ante
el que se encuentran y utilizando el lenguaje “nosotros”, como por ejemplo: ”El
problema ante el que nos enfrentamos juntos aquí…..”, con lo que nos ponemos
todos en el mismo lugar de la mesa de negociación. También, se puede reforzar
esta idea sentándonos al lado de la otra parte o buscando situaciones en que
nos podamos acercar físicamente o mezclar con ellos. Otra táctica a emplear
para fortalecer la relación es crear un
enemigo común, que puede ser una tercera parte o el problema al que nos
enfrentamos.
Mostrar sinceramente
que apreciamos a la otra persona es un factor muy importante para fomentar el
entendimiento con ella. La falta de respeto o de reconocimiento es mortal para
una buena relación. Debemos, pues, que escuchar activamente su punto de vista y
si no estamos de acuerdo podemos decir, por ejemplo: “Veo que este es tu punto
de vista y entiendo lo importante que es para ti que……Si yo estuviese en tu
lugar estoy seguro que sentiría exactamente lo mismo.” A las personas les
gustan las personas que les hacen sentir bien por lo que debemos dedicar tiempo
a preguntarles sobre sus intereses y sobre otros temas que sepamos que les
hacen sentirse bien. Buscar algo para hacer un cumplido o pedirles su opinión
sobre alguna cuestión.
Otra forma muy eficaz
de fomentar la relación es hacer un favor a la otra persona y mostrarles que es
importante para nosotros que lo consigan. Descubrir cosas que pueden obtener
que no habían detectado y facilitar que las tengan y procurar ser justos en
nuestras demandas.
A las personas también les
gustamos si nos asocian con experiencias positivas, por lo que debemos, siempre
que sea posible, dar un enfoque agradable a las noticias que transmitimos u
organizar las reuniones en lugares interesantes.
Horton recuerda que
aunque todo lo anteriormente expuesto juega un papel de gran importancia en una negociación no
tenemos que olvidar que el objetivo de una negociación es llegar a un acuerdo,
pero que este no se debe sacrificar, salvo que lo consideremos oportuno, por
establecer o mantener una relación.
Las principales
recomendaciones que plantea el autor para generar unas buenas relaciones son,
pues, las siguientes:
1.- Actuar de forma
informal, sonreír, mostrarnos amistosos y ayudar a que la otra parte se relaje.
2.- Comenzar la reunión
con una conversación ligera ajena al motivo de la negociación.
3.- Procurar conectar a
nivel humano.
4.- Relacionarnos con
la parte contraria de forma que ésta se sienta a gusto con ellos mismos.
5.- Encontrar puntos en
común en nuestra experiencia o intereses para mostrarles que somos “uno de
ellos”.
Tan importante como
intentar establecer una buena relación al inicio de una negociación es nuestra CREDIBILIDAD. Si ésta es elevada
tendremos más influencia ya que la otra parte sabe que mantenemos nuestras
promesas.
Nuestra credibilidad
deriva de diversas fuentes tales como nuestro cargo, nuestro historial de
cumplimiento de compromisos o de nuestra experiencia. Si la parte contraria no
las conoce es conveniente establecer nuestras credenciales durante las
presentaciones. No debemos mostrarnos arrogantes pero tampoco demasiado modestos, centrándonos
en destacar nuestra experiencia en la materia que se va a discutir en las
negociaciones.
Nuestra credibilidad se
va a ver incrementada, también, con nuestras intervenciones. Cada vez que sugerimos
algo sensato o nuestras recomendaciones conducen a unos buenos resultados
aumenta. Por tanto debemos prepararnos y asegurarnos de que conocemos bien el
tema a discutir, nuestras intenciones e intereses y los de la parte contraria.
El autor señala que
otros factores que van a influir en nuestra credibilidad son:
a).- La presencia
física que demuestre autoridad. Los seres humanos tenemos la tendencia natural
de seguir a las personas que creemos que tienen autoridad. Se ha comprobado que
si alguien viste un uniforme sus requerimientos u órdenes a extraños van a ser
mejor atendidas que si no lo lleva. Lo mismo ocurre al vestir con traje, como
demostró un experimento realizado en Tejas donde se observó que si un hombre
cruzaba una calle con el semáforo en rojo y llevaba un traje, su conducta era
imitada por muchas más personas que si vestía de manera informal. Por tanto, si
queremos aumentar nuestra autoridad debemos vestir de acuerdo con lo que se
interprete como modelo de autoridad en cada sector.
b).- Expresar nuestras
ideas con seguridad. Para ello debemos
conseguir proyectar nuestra voz, hablar alto para que todos puedan oírnos (pero
no con un volumen excesivo), articular cada palabra con claridad y dejar que
nuestra voz resuene.
