En su libro “When. The scientific secrets of perfect timing”, que estamos comentando, Daniel Pink plantea la importancia que en nuestra vidas tienen los comienzos, los finales y los puntos intermedios.
I.- COMIENZOS
En la mayor parte de nuestros
esfuerzos debemos estar alertas al poder de los comienzos. Aunque no siempre
podemos elegir cuando comenzar una tarea podemos ejercer alguna influencia
sobre los comienzos y una considerable influencia en las consecuencias de los
que no podemos considerar como ideales. La receta es clara: en la mayor parte
de nuestros empeños debemos ser consciente del poder de los comienzos y
procurar que sean los adecuados y si no lo conseguimos tenemos que procurar
comenzar de nuevo.
El autor propone tres
claves para conseguir que sean exitosos:
1.-
Comenzar en el momento adecuado. Por ejemplo se ha podido
observar a través de diversos estudios que el rendimiento académico es menor si
se comienzan las actividades antes de la 8 y media de la mañana. La Academia Americana de
Pediatría recomienda que los colegios e institutos no empiecen sus clases antes
de las 8 y media de la mañana.
2.-
Volver a comenzar en el caso de que nuestras resoluciones no las hayamos
cumplido tomando como punto de referencia una fecha
determinada. El primer día del año es lo que los científicos sociales llaman un
punto de referencia temporal. Al igual que los seres humanos nos apoyamos en
ellos para navegar a través del mundo espacial: “para llegar a casa debo
torcer a la izquierda al llegar a la
gasolinera….”, también los utilizamos en los aspectos temporales y por ejemplo
algunas fechas concretas pueden actuar como la gasolinera.. destacan entre el
resto de los días y su preeminencia nos van a permitir encontrar nuestro
camino.
Para establecer un nuevo
comienzo las personas utilizamos dos tipos de puntos de referencia temporales:
a).- Sociales. Son
aquellos que todos compartimos: los lunes, el comienzo de un mes, el inicio de
las vacaciones,…
b).- Personales. Son individuales:
los cumpleaños, aniversarios, fechas de cambios de trabajo,….
Ambos sirven a dos
propósitos:
Primero: permiten a las
personas abrir “cuentas mentales” nuevas. Este periodo nuevo ofrece la
oportunidad de volver a comenzar relegando el pasado, desconectándonos de los
errores o incumplimientos cometidos y
nos permite que volvamos a tener confianza en nosotros mismos. Fortalecidos por
esta nueva seguridad sentimos que vamos a ser capaces de comportarnos mejor que
en el pasado.
Segundo: nos facilita el
que podamos ver “el bosque”, al interrumpir la atención en las minucias
cotidianas y favorecer el que tengamos una visión más completa de nuestras
vidas y nos enfoquemos más en alcanzar nuestras metas. Si pensamos en los
puntos de referencia espaciales de nuevo podemos observar cómo podemos conducir
de forma automática durante horas sin darnos cuenta de lo que nos rodea pero las luces d elos letreros
de la gasolinera de repente captan nuestra atención. Lo mismo ocurre con las
fechas de comienzo nuevas. Daniel Kahneman distingue entre el pensamiento rápido que nos lleva a
tomar decisiones basadas en el instinto y distorsionadas por nuestro prejuicios
cognitivos y el pensamiento lento en el que las decisiones se apoyan en la
razón y están guiadas por deliberaciones cuidadosas. Los puntos de referencia
temporales enlentecen nuestro pensamiento permitiendo que deliberemos a más
alto nivel y que tomemos mejores decisiones.
Las implicaciones de este
efecto del “comienzo nuevo y original” son personales y sociales. Los
individuos que han comenzado inadecuadamente un nuevo trabajo, proyecto o
iniciativa para mejorar la salud o el aspecto, por ejemplo, pueden rectificar y
alterar su curso utilizando un punto de referencia temporal para comenzar de
nuevo.
Hengchen Dai, Katherine Milkman
y Jason Riis han encontrado en sus estudios que el imbuir a un día normal con
un significado personal genera el poder de activar nuevos comienzos.
Investigaciones recientes han mostrado, también, que los equipos pueden
utilizar esta técnica. Por ejemplo un equipo ha podido comenzar el año con
malos resultados y en lugar de esperar al segundo trimestre para comenzar de
nuevo puede encontrar un momento que tenga un significado especial, como el
aniversario del lanzamiento de un producto clave, para volver a comenzar sin
esperar. Por tanto, el generar nuestros puntos de referencia temporales, especialmente
aquellos que tienen un significado personal, nos facilita la recuperación de
malos comienzos y la posibilidad de comenzar de nuevo adecuadamente.
3.-
Comenzar juntos. Es
el caso de situaciones que demandan para su solución un abordaje colectivo y no
individual, porque el resultado de no intentar una corrección para todo un
grupo va a ser que se van a ir produciendo malos comienzos para todos.Útil, por
ejemplo en el caso de incorporaciones a puestos de trabajo en los que, como
puede ser el caso de los residentes éstos se incorporan a un equipo de
profesionales con experiencia y no en un momento, como pueden ser las
vacaciones, en que se encuentren solos sin apoyo. De esta forma en lugar de
convertir un mal comienzo en un problema inevitable para un individuo se aborda
como un problema evitable para un equipo o grupo.
