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martes, 27 de julio de 2021

EL LÍDER DEL FUTURO III: PATRÓN MENTAL DE CHEF Y DE CIUDADANO GLOBAL

 


Jacob Morgan en “The future leader. 9 skills and mindsets to succeed in the next decade”, plantea que CEO,s de todo el mundo han identificado cuatro patrones mentales como los más importantes para su labor. El primero: el explorador lo hemos comentado en la entrada anterior. Los otros tres son: el chef, el sirviente y el ciudadano global.

II.- EL CHEF

Los líderes deben ser capaces de equilibrar el lado humano y el tecnológico de su trabajo. Deben ser, pues, chefs que equilibren estos dos ingredientes fundamentales en cualquier tipo de organización.

La humanidad o lado humano del trabajo se refiere principalmente al propósito y al cuidado de los profesionales que trabajan con nosotros. Puede incluir la construcción de relaciones, de amistades en el trabajo, la experiencia del empleado y la seguridad psicológica.

El lado tecnológico del trabajo se refiere a la tecnología en términos de herramientas, software, hardware, apps, aparatos y artefactos e inteligencia artificial y automatización para poder realizar nuestro trabajo.

Si nos apoyamos exclusivamente en la tecnología y eliminamos cualquier aspecto humano crearemos una organización donde los profesionales no querrán trabajar y con la que  los clientes no querrán relacionarse. Por otro lado, confiar solo en la faceta humana sin el apoyo de mucha tecnología moderna generará una organización con movimientos lentos, que toma decisiones deficientes y que no será todo lo productiva que puede llegar a ser. Ninguno de los dos escenarios es bueno, por lo que los líderes deben responsabilizarse de encontrar un equilibrio. Para ello deben recordar que la tecnología es solo una herramienta y que la forma en que se utiliza es lo que importa. Es fundamental que consideren a la tecnología como un complemento a los humanos y no como un sustituto de ellos.

El líder debe pensar como un chef y considerar que los equipos y la organización son los platos que queremos que sean preciosos y sepan maravillosamente bien, por lo que el equilibrio entre los ingredientes debe ser el adecuado.

Un artículo reciente: “Collaborative intelligence, humans and AI are joining forces” plantea que en una investigación realizada en 1500 organizaciones aquellas que presentaban más mejoras en el desempeño eran aquellas en las que las personas y la tecnología trabajaban juntas. Si pensamos en cómo construiríamos un equipo en la actualidad idealmente juntaríamos a personas que complementasen entre sí sus fortalezas. Lo mismo ocurre cuando trabajamos con tecnología ya que, por ejemplo, las personas destacan en cosas como la creatividad, el establecimiento de relaciones humanas y el liderazgo, pero la tecnología dominará en áreas como el análisis de datos, la rapidez y la toma de decisiones.

En relación con el lado humano, el autor, de sus observaciones de líderes movidos por un propósito y preocupados por las personas ha identificado una serie de aspectos comunes. Éstos son:

a).- Son accesibles. Se mueven constantemente fuera de sus despachos para hablar con los clientes, comunidades y profesionales de cualquier nivel.

b).- Muestran un alto grado de empatía en sus relaciones.

c).- Tienen un propósito o una razón por la que luchar y a la que defender más allá de su organización: cambio climático, diversidad, etc.

d).- Consideran que sus trabajadores son seres humanos, no solo números.

e).- Son conscientes de que estar motivados por un propósito y preocuparse por los demás es una elección que solo ellos pueden hacer.

Como líderes debemos entender que las personas están primero y luego, en un segundo lugar, la tecnología.

Las mismas técnicas que utilizan los chefs se pueden aplicar al liderazgo. Primero. Probar con frecuencia, lo que implica que debemos estar prestando constantemente atención a lo que está ocurriendo en nuestra organización y buscando formas en que podamos ayudar a  nuestra fuerza laboral con el apoyo de la tecnología.

Como líder solo podremos probar los platos si estamos en la cocina con el resto del equipo. No podemos mantenernos aislados de todos y luego comentar cómo sabe un plato. Tenemos que estar presentes con nuestro delantal y cuchara a mano.

Lo segundo que hay que hacer es prestar atención al feedback que recibimos de aquellos que nos rodean, especialmente de los grupos de interés, para, posteriormente, actuar teniendo en cuenta la información recibida.

III.- EL CIUDADANO GLOBAL

Ser un ciudadano global no consiste en vivir en distintos países o en estar viajando continuamente, sino en tener un patrón mental global. Para ello hay que estar abierto a las demás personas y a sus ideas y respetar la diversidad de culturas, religiones, razas, etnias, pensamientos y orientaciones. Esto es esencial para el líder del futuro. Los líderes deben ser conectores curiosos y entender las perspectivas de aquellos que no son como ellos, utilizar dichas perspectivas y adaptarse a las distintas formas de hacer las cosas.

Los líderes que cuentan con el patrón mental del ciudadano global son capaces de pensar globalmente, de liderar un equipo con diversidad entre sus componentes, de extender ideas y mensajes a lo largo de todo el mundo y de encontrar y atraer el talento independientemente de dónde se pueda encontrar éste. En el mundo actual conectado y rápidamente cambiante es casi imposible pensar local, regional o nacionalmente. En lugar de ello debemos pensar globalmente.

Las organizaciones no necesitan actualmente abrir grandes sedes en  nuevos lugares para poder entrar en ese mercado. En lugar de eso pequeños equipos pueden trabajar desde sus domicilios o de desde locales de coworking para que una compañía tenga “presencia” en un determinado punto del mundo. Los líderes no solo deben saber cómo entrar en esos mercados , sino también cómo difundir sus ideas y mensajes y encontrar talento en cualquier parte del mundo.

Esto implica pensar en la cultura, tanto como en la distancia,. Por ejemplo L´Orèal es una compañía llena de ciudadanos globales, en la que tras una investigación interna llegaron a la conclusión de que los líderes con antecedentes multiculturales destacaban en una serie de áreas como el reconocimiento de nuevas oportunidades de productos o la integración de perspectivas e ideas externas, entre otras. Después de este descubrimiento en la década de los 90 del siglo pasado la empresa comenzó a reclutar individuo con antecedentes culturales mixtos para ocupar puestos directivos, con lo que han conseguido transforma a L´Orèal de una compañía francesa a una global que vende sus productos en todo el mundo.

No tener un patrón mental global puede ser costoso. Tenemos, por ejemplo, el caso de Disney cuando decidió abrir un parque temático en Paris. Sus directivos pensaron que lo que funcionaba en los parques temáticos estadounidenses iba a funcionar también en Europa, pero se equivocaron. La elección del nombre fue uno de sus primeros fallos. Eligieron llamarlo Euro Disney olvidando que la moneda francesa es el euro, con lo que al parque se le llamaba coloquialmente Dólar Disney. No tuvieron en cuenta que Paris es una capital culinaria y que a sus ciudadanos no les gusta comer con cubiertos de plástico y que les gusta comer con vino. En los dos primeros meses desde su apertura el 10% de sus empleados abandonaron el trabajo porque no estaban de acuerdo con las normas de trabajo, ya que los líderes habían asumido que el enfoque de trabajo en equipo que utilizaban en Estados Unidos iba a ser útil en Francia, pero la realidad les demostró que no era así y se convocaron muchas huelgas. Posteriormente y tras muchos errores y refinanciaciones el parque cambio de nombre a Disneyland Paris y se ha recuperado.

Hace algunas décadas líderes globales como Jack Welch no necesitaban ser ciudadanos globales ya que eran capaces de crear organizaciones con éxito con unos enfoques y perspectivas más limitados. En la actualidad todos vivimos y trabajamos en un mundo nuevo, global, conectado y dinámico que necesita líderes que asuman e incorporen el patrón mental de ciudadano global.

Para desarrollar este patrón mental los líderes necesitan una forma distinta de pensar y de actuar, que pasa por preguntarse si se sentirían perdidos y confundidos si de repente se encontrasen fuera de su entorno actual en uno extraño para ellos o si serían capaces de adaptarse y terminar teniendo éxito en lo que acometiesen.

Algunos de los patrones mentales que se han mencionado como imprescindibles pueden ayudar a convertirnos en ciudadanos globales. Por ejemplo, pensar como un explorador y practicar la inteligencia emocional contribuyen de forma potente. Pero hay otras cosas que podemos hacer si nuestra situación lo permite: aprender a liderar desde diversas perspectivas experimentando dichas perspectivas. Esto implica trabajar o vivir en distintas partes del mundo o liderar equipos de distintos departamentos. Un estudio realizado por Korn Ferry en 2014 encontró que los líderes que están expuestos a culturas muy diferentes a las suyas desarrollan capacidades de pensamiento superiores.

Es importante, también, buscar activamente a otros que sean distintos a nosotros, ya que, por ejemplo, si somos hombres blancos que vestimos normalmente trajes y corbata y estamos rodeados de otros similares tendremos dificultades para adquirir el patrón mental de un ciudadano global. Si queremos activamente formar parte o crear equipos compuestos por individuos con diversidad física y cognitiva, que procedan de distintos ambientes y culturas, que tengan una diversidad de perspectivas, competencias, religiones y orientaciones sexuales y que no vayan a estar de acuerdo con todo lo que digamos podremos desarrollar este patrón  mental.

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