Sir Andrew Likierman en
la edición de Harvard Business Review correspondiente a enero-febrero, plantea
que en las situaciones en las que los hechos se han recopilado y los argumentos
a favor y en contra de las opciones se han expuesto pero no existe una clara
evidencia que apoye ninguna en particular es cuando los profesionales miran a
su líder buscando su buen juicio. Esto es una interpretación de la evidencia
que apunte a la elección correcta.
Noel Tichy y Warren Bennis
defienden que el juicio o habilidad para combinar las cualidades personales con
los conocimientos relevantes y la experiencia para formar opiniones y tomar
decisiones es el núcleo del liderazgo ejemplar. Es lo que permite tomar una decisión acertada
en ausencia de datos claros o un camino obvio. Todos, hasta un cierto punto,
somos capaces de formarnos una opinión y de interpretar la evidencia, pero lo
que necesitamos es tener buen juicio.
Mucho se ha escrito
intentando entender en qué consiste el buen juicio, algunos lo definen como un
instinto adquirido o una intuición que de alguna forma combine la experiencia
profunda con las habilidades analíticas en un nivel subconsciente para
reconocer un patrón que pasa desapercibido a los demás. Esta definición tiene
un cierto sentido pero es complicado pasar de comprender lo que es un buen
juicio a saber cómo adquirirlo o reconocerlo.
El autor, tras diversas
investigaciones, ha encontrado que los líderes que se caracterizan por poseer
buen juicio suelen ser buenos oyentes y lectores, lo que les permite escuchar
lo que los demás quieren decir realmente y de esta forma detectar patrones que
otros no ven. Tienen un amplio abanico de experiencias y relaciones que les facilitan
el reconocimiento de paralelismos o analogías que otros se pierden y, si no
saben algo conocen a alguien que si lo sabe y se apoyan en el juicio de esa
persona. Pueden reconocer sus propias emociones y prejuicios para evitarlos y
procuran expandir la gama de posibilidades a considerar. Finalmente se
mantienen con los pies en la tierra y cuando hacen una elección han considerado
también cómo se va a implementar.
Likierman sugiere que
existen 6 componentes básicos que conforman un buen juicio y ofrece
recomendaciones para actuar sobre ellos para mejorarlos. Éstos son:
1.-
APRENDIZAJE: ESCUCHAR ATENTAMENTE, LEER
CON ESPÍRITU CRÍTICO
El buen juicio requiere
transformar el conocimiento en entendimiento. Muchos líderes se lanzan a tomar malas
decisiones porque de forma inconsciente han filtrado la información que han
recibido o no son lo suficientemente críticos con lo que escuchan o leen.
La situación real es que,
desafortunadamente, pocas personas son capaces de absorber completamente la
información que reciben. Filtramos lo que no esperamos o deseamos oír y esta
tendencia no mejora con la edad ya que distintas investigaciones muestran, por
ejemplo, que los niños pueden percibir cosas que los adultos no. Como
resultado, los líderes pierden gran cantidad de información a su
disposición. Una debilidad ante la que los líderes más destacados son
especialmente vulnerables porque un exceso de confianza suele acompañar, con
frecuencia, al éxito.
El exceso de información,
particularmente la escrita, constituye otro problema. Los altos directivos, especialmente,
se enfrentan al reto de gestionar la gran cantidad de correos y documentos que
reciben diariamente y resulta, para poder hacerlo, tentador seleccionar y
recordar sólo aquello que va a confirmar nuestras creencias. Por esta razón los
buenos líderes demandan calidad en lugar de cantidad en relación con la
información que les llega. Por ejemplo en Amazon o el Banco de Inglaterra antes
de una reunión no quieren recibir informes de más de 6 páginas sobre los temas recogidos
en la agenda de la misma.
La sobrecarga no es el
único desafío a la hora de leer. Otro riesgo más sutil es el de tomar en serio
todo lo escrito. Cuando escuchamos hablar a alguien buscamos, de forma
consciente o inconsciente, señales no verbales sobre la calidad de lo que
estamos escuchando. Al leer nos falta este contexto y en un momento como el
actual en el que las “noticias falsas” son habituales los directivos deben
prestar una atención especial a la calidad de la información que leen y
escuchan, sobre todo al material filtrado por los compañeros u obtenido a
través de los buscadores o redes sociales.
Las personas con buen
juicio se muestran escépticas ante información que no tiene sentido. La mayor
parte de nosotros seguramente no estaríamos aquí si un día en 1983 un teniente
coronel soviético, Stanislav Petrov, responsable del centro de detección de misiles
de la URSS, no decidiese no tomar en serio una información recibida en la que
se le comunicaba que los satélites soviéticos habían detectado un ataque con
misiles norteamericano hacia territorio soviético. Descartó la información por
improbable y no la elevó a sus superiores, como eran sus instrucciones y en
lugar de eso informó de un mal funcionamiento del sistema. Posteriormente se
comprobó que los satélites habían confundido rayos de sol reflejados de las
nubes con misiles.
Para
mejorar:
a).- Desarrollar las
capacidades de escucha activa, para detectar también lo que no se dice y para
interpretar adecuadamente el lenguaje corporal.
b).- Mantenernos alerta ante
nuestros propios filtros o ante actitudes defensivas ante argumentos
alternativos.
c).- Hacer preguntas y
comprobar las conclusiones si nos sentimos aburridos o nos domina la
impaciencia.
d)..- Centrarnos en las
partes que discuten las cuestiones y los temas en lugar de en las que resumen
las presentaciones que escucharemos en una reunión, si sentimos que estamos sobrecargados
de material escrito.
e).- Buscar discrepancias
en lo que se dice o está escrito.
f).- Pensar cuidadosamente
en la procedencia de la información que recibimos y en los posibles intereses
de aquellos que la facilitan.
g).- Buscar la opinión de
personas que tiene otros puntos de vista, sobre todo si no solemos coincidir
con ellas.
h).- Asegurarnos de que
nuestras fuentes de datos son de confianza.
2.-
CONFIANZA: BUSCAR LA DIVERSIDAD, NO LA VALIDACIÓN
El liderazgo no debe ser
un trabajo solitario. Los líderes deben ser capaces de aprovechar las
habilidades y experiencias de los demás a
la hora de tomar decisiones. Quiénes son estos consejeros y el grado en el que
el líder confía en ellos va a resultar crítico para la calidad del juicio del líder.
Desgraciadamente muchos
altos ejecutivos y directivos seleccionan para niveles altos de las
organizaciones a profesionales que simplemente van a ser un eco de ellos y van
a validar todas sus decisiones. La historiadora Doris Kearns Goodwin en su
libro “Team of Rivals” mencionaba el hecho de que Abraham Lincoln reunió un gabinete de expertos que respetaba
pero que no siempre coincidían en sus opiniones con la suya. Mc Kinsey ha
incluido hace tiempo la obligación de disentir como una parte importante de la forma en que
enfocan sus actuaciones sus profesionales. Los principios de liderazgo de
Amazon especifican que los líderes deben buscar perspectivas distintas y trabajar
para salir de la comodidad de sus creencias.
Para
mejorar:
a).- Buscar y cultivar la relación con personas
que nos digan lo que tenemos que saber en lugar de lo que queremos escuchar.
b).- Incorporar el buen juicio
a las entrevistas de valoración de desempeño y en las decisiones de promoción: indagar cómo
ha hecho las cosas el candidato, no sólo
lo que ha hecho.
3.-
EXPERIENCIA: QUE SEA RELEVANTE, NO ESTRECHA
Más allá de los datos y
de la evidencia pertinente ante una decisión los líderes traen consigo su
experiencia a la hora de emitir juicios. La experiencia facilita un contexto y
nos ayuda a identificar potenciales soluciones y a anticiparnos a los retos. Si
el líder se ha enfrentado previamente a un desafío similar es capaz de
visualizar áreas en las que centrar su energía y recursos.
Pero si la experiencia se
circunscribe a determinados sectores la familiaridad puede ser un riesgo. Si,
por ejemplo, mi organización quiere expandirse al mercado chino puedo no
confiar en el juicio de una persona que solo se ha movido en el mercado
estadounidense y si, en cambio, en alguien que ha trabajado en mercados
asiáticos.
Asimismo, los líderes con
gran experiencia en un dominio particular pueden fallar si toman decisiones
apoyándose en los hábitos, la complacencia o el exceso de confianza. En estos
casos, con frecuencia es necesario que se produzca una crisis externa para
exponer estos fallos como ocurrió, por ejemplo, con la falta de botes
salvavidas en el Titanic.
Para
mejorar:
a).- Comprobar los
resultados de nuestra experiencia para tomar decisiones. Comenzar revisando en
retos importantes la calidad de nuestras decisiones y lo que fue bien y mal.
Puede ser útil comentar nuestras conclusiones con un coach o con compañeros que
pueden tener una perspectiva diferente de la misma experiencia.
b).- Buscar oportunidades
para ampliar nuestra experiencia.
4.-
DISTANCIAMIENTO: IDENTIFICAR Y DESAFIAR A LOS PREJUICIOS
Al tiempo que procesamos
la información y aprovechamos nuestro conocimiento y el de los demás es crítico
que reconozcamos y nos enfrentemos a nuestros prejuicios.
La habilidad para
desprendernos, tanto intelectualmente como emocionalmente, de nuestros sesgos
es un componente vital del buen juicio. Pero es difícil de conseguir ya que
como diversas investigaciones en el campo de las ciencias de las decisiones,
por ejemplo, ponen de manifiesto los prejuicios cognitivos tales como los de
confirmación, anclaje o aversión a los riesgos tienen una gran influencia en
las decisiones que toman las personas.
Para
mejorar:
a).- Comprender y aceptar
distintos puntos de vista.
b).- Participar en juegos de rol y simulaciones en las que
defender agendas distintas de las propias dentro de un espacio seguro para
disentir.
c).- Diseñar procesos que
permitan detectar los prejuicios. Por ejemplo utilizando la figura del abogado
del diablo.
d).- Aceptar que los
errores ocurren y dudar del juicio de aquel que asume que no pueden producirse.
5.-
OPCIONES: CUESTIONAR LAS SOLUCIONES OFRECIDAS
Al tomar una decisión se
espera que un líder tenga que elegir entre al menos dos opciones formuladas y
presentadas por sus defensores. Pero losa buenos líderes no tienen por qué
aceptar que esas son las únicas alternativas.
Muchos errores de juicio
y malas decisiones son tomadas simplemente porque opciones importantes ni
siquiera son consideradas. Esto ocurre por diversas razones incluyendo la
aversión a los riesgos por parte de las personas que facilitan las respuestas
potenciales.
No es responsabilidad del
alto directivo detectar todas las opciones pero si debe asegurarse de que el
equipo directivo ofrece todas las posibilidades, neutralizando a los miedos o
prejuicios. Cuando todas las opciones se pueden debatir el juicio y decisión
tomada es más fácil que sea correcto.
Para
mejorar:
a).- Pedir la aclaración
de presentaciones pobremente realizadas y cuestionar a los profesionales si
pensamos que falta información importante.
b).- Solicitar
información sobre la forma en que han considerado las variables sobre las que
se apoyan los argumentos de los colaboradores.
c).- No tener miedo a
considerar opciones radicales. Discutirlas puede facilitar el que se compruebe
que puede que no sean tan radicales y merecen la pena y puede promover que los
profesionales se atrevan a exponer sus propuestas.
6.-
EJECUCIÓN: VIABILIDAD
Podemos tomar todas las
decisiones estratégicas pero podemos fracasar si no tenemos en cuenta el cómo y
el quién tiene que ejecutarlas. Por ejemplo, en 1880 Ferdinand de Lesseps persuadió
a distintos inversores para abordar el Canal de Panamá apoyándose en su
experiencia en la construcción del Canal de Suez. Pero su iniciativa fue
desastrosa porque por un exceso de confianza pensó que construir un canal en la
selva era igual que hacerlo en la arena.
Al revisar los proyectos
los buenos líderes consideran cuidadosamente los riesgos de su implementación.
Un líder con buen juicio anticipa los riesgos después de que una ruta ha sido
determinada y sabe quién puede manejar mejor los riesgos, que no siempre coincide
con la persona que tuvo la idea.
Para
mejorar:
a).- Al valorar una
propuesta comprobar que la experiencia de la persona que la formula tiene
relación con el contexto.
b).- Realizar discusiones
“premortem” en la que los participantes saquen a la luz todas las causas que
pueden hacer que una propuesta fracase.
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