Elizabeth Grace Saunders
en hbr.org del pasado 16 de noviembre plantea que los jefes visionarios pueden
resultar excitantes, divertidos e innovadores pero que pueden ser agotadores
cuando no hay forma de seguir y dar respuesta a todas sus ideas creativas.
Propone una serie de estrategias para gestionar las situaciones que se pueden
presentar cuando nuestro jefe se distrae y pierde entre un exceso de ideas creativas. Éstas son:
1.- Buscar el respeto
mutuo. Si nos sentimos sobrepasados por las ideas creativas de nuestro jefe
seguramente seremos personas más orientadas a la acción que éste. Si no tenemos
cuidado podemos empezar a desarrollar una actitud crítica y hacer comentarios
del tipo: “Soy el único que hace algo y que aporta valor aquí”. Si lo hacemos
perderemos el respeto que tenemos que sentir por él y por sus ideas.
Debemos evitar caer en
esta trampa y en su lugar centrarnos en el respeto mutuo valorando que aunque
nosotros podamos ser mejores en la ejecución de las tareas el jefe puede ser
mejor a la hora de determinar lo que debe hacerse y para evitar caer en la rutina
y que el equipo se adocene. En lugar de considerar estas diferencias como malas
podemos contemplarlas como complementarias.
2.- Reconocer que no
todas las ideas implican la necesidad de actuar. Si estamos muy centrados en la acción podemos
interpretar que cuando nuestro jefe comparte una idea espera que hagamos algo.
Pero con frecuencia este no es el caso ya que las personas con mentes creativas
pueden plantear constantemente nuevas ideas pero no existe forma humana de
seguir su ritmo.
Con frecuencia el jefe
lo único que pretende es compartir algo que tiene en mente y se siente
satisfecho sólo con el reconocimiento de su idea. En estas ocasiones una regla
general puede ser el no hacer nada salvo que la repita muchas veces.
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