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miércoles, 3 de julio de 2019

CUANDO LA PASIÓN CONDUCE AL BURNOUT


Jennifer Moss en hbr.org del pasado 1 de julio plantea que todos conocemos la frase: “Si amas lo que haces nunca trabajarás un solo día en tu vida”, pero que ésta no se corresponde con la realidad: es una idea agradable pero un mito total. Cuando equiparamos “trabajo que amamos” con “no estar trabajando” propagamos la creencia de que si lo amamos tanto deberíamos estar continuamente trabajando y no necesitaríamos días libres y de descanso puesto que no estamos realmente trabajando. Este tipo de mentalidad conduce al burnout y sus consecuencias pueden ser funestas y difíciles de detectar.

Durante décadas el término burnout ha sido banalizado y acusado injustamente posteriormente de ser un producto del primer mundo surgido fundamentalmente por los deseos de los millennials y los profesionales de la generación Z para lograr una mayor equilibrio entre la vida personal y profesional. La realidad muestra que la fuerza laboral joven tiene razón y paradójicamente al incrementar sus demandas sobre un trabajo que tenga  un sentido, cuanto más trascendental mejor, (están dispuestos a ganar hasta un 32% menos por conseguirlo) el burnout, especialmente el ligado al propósito continuará aumentando. Por ejemplo en una encuesta  Gallup entre 7.500 profesionales con trabajo a tiempo completo el 23% respondieron que sentían los efectos del burnout con frecuencia.

Recientemente la Organización Mundial de la Salud ha incluido el burnout en su clasificación internacional de enfermedades: IDC-11 destacando que se refiere de forma específica a fenómenos que surgen en un contexto ocupacional, a un síndrome resultado de estrés crónico en el trabajo que no se ha gestionado adecuadamente. Las OMS señala que el síndrome se caracteriza por tres dimensiones:

a).- Síntomas de falta de energía o agotamiento.

b).- Incremento de la distancia mental con el trabajo y sentimientos de negatividad o cinismo asociados al trabajo.

c).- Reducción en la eficacia profesional.

Aunque el burnout puede afectar a cualquiera independientemente de la edad o el tipo de organización, es importante tener en cuenta que en algunos sectores o roles el riesgo se incrementa, como por ejemplo el trabajo movido por un sentido, esto es  trabajos en el que los profesionales  pueden sentir que lo aman o sienten pasión al desempeñarlos. Según un estudio publicado en “Journal of Personality” este tipo de tareas pueden alimentar una pasión obsesiva en lugar de armoniosa, que predice un incremento de los conflictos y del burnout. En la lista de la Clínica Mayo sobre los 6 riesgos principales de burnout, 2 están relacionados con este patrón mental: “te identificas tanto con tu trabajo que careces de equilibrio entre tu vida laboral y personal” y/o “Trabajas en una profesión de ayuda”.

Los ejecutivos muy centrados en la misión de sus organizaciones, los profesionales de organizaciones no lucrativas, los profesores y los trabajadores sanitarios, especialmente los médicos y enfermeras son algunas de las profesiones con un mayor riesgo de padecer burnout. Edward Ellison escribió en un artículo publicado en  Annals of Internal Medicine  que: “Más allá de la ansiedad, insomnio, depresión, agotamiento físico y emocional y pérdida de capacidad cognitiva para concentrarse asociadas con el burnout en los médicos aproximadamente de 300 a 400 facultativos se quitan la vida anualmente”. Este índice de suicidios es un 40% más alto que el de la población masculina en general y un 130% más elevado en el caso de las mujeres.

Además de en los profesionales de la salud el burnout puede aparecer, también, cunado los líderes asimilan el trabajar muchas horas con las posibilidades de promoción y se espera que los trabajadores acudan al trabajo independientemente de que estén sanos o enfermos y cuando las condiciones de trabajo dificultan las relaciones y favorecen el aislamiento.

Ellison para mitigar estos efectos negativos recomienda mantener una actitud alerta para detectar cuándo la pasión se convierte en un arma de doble filo: “Si te sientes tan inspirado para hacer lo que haces es difícil que seas capaz de poner límites por lo que debemos enseñar a los profesionales que fijar límites es lo correcto y que permite ser más eficaces y poder ayudar mejor a los que queremos servir.

Caroline Elton, autora de “Also human. The inner lives of doctors” está de acuerdo en que es responsabilidad de los líderes el cuidar del bienestar de sus trabajadores y recomienda la utilización de indicadores indirectos para monitorizar la situación tales como el absentismo y la rotación, la existencia de políticas antibullying. también sugiere que los líderes no utilicen excesivamente el concepto resiliencia pues puede parecer que los profesionales tienen que ser capaces de evitar o de recuperarse del burnout por sí mismos.

La autora concluye reconociendo que aunque al final del día todos queremos volver a nuestras vidas personales sintiéndonos inspirados y motivados por un día de compromiso apasionado con un trabajo que tiene un sentido, ya que es preferible a la monotonía y el aburrimiento, debemos ser cuidadosos porque puede producir burnout. Por tanto debemos estar alerta y si detectamos que nuestra pasión por el trabajo o la de nuestros colaboradores se ha tornado demasiado excluyente puede ser el momento de tomar un descanso o facilitar que los demás lo tomen. .

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