Evitar palabras y
frases como, por ejemplo, “quizás”,
“posiblemente”, “probablemente”, “si”, “con un poco de suerte” que van a minar
la confianza de los oyentes en nosotros. Utilizar palabras o frases que
transmitan confianza tales como “voy a “, “evidentemente”, “la conclusión
obvia”, “por lo tanto” que implican una “prueba” lógica.
c).- Mantener un
lenguaje corporal adecuado. Si la comunicación es clave para la negociación, la
comunicación no verbal juega un papel muy importante. Si proyectamos confianza
con nuestro lenguaje corporal transmitiremos una mayor fortaleza y credibilidad.
Para hacerlo podemos echar los hombros para atrás y levantar la cabeza, caminar
con decisión, dar la mano con fuerza, mirar a los ojos a los demás o
mantenernos erguidos.
d).- Reforzar nuestra
credibilidad con un medio escrito ya que solemos dar más crédito a algo si lo
vemos escrito.
Las principales
recomendaciones que plantea el autor para incrementar nuestra credibilidad son, pues, las siguientes:
1.- Mostrar nuestra
trayectoria profesional.
2.- Preparar la
negociación cuidadosamente, mostrar nuestro conocimiento sobre el tema a debate
y proponer soluciones acertadas.
3.- Hablar con
seguridad utilizando un lenguaje corporal que transmita confianza y autoridad.
4.- Ser asertivo, en
lugar de pasivo o agresivo, como respuesta a la intimidación.
Los buenos negociadores
saben cómo equilibrar ambos factores: credibilidad y buenas relaciones. Con
cuál de ellos empezamos va a depender de las demandas de cada encuentro en
particular y de lo que sabemos de la parte contraria, así como de nuestras
tendencias naturales. Por ejemplo si éstas nos llevan a querer agradar quizás
nos deberíamos centrar un poco más en establecer nuestra credibilidad al
comienzo.
Michael Grinder ha
estudiado los comportamientos que distinguen a las personas carismáticas y los
describe en “The elusive obvious” en el que destaca, también, la importancia de
encontrar el equilibrio adecuado entre credibilidad y buenas relaciones.
Clasifica a las
personas en dos tipos:
a).- Perros. Piensan
“Esta persona me alimenta todos los días y me deja dormir en su casa. Debe ser
un dios”. Les gusta agradar, son dependientes
y se consideran en función de los términos de las otras personas. Lo más
importante para ellos es que los demás se sientan bien consigo mismos, por lo
que buscan establecer buenas relaciones.
b).- Gatos. Piensan
“Esta persona me alimenta todos los días y me deja dormir en su casa. Debo ser
un dios”. Son independientes y definen su propia realidad. Para ellos no se
trata de sentirse bien sino de obtener resultados. No les importa lastimar los
sentimientos de los demás siempre que las cosas se hagan bien. Estas personas
tienen alta credibilidad.
Si somos naturalmente
un perro deberemos intentar ser un poco como los gatos a la hora de negociar y
viceversa.
El lenguaje corporal lo
considera Grinder, también, como
fundamental: Describe los dos tipos en función de:
Amigable
|
Creíble
|
|
Voz
|
Rítmica
y termina con una inflexión hacia arriba.
|
Monocorde
y acaba con una inflexión hacia abajo
|
Ritmo
y energía
|
Tiende
a hablar rápido y con animación
|
Habla
más despacio e introduce más pausas
|
Manos
|
Con
la palma hacia arriba
|
Mano
firme señalando hacia abajo
|
Gestos
|
Animados
|
Escasos
|
Cabeza
|
Muchos
gestos de asentimiento
|
Cabeza
erguida y escasos movimientos
|
Expresión
facial
|
Sonriente
y animada
|
Sin
expresión facial
|
Postura
corporal
|
Suelta,
extremidades flexibles
|
Extremidades
rígidas, postura tiesa y hacia delante
|
Las principales
recomendaciones que plantea el autor para lograr un equilibrio son, pues, las siguientes:
1.- Descubrir si
nuestra tendencia natural es ser más amistoso o estar más centrados en los
resultados.
2.-En cualquier
momento de la negociación detectar si necesitamos prestar más atención al
establecimiento de unas buenas relaciones o a afirmar nuestra credibilidad.
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