Shane Parrish en Farnam Street del pasado 11 de julio plantea que si queremos extender una idea o propiciar cambios deberíamos aprender de los antiguos griegos.
La historia del caballo
de Troya es seguramente la más famosa de los mitos griegos. Odiseo (Ulises) al
ver que la guerra de Troya parecía no tener fin tuvo una idea para intentar
ganarla. Los troyanos consideraban a los caballos como animales sagrados, por
lo que los griegos construyeron un caballo con madera de cornejo (árbol
sagrado), para que fuese aún más irresistible y en él se escondieron Ulises y
un grupo de soldados mientras el resto del ejército griego parecía que
abandonaba el asedio. Después de un debate en el que los troyanos discutieron
si se podían fiar o no de los griegos introdujeron el caballo gigante en el
interior de la ciudad y se dedicaron a celebrar el final de un sitio de 10
años. A medianoche cuando estaban los troyanos borrachos Odiseo y sus hombres
salieron, mataron a los guardias y abrieron las puertas de la ciudad para que entraran las tropas griegas.
Mito o realidad el
hecho es que la historia del caballo de Troya ha sobrevivido durante más de
15.000 años lo que indica su poder y utilidad como modelo mental. El hecho de
que haya perdurado durante siglos puede deberse a que no sólo es una historia
sino que es, también, una parábola, una metáfora y una invitación a ser
ingeniosos y a pensar de forma original.
Si la consideramos como un modelo mental se puede utilizar esta
historia en multitud de disciplinas y situaciones y se puede emplear tanto con
fines buenos como malos. Por ejemplo en el campo del marketing debemos ser
conscientes de que vivimos en un mundo donde estamos recibiendo mensajes de
marketing constantemente a cualquier hora. Como los troyanos escondiéndose
dentro de su ciudad hemos aprendido a evitar esos mensajes, por ejemplo tirando las cartas de propaganda sin abrir,
marcando como spam a diversos correos, etc.
Para obtener nuestra
atención los expertos con frecuencia usan una técnica similar a la del caballo
de Troya y nos ofrecen aparentemente
un regalo, como un libro gratis o un
cupón descuento.
Muchas lecciones de
marketing se pueden extraer del mito original, entre ellas tenemos:
a).- Los griegos
eligieron un objeto que apelaba a creencias de sus enemigos al utilizar una
criatura y un tipo de madera sagradas para estos. Del mismo modo los expertos
en marketing deben buscar un regalo que encaje con su audiencia y que resulte
atractivo para sus intereses básicos.
b).- Los griegos
emplearon un pensamiento innovador al inventar una táctica que era nueva y por
tanto inesperada. Si hubiesen vuelto a utilizarla no habrían tenido éxito una
segunda vez, ya que cuando una técnica de marketing se vuelve reconocible su impacto
decae. Pero cuando son nuevas muchas personas se sienten atraídas por las
ofertas. Entre los ejemplos de marketing estilo “caballo de Troya” tenemos:
1.-Ofrecer el primer
capítulo de un libro gratis a aquellos que se unen a una lista de correo. Después
de leerlo y de recibir sucesivos mensajes estableciendo una conexión con el
autor nos sentimos más predispuestos a comprar el libro.
2.- Crear un blog de
alta calidad gratis para que todos lo disfruten. Una vez que el blogger ha
conseguido tener un público fiel que le considera un experto el marketing puede
empezar.
3.- Obtener los mayores
beneficios de vías que no parecen ser el objetivo principal del negocio, como
ocurre por ejemplo en el caso de las firmas de alta costura a través de los
perfumes y no de la ropa o de los restaurantes por el consumo de alcohol.
4.- Generando
contenidos virales asociados a una marca que las personas van a compartir por
ser interesantes y divertidos.
En su libro “Permission marketing”, Seth Godin mantiene que cuando dejamos que las personas entren en nuestro buzón de entrada estamos dejando que entren en nuestra ciudad y que pueden hacerlo por razones buenas o malas.
Otro efecto del
“caballo de Troya” es el que le liga al “efecto Benjamin Franklin”. Éste es un
fenómeno psicológico por el que terminan gustándonos las personas a las que les
hacemos favores. En ocasiones nos encontramos en situaciones en las que tenemos
que establecer alianzas con personas a las que les desagradamos o que
simplemente no nos conocen. En este caso les pedimos un favor y éste,
esencialmente, se va a convertir en el “caballo de Troya” que va a conseguir
abrirnos puertas y que ganemos el respeto, la amistad y la consideración de
esas personas. Pedir un favor indica que respetamos a la otra persona y que
consideramos que poseen algo de lo que nosotros carecemos, por lo que estamos
utilizando una forma de adulación que sirve como un regalo. Una vez que han
aceptado y nos hacen el favor podremos equilibrar la situación.
Benjamin Franklin en su
autobiografía relataba como había utilizado esta estrategia durante su tiempo
de legislador: “Habiendo escuchado que X ( un rival que detestaba a Franklin)
poseía un libro muy escaso y curioso le escribí una nota expresándole mi deseo
de poder ver ese libro y pidiéndole el favor de que me lo prestase durante unos
pocos días. Me lo envío inmediatamente y se lo devolvía al cabo de una semana
con una nota agradeciéndole efusivamente el favor. La vez siguiente que
coincidimos se dirigió a mí y me habló (cosa que nunca antes había hecho) con
gran educación y me manifestó su disposición para servirme en cualquier
ocasión. Nos convertimos en grandes amigos y la amistad continúo hasta su
muerte”.
Robert Green muestra
cómo utilizar las tácticas estilo
“caballo de Troya” de diversas maneras en su libro “The 48 laws of power” con el fin de esconder
nuestras verdaderas intenciones bajo la fachada de un determinado
comportamiento para conseguir objetivos, como por ejemplo: “ utilizar la
sinceridad selectiva y el razonamiento para desarmar, teniendo en cuenta que un
movimiento sincero y honesto puede cubrir docenas de deshonestos. Una actitud
abierta y generosa puede hacer que los demás bajen la guardia y una vez hemos
hecho un hueco en sus armaduras podemos manipularles y engañarles como deseemos
“. Es importante mantener la alerta para detectarlas y no dejarnos engañar por
ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario