Cristopher L. Kukk , en “The compassionate achiever. How helping others fuels success”, plantea que para conseguir ser verdaderamente compasivos tras los dos primeros pasos: escuchar para aprender y comprender para conocer, que hemos comentado en entradas anteriores, tenemos que avanzar y pasar al tercer paso que es:
III.- IDENTIFICAR, DESARROLLAR Y CONECTAR LAS CAPACIDADES NECESARIAS
PARA RESOLVER LOS RETOS O PROBLEMAS
Significa que debemos encontrar los enlaces
individuales a los recursos que tienen el potencial para resolver problemas. Éstos
pueden ser personas, lugares, ideas o cosas (por ejemplo dinero o tecnología). Las
redes sociales son, también, una fuente importante de contactos. Cuanto más
diversas y numerosas sean nuestras conexiones mayores serán nuestras posibilidades
de acceso a potenciales fuentes de soluciones.
El autor considera que existen tres
habilidades que son esenciales para desarrollar esta capacidad:
1.- Extraer y aprovechar el potencial humano
escondido a plena vista.
2.- Incrementar nuestro alcance.
3.- Modificar nuestra perspectiva.
1.- Extraer y aprovechar el potencial humano escondido a plena vista. En muchas ocasiones no
consideramos lo que tenemos delante de nosotros porque nos resulta familiar y se
ha convertido en algo automático que está presente en nuestra vida cotidiana por
lo que podemos olvidarnos de las personas que tenemos cerca. Parece como si no
fuésemos capaces de reconocer que cada una aporta una serie de ideas y recursos
que son únicos. Ser compasivo implica descubrir y aceptar el valor y el
potencial de todos los que nos rodean. Esta comunidad de personas supone unos
de los recursos más valiosos que tenemos cuando estamos intentando resolver un
problema o abrir nuevas oportunidades.
Ser capaz de descubrir todas las posibilidades
que tenemos a nuestro alcance nos puede servir para vencer una serie de excusas
que utilizamos y que nos impiden resolver adecuadamente los problemas que se
nos presentan. Éstas se encuentran en todos los lugares y las escuchamos
diariamente: “ese no es mi problema”, “ no tengo tiempo”, “ es demasiado caro”,
“nadie va a estar de acuerdo”, “siempre ha sido así y no va a cambiar", “yo
solo hacia mi trabajo”, …
Cuando intentamos completar un proyecto, generar
un cambio o simplemente conseguir que algo se haga resulta frustrante vernos
paralizados por una excusa. Ante esta situación podemos reaccionar:
a).- Enfadándonos, con lo que no solemos
conseguir nada con la persona que ha planteado la excusa y puede que más tarde
nos sintamos culpables por habernos dejado llevar por la ira.
b).- Aceptando la excusa y buscando otra forma
de obtener la información o recursos que necesitamos.
c).- Indagando más allá de la excusa para
intentar averiguar cuáles son las reservas o limitaciones que tiene el orador y
tratar de abordarlas. Una excusa rara vez nos transmite una historia en su
totalidad, por lo que debemos descubrir
a lo que verdaderamente responde.
En algunos casos seremos capaces de cuestionar
las reservas y asumir la responsabilidad de hacer las cosas que otros nos hacen
porque están asustados (por sus carreras
si la idea no funciona) o porque creen que no disponen de los suficientes recursos para realizar lo que se tiene que hacer. En otras ocasiones
si encontramos un terreno común o establecemos una conexión humana puede ser suficiente para que las cosas
progresen.
Al interaccionar con las personas que ponen
excusas debemos procurar conectar con lo que realmente son y sus antecedentes. Algunas
veces éstas se esconden detrás de una
excusa porque no quieren comprender nuestra situación o no quieren saber cómo
nos pueden ayudar, pero si utilizamos todas las habilidades que hemos visto asociadas
a una actitud compasiva seremos capaces de ver más allá de la excusa y de
buscar una forma de solucionar el problema.
