Herminia Ibarra, Claudius A. Hildebrand y Sabine Vinck, en la edición de mayo – junio de Harvard Business Review, plantean que se espera y siempre se ha esperado de los líderes que
obtengan resultados, pero en la actualidad se espera que lo consigan de forma
diferente. Han pasado ya los días en que un heroíco individuo debía liderar
desde el frente. En lugar se esto, en la mayor parte de las organizaciones la
toma de decisiones se ha descentralizado y se espera que los líderes sean capaces
de empoderar a sus equipos y ceder gran parte del control. Como Raffaela Sadun
y sus colaboradores exponían en “The C- Suite Skills that Matters Most”,
las competencias consideradas “soft” son actualmente especialmente importantes
para los líderes.
Los autores han
observado que los ejecutivos están teniendo dificultades para adaptarse a esta
nueva realidad. De ningún líder que haya construido su carrera centrándose en sus
contribuciones como experto y en el control puede esperarse que pueda pasar de
la noche a la mañana a ejercer un estilo más centrado en las personas.
Los líderes necesitan
trabajar eficazmente con personas en grupos pequeños. A través de redes y de la
organización. Entre las habilidades más importantes en cada situación tenemos:
a).- Hacer buenas
preguntas, saber escuchar, mostrar empatía y empoderar en el caso de los grupos
pequeños y de las interacciones persona a persona. Estas habilidades permiten que
aflore la sabiduría, perspectivas y creