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miércoles, 2 de junio de 2021

CÓMO COMBATIR LA CRISIS DE LA "MEDIA EDAD" EN EL TRABAJO

 


Rebecca Knight en Physician Leadership News del pasado 28 de mayo plantea que todos hemos experimentado momentos en los que nos hemos preguntado si estamos trabajando en la organización adecuada. Este malestar se produce preferentemente cuando nos enfrentamos al ecuador de nuestra vida laboral y como mantiene Gianpero Petriglieri, profesor de comportamiento organizacional en INSEAD, es mucho más que un episodio momentáneo de frustración o dudas ante un proyecto de trabajo poco atrayente.

Se trata de un sentimiento que nos hace cuestionarnos si nos estaremos perdiendo algo y si realmente estamos haciendo lo que nos gustaría. Si nos encontramos en esta situación la autora propone las siguientes recomendaciones:

1.- Identificar la causa de nuestro descontento profesional, si es nuestro trabajo o la organización en la que prestamos nuestros servicios. Dependiendo de la respuesta la solución es distinta y debemos tener en cuenta nuestras limitaciones: necesidad de ganar determinada cantidad de dinero (por nuestros compromisos personales) o de vivir en determinada zona geográfica, por ejemplo.

2.- Introducir pequeños cambios. No es infrecuente el que nos sintamos bien en nuestras organizaciones pero mal en nuestro trabajo. Un posible remedio sugiere Petriglieri consiste en considerar qué pequeños cambios pueden hacer que nos sintamos mejor, porque aunque no podamos cambiar las circunstancias quizás podemos modificar el microentorno en el que operamos. Alterar nuestras rutinas y “rejuveneciendo” nuestros compromisos puede tener un gran impacto en nuestra perspectiva. La clave está en ser cuidadoso en lo que escogemos hacer, con quién elegimos hacerlo y dónde lo vamos a hacer.

3.- Centrarse en el aprendizaje. Uno de los principales culpables de este malestar es el aburrimiento. Whitney Johnson opina que: “Nuestra vida y nuestra carrera es una gran curva de aprendizaje, pero cuando llegamos a la cuarentena sabemos lo que estamos haciendo y somos buenos en ello, por lo que nos aburrimos. Echamos de menos el chute de dopamina que acompaña al aprendizaje y al logro. Pedir una promoción para acometer nuevos retos y responsabilidades es una respuesta natural”. Pero Johnson recomienda considerar un movimiento lateral, para lo que tenemos que preguntarnos si un ascenso es el único camino. Quizás no tengamos que hacerlo si podemos hacer otra cosa que nos permita crecer y aprender.

Si no existen posibilidades atractivas Johnson recomienda diseñar nosotros una buscando problemas existentes en nuestra organización y defendiendo que nosotros estamos bien preparados para resolverlos. Nos podemos preguntar: ¿A qué retos se enfrentan mis compañeros?, ¿Qué frustra a mis clientes? Y luego: ¿Qué cumplidos recibo constantemente?, ¿Qué cosas me resultan fáciles y a los demás difíciles?, por ejemplo. Debemos ser creativo y pensar en formas en que podemos utilizar nuestras fortalezas para el bien de nuestra organización y proponerlas a nuestros jefes.

Lo importante es que no nos quedemos esperando a que alguien venga a decirnos cuál tiene que ser nuestro propio trabajo, sino que nos movamos para crearlo.

4.- Conscientemente buscar un significado. El deseo no satisfecho de tener un impacto es otra fuente común de hastío y de infelicidad profesional, según Petriglieri. Podemos llegar a un punto en el que estemos trabajando muchas horas diariamente mientras nos preguntamos para qué lo hacemos. Petriglieri mantiene que: “el significado no va a llamar a nuestra puerta, ya que es como el amor que hay que buscarlo continuamente y trabajando para conservarlo”. Propone realizar el esfuerzo, por ejemplo, de reunirnos con personas que se beneficien directamente de nuestro trabajo, sean clientes o compañeros ya que cuando vemos cómo nuestro trabajo es de utilidad para otros es difícil no encontrar el significado.

5.- Considerar un cambio de carrera. Si todas estas estrategias no funcionan puede haber llegado el momento de considerar un cambio aunque la perspectiva nos resulte intimidante. Para ello debemos recordar los aspectos positivos de esta situación como el que seguramente somos expertos en algo y que ya no necesitamos la aprobación de los demás como nos ocurría a los 20 años. Tenemos que utilizar ese conocimiento para pensar en profundidad en lo que queremos hacer s no es nuestra carrera actual y, si es necesario recurrir a un coach.

6.- Cuestionar nuestras creencias. Nuestros sentimientos de malestar profesional pueden ser señales de que, por ejemplo, nos sentimos asfixiados por una cultura que pretende que nos sintamos perpetuamente obsesionados con nuestra carrera, con lo que hemos descuidado otras facetas de nuestra vida. Puede ser que necesitemos buscar modos de satisfacer nuestra autoestima y felicidad en nuestra vida fuera del trabajo. Es verdad que esta no es la forma en la que las personas más ambiciosas y exitosas están condicionadas para pensar, ya que se espera que encontremos nuestro propósito a través del trabajo y si no lo hacemos nos sentimos estigmatizados y para superarlo Petriglieri propone que seamos capaces de perdonarnos y rodearnos de personas que nos apoyen y que no nos juzguen por nuestro deseo de escapar de las trampas tradicionales que acompañan al éxito.

Knight, como conclusión, sugiere que recordemos estos principios:

HACER:

a).- Diagnosticar el problema y preguntarnos si las raíces del mismo se encuentran en el trabajo o en la organización.

b).- Buscar el significado relacionándonos con personas que se beneficien del mismo.

c).- Considerar un movimiento lateral ya que es una buena forma de asumir nuevos desafíos y de aprender.

NO HACER:

a).- Desechar el poder de realizar pequeños cambios en nuestra rutina y entorno.

b).- Esperar a que lleguen las oportunidades. Debemos buscar problemas que queramos resolver y luego diseñar un nuevo trabajo.

c).- Centrarnos solo en la vida profesional. Debemos pensar en formas de obtener satisfacción de nuestra familia, amigos, proyectos o hobbies fuera del trabajo.

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