Otro aspecto que tenemos que considerar para
poder aprovechar todo el potencial humano que nos rodea es el de abandonar las
etiquetas y los adjetivos que utilizamos para clasificar a las personas con las
que establecemos relaciones para intentar conectar con ellas en su totalidad y
no sólo con la parte de ellas que vemos superficialmente. Kukk recomienda para
ello:
a).- Recordar y utilizar el nombre de la
persona, ya que es un signo de cortesía y respeto.
b).- Centrarnos en lo que la persona piensa
más que en sus atributos físicos. Muchas personas tienden a juzgar a los demás
por su apariencia. Un patrón mental compasivo requiere mantener una mente
abierta y ver a las personas por lo que realmente son no por lo que pensamos
que son.
c).- Concentrarnos en lo que hace a esa
persona única como individuo en lugar de en lo que les hace parte de un grupo.
Por ejemplo conocer qué es lo que les apasiona o qué es lo que les hace destacar.
Hay que tratar a cada persona de forma similar como lo que son: únicos. Las expectativas
pueden tener efectos como los demostrados en dos famosos estudios sobre las
mismas llevados a cabo en los años 60 y 80 del pasado siglo. En la
investigación de 1960 se mostró que las expectativas positivas sobre
determinados estudiantes influían en su desempeño de forma positiva. A este
efecto se le llamó “efecto Pigmalión “ o “efecto Rosenthal”. El estudio
llevado a acabo en la década de los 80
se observó lo contrario: las expectativas negativas producían
consecuencias negativas y se le llamó el “efecto Golem”. En otras palabras las
investigaciones han encontrado que las profecías autocumplidas son reales
porque cuando esperamos determinados comportamientos de los demás actuamos de
forma que facilitamos el que se produzca la conducta esperada.
Al abandonar las etiquetas estamos eliminando
ideas preconcebidas y percepciones
equivocadas sobre las personas que pueden ser degradantes.
No tenemos que olvidar otro factor que es el
promover un ambiente de trabajo cooperativo, en lugar de competitivo, si queremos
liberar todo el potencial de los profesionales que lo componen. Para ello
debemos:
a).- Facilitar el mismo tiempo para escuchar
que para hablar. Un grupo de psicólogos de Carnegie Mellon y del Instituto
Tecnológico de Massachussetts investigaron para conocer la respuesta a la
pregunta de si existe un a inteligencia colectiva que surge dentro de un equipo
que es diferente de la de sus miembros individuales. Una de las respuestas
principales que encontraron es que siempre que todos sus miembros tuviesen la
ocasión de participar en las conversaciones el equipo funcionaba bien, pero si
una persona o un grupo de personas eran las que hablaban todo el tiempo la
inteligencia colectiva decrecía.
b).- Promover una zona psicológica segura. La
otra respuesta que los investigadores hallaron sobre los grupos eficientes era
que estaban formados por miembros que eran capaces de conectar y entenderse
entre sí. Estas dos características mencionadas son parte de lo que los
psicólogos llaman “zona psicológica segura”, que según Amy Edmondson describe
un clima en el equipo caracterizado por el respeto mutuo y la confianza
interpersonal en el que las personas se sienten cómodas mostrándose tal como
son.
c).- Rodearnos de personas que piensen que
existen soluciones de ganar-ganar anta casi cualquier problema y evitar a las
de pensamiento suma cero que creen que la vida está formada fundamentalmente
por escenarios ganar –perder en los que si uno gana otro pierde.
Un entorno cooperativo, en lugar de
competitivo, nos va a permitir descubrir recursos con los que no contábamos.
Otra forma de liberar recursos desconocidos es
mediante la expresión de gratitud, ya que una organización con una cultura que
la fomente promueve una mejor ética de trabajo y una fuerza laboral más sana. Por
ejemplo distintos estudios han mostrado que el 81% de los estadounidenses trabajarían
más duro si tuviesen un jefe agradecido.
2.- Incrementar nuestro alcance. Aunque, como hemos visto, es importante
descubrir el potencial humano que nos rodea, también es fundamental considerar
las oportunidades que podemos encontrar fuera de nuestra comunidad más directa.
Las buenas ideas se pueden encontrar en cualquier parte pero las soluciones
innovadoras con frecuencia las encontramos si salimos de nuestra zona de
confort. Kukk recomienda hacerlo a través del mundo virtual:
a).- Participando en algunas plataformas
sociales como Facebook o Twitter pero siempre siendo selectivo en nuestra
elección de a quién seguir. Resulta interesante
no sólo seguir a personas que admiramos sino, también, a aquellas que piensan
de forma distinta para procurar tener una visión equilibrada de las cosas.
b).- Sucribiéndose a alertas de noticias como Google News Alerts. De esta forma
podemos recibir noticias de todo el mundo relacionadas con nuestros temas de
interés.
c).- Creando nuestra propia página web.
3.- Modificar nuestra perspectiva. Reconocer nuestra opinión sobre una
determinada situación y cambiarla o combinarla con otras puede ayudarnos a ver
nuevas soluciones a nuestro problema. El autor plantea distintas formas
divertidas de practicar el cambio o combinación de perspectivas. Entre ellas
tenemos: los chistes, las adivinanzas basadas en percepciones, la lectura de
libros o la visualización de películas que presenten distintas perspectivas o
los juegos que nos permiten representar distintos personajes con habilidades
diferentes e un mundo imaginario o virtual.
Quién nosotros pensamos que somos afecta a
nuestro modo de actuar y a los resultados, tanto positivos como negativos, que
obtenemos. Si utilizamos las distintas identidades que poseemos ( profesional,
hijo, padre, amigo, compañero,….) podemos resolver los problemas que se nos
presentan con mayor facilidad ya que nos permiten cambiar de patrones mentales
y ver las cosas desde perspectivas diferentes. En demasiadas ocasiones nos
atascamos en el rol que asumimos en un contexto específico y olvidamos las diferentes identidades que
coexisten dentro de nosotros. La forma en que escuchamos, por ejemplo, varía en
los distintos contextos: en el profesional nos vamos a centrar en captar cómo
podemos mejorar nuestra organización, como directivo concederemos importancia a
conocer cómo podemos desarrollar a nuestros colaboradores para que obtengan
mejores resultados.
Kukk plantea que existen 5 etapas en el
proceso de variar de forma eficaz de perspectiva a través del cambio de
identidad:
a).- Reconocer nuestra identidad y, por tanto,
el rol que estamos desempeñando en una determinada situación.
b).- Ser conscientes de las limitaciones de
cada identidad, por lo que pueden ser necesarias nuevas perspectivas cuando
surgen nuevas situaciones.
c).- Encontrar una nueva identidad que nos sea
de utilidad para encontrar soluciones distintas.
d).- Cambiar de identidad. Una vez que hemos
descubierto cuál es la identidad que pensamos nos puede ayudar debemos adoptarla.
e).- Conectar con las posibilidades a nuestro
alcance. Cuando hemos variado nuestra perspectiva y hemos comprendido lo que
necesitamos para abordar el problema podemos encontrar lo que necesitamos para
hacerlo normalmente sencillamente mirando a nuestro alrededor.
Otro enfoque para cambiar de perspectiva
consiste en mirar a través de los ojos
de los demás. Podemos hacerlo mediante la lectura de libros de ficción y no
ficción, como biografías que nos permiten adentrarnos en otras formas de
considerar el mundo, por medio de las discusiones y debates en los que debemos
procurar escuchar más que hablar y preguntar más que argumentar.
Adoptar un pensamiento divergente también
ayuda a contemplar distintas perspectivas, así como el interpretar los errores
como formas de aprendizaje en lugar de como signos de incompetencia.
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