Steven G. Rogelberg en “The surprising science of
meetings. How can you lead your team to peak performance”, que venimos comentando, propone
como conclusión sobre cómo organizar y dirigir reuniones eficaces las siguientes
recomendaciones:
I.-
PREPARACIÓN DE LA REUNIÓN:
1.- Reunirse solo
cuando sea necesario. Los líderes deben cancelar las reuniones cuando los temas
ya se han tratado, cuando la causa de la reunión se pueda abordar con otros
métodos alternativos (por ejemplo el correo electrónico) y cuando los
asistentes que deben estar presentes no pueden asistir.
2.- Invitar a las
personas correctas. Las invitaciones para asistir a la reunión deben hacerse exclusivamente
a las personas que son necesarias para la misma o a aquellas cuya presencia se
puede beneficiar de la asistencia para su desarrollo profesional. Permitir que
los profesionales puedan declinar la invitación si consideran que no van a
aportar nada a la misma.
3.- Recoger información
antes de la reunión. Para incluir a los participantes en la agenda de la
reunión enviar una petición de propuestas, comentarios, sugerencias sobre lo
que debe incluir el orden del día.
4.- Priorizar los temas
en la agenda y marcar restricciones del tiempo asignado a cada asunto.
5.- Enviar el orden del
día antes de la reunión. En él se pueden incluir información, como por ejemplo
cuáles son los objetivos de la reunión y la razón de la asistencia de cada
participante.
6.- Facilitar material
preparatorio necesario para la reunión pero procurando que no sea excesivo.
7.- Escoger
cuidadosamente el entorno de la reunión. Seleccionar el tipo de reunión:
sentada, de pie, caminando, por ejemplo, la colocación de los participantes
alrededor de mesa si es el método
elegido para promover la variedad y el lugar de celebración.
II.-
DESARROLLO DE LA REUNIÓN
1.- Asignar roles a los
participantes y procurar rotar las responsabilidades durante la reunión.
2.- Hacer lo posible
para que los participantes sean puntuales. Evitar las disrupciones asociadas a
los asistentes que llegan tarde prohibiendo su incorporación y/o hablando con
ellos al finalizar la reunión.
3.- Incluir a los
participantes que sean necesarios pero que no puedan atender la reunión
físicamente garantizando la disponibilidad de las tecnologías que lo permitan. De
esta forma se evitan desplazamientos exclusivamente para la reunión con la
disrupción que implica para su trabajo habitual.
4.- No permitir la
utilización de dispositivos electrónicos personales que puedan suponer una distracción.
5.- Utilizar técnicas
de mindfulness al inicio de la reunión para centrar la misma.
6.- Saludar a los
participantes al entrar a la reunión, preguntarles cómo están y mostrar interés
por su bienestar.
7.- Usar métodos
sencillos para “romper el hielo” al comienzo de la reunión que permitan
fomentar la creatividad.
8.- Expresar
reconocimiento por el trabajo y contribuciones de los asistentes.
9.- Recalcar la
importancia de la utilización adecuada del tiempo y de las restricciones
marcadas.
10.- Fomentar la
participación activa, por ejemplo mediante el role playing.
11.- Planificar pausas
breves para que los participantes puedan tomar algo o mirar sus correos.
12.- Utilizar el humor
y mantener un ambiente distendido en la reunión para que ésta sea menos
monótona y romper tensiones.
13.- Liderar la reunión
con preguntas. Desarrollar una agenda que consista más en preguntas que en
afirmaciones.
14.- Pedir la participación
de forma aleatoria, al asumir que todos los asistentes pueden contribuir a
todos los temas que surjan. De esta forma se mantiene la atención de todos al
poder ser solicitada su opinión en cualquier momento.
15.- Obtener
información de aquellos que puedan sentirse eclipsados por otros asistentes
fomentando activamente su participación.
16.- Animar a los
asistentes a que ofrezcan posiciones alternativas, por ejemplo pidiendo que ejerzan
de abogados del diablo en algunas discusiones. Crear un entorno que apoye las opiniones
contrarias y el pensamiento creativo más allá de las creencias y presunciones
que los participantes tengan previamente.
17.- Reconducir con
tacto las conversaciones que se han desviado de los temas de la reunión o que
están resultando improductivas.
18.- Mantener las
restricciones de tiempo planificadas siempre que sea posible.
19.- Señalar cuándo la reunión se beneficiará más de la participación de los asistentes
en lugar de la del líder y reconocer sus contribuciones.
20.- Recoger feedback durante
toda la reunión sobre aquellos aspectos que se tienen que abordar.
II.-
CIERRE DE LA REUNIÓN
1.- Finalizar la
reunión en el tiempo previamente marcado, para evitar que los asistentes tengan
que dedicar más tiempo a la misma que lo indicado en la invitación enviada.
2.- Terminar la reunión
cuando se hallan tratado todos los asuntos en el orden del día, sin intentar
completar el tiempo que sobre con asuntos adicionales.
3.- Asignar tareas a
los participantes en consenso con todos, dejando claro quién es responsable de
cada asunto y cuáles son las expectativas y los tiempos fijados para su
realización.
4.- Acabar la reunión
con un tono positivo. Asegurarse de que los participantes dejen la reunión con
una valoración positiva del proceso y de la experiencia. Puede lograrse, por
ejemplo, ofreciendo compartir una comida tras la reunión para favorecer las
discusiones relajadas y la oportunidad de conectar con otros participantes.
5.- Hacer una síntesis
de todo lo tratado, después de la reunión, por ejemplo mediante un e mail, para
facilitar a los asistentes una oportunidad para reflexionar y recapitular más
tarde. Esta información se debe mandar no solo a los asistentes sino, también,
a quienes pueden afectar las decisiones tomadas aunque no estuviesen presentes
en la reunión. Invitar a los participantes a que comenten si el resumen es
incorrecto de alguna forma.
IV.
POLÍTICAS Y PRÁCTICAS ORGANIZACIONALES
1.- Reducir la duración
y la frecuencia de las reuniones siempre que sea posible.
2.- Establecer y aplicar una política general sobre las
normas de asistencia a las reuniones en caso de llegar tarde.
3.- Reservar
determinados días o tiempos para celebrar reuniones o para no tener reuniones. Por
ejemplo se puede establecer que los viernes es un día libre de reuniones para
garantizar que los profesionales pueden trabajar esos días sin interrupciones o
dedicar unos días específicos solo para reuniones para que sea más fácil
programar reuniones a las que todos los profesionales que interesan puedan
asistir.
4.- Identificar y establecer
cuál es el tamaño que se considera adecuado para los distintos tipos de
reuniones.
5.- Utilizar reuniones
breves o charlas frecuentes para ayudar a centrarse en los temas y para
facilitar la puesta al día interdepartamental.
6.- Facilitar la
formación adecuada para los líderes y para las personas que van a dirigir
reuniones. Se puede considerar la utilización de simulaciones como una
oportunidad para aprender de una forma más activa.
7.- Ofrecer a los
líderes de la reunión y a los participantes feedback de su desempeño en la
misma, recogiendo información, por ejemplo de observadores externos o de la
valoración de otros asistentes. Se puede reunir más información grabando las reuniones.
8.- Animar a los
líderes a que sean innovadores y que
prueben nuevas metodologías.
9.- Garantizar que
todos los miembros de la organización sean conscientes y comprendan las
expectativas de las reuniones, por ejemplo por medio de la colocación de las
normas en los lugares de reunión.
10.- Programar un
horario de reuniones que incluya tiempo
para los desplazamientos y pequeños
descansos.
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