Pink considera que la
mejor forma de recuperarnos de un mal comienzo es evitarlo y que la mejor
técnica para hacerlo es a través de realizar un “premortem” que consiste en
analizar cuáles pueden ser las causas de que un proyecto fracase, visualizando
el escenario "futuro” y preguntarnos a nosotros mismos y a nuestro equipo
qué es lo que fue mal ( escasez de recursos asignados, demasiadas o pocas
personas asignadas, falta de liderazgo, ….). Al imaginar los fallos antes de
que se produzcan, al reflexionar sobre lo que pudo ocasionar ese mal comienzo,
podemos anticipar algunos de los problemas potenciales y evitarlos una vez que
se inicie el proyecto real.
El autor ofrece las
siguientes recomendaciones sobre cuándo debemos procurar ir los primeros y
cuándo no:
A.-
COMENZAR LOS PRIMEROS:
a).- Si participamos en
una votación las investigaciones demuestran que los votantes seleccionan,
normalmente, el primer nombre de la
lista.
b).- Si no somos la única
opción y otra persona u organización está realizando ya el trabajo al que
aspiramos el ser los primeros puede ayudar que los que tienen que tomar la decisión nos contemplen con una mirada más fresca.
c).- Si existen
relativamente pocos candidatos (cinco o menos) ser el primero nos puede ayudar
al tener la ventaja del “efecto primario”, que consiste en la tendencia que tienen las
personas a recordar la primera parte de una serie mejor que lo que vienen
después.
d).- Si nos entrevistamos
para un puesto en el que existen muchos buenos candidatos. Uri Simonsohn y
Francesca Gino examinaron más de 9000 entrevistas de acceso a MBA y encontraron
que los entrevistadores con frecuencia sumen que un pequeño número de
candidatos representan a todo el espectro y si encuentran a varios buenos
aspirantes en el inicio del proceso tienden a ser más exigentes y a buscar más fallos en los que
entrevistan más tarde.
B).-
NO COMENZAR LOS PRIMEROS:
a).- Si eres la elección por defecto o predeterminada es mejor no ser el primero en
ser examinado ya que los “jueces” tienden a conformarse con este tipo de
aspirantes cunado están cansados y no al inicio de las sesiones.
b).- Si existen muchos candidatos,
no necesariamente buenos, ser de los
últimos puede conceder una pequeña ventaja
y ser el último una gran ventaja. Al comienzo de una competición Adam Galinsky y Maurice Sweitzer han observado que los jueces suelen tener unos
estándares idealizados de excelencia que van siendo más realistas mientras ésta
avanza, lo que favorece a los competidores finales, que tienen además la
ventaja añadida de ver lo que han hecho los que les han precedido.
c).- Si el entorno es
incierto no ser el primero puede ser beneficiosos porque permite ir viendo
cuáles son las expectativas del que tiene que tomar la decisión.
d).- Si los candidatos
son mediocres ir al final permite ver cómo podemos resaltar nuestras
fortalezas.
En relación con los
comienzos Pink destaca, también, la importancia de tener una buena entrada
cuando iniciamos un nuevo trabajo y para ello propone las siguientes
recomendaciones basadas en distintas investigaciones:
1.- Comenzar antes de
empezar. Michael Watkins sugiere escoger un día y momento determinados para
visualizarnos a nosotros mismos “tranformandonos” en nuestro nuevo rol, para de
este modo abandonar el pasado y construir una nueva imagen de nosotros.
2.- Dejar que nuestros
resultados hablen. Un nuevo trabajo puede ser abrumador porque requiere que nos
hagamos un lugar dentro de la jerarquía de la organización. Muchas personas
tienden a hipercompensar esta inquietud inicial procurando reafirmarse demasiado pronto y demasiado rápidamente. Esto
puede ser contraproducente, por ejemplo un estudio de Corinne Bendersky sugiere
que con el tiempo los extrovertidos pierden puestos en el estatus del equipo.
Por tanto, al principio debemos concentrarnos en obtener pequeños logros
significativos y cuando hayamos ganado un determinado estatus por medio de la
excelencia de nuestro trabajo podremos sentirnos libres para ser más asertivos.
3.- Almacenar nuestra
motivación. El primer día de nuestro nuevo rol nos sentiremos llenos de
energía, pero qué pasa cuando ha transcurrido un mes. La motivación se presenta
en oleadas por lo que B. J. Fogg recomienda aprovechar las ventajas de estas “olas
de motivación” para sobreponernos a los momentos de depresión, organizando el
trabajo de forma que éstas fases nos afecten menos.
4.- Mantener la moral mediante pequeños éxitos.
Comenzar un nuevo trabajo no es similar a recuperarnos de una adicción pero
programas como Alcohólicos Anónimos pueden aportarnos algunas ideas, ya que,
por ejemplo, no piden que sus miembros adopten la sobriedad para siempre desde
el primer momento sino que les piden que la mantengan de 24 en 24 horas, lo que
pueden considerarse como pequeños éxitos. Teresa Amabile tras examinar 12.000
anotaciones diarias de cientos de trabajadores encontró que el factor motivador
más importante era el progresar en un trabajo que tenga un sentido. Los éxitos
no tienen que ser muy grandes para tener
un sentido. Al comenzar un nuevo trabajo debemos marcarnos unas metas pequeñas
pero que tengamos muchas posibilidades de alcanzar y celebrarlas cuando las
logremos. Nos ofrecerán la motivación y energía necesarias para acometer desafíos más
complicados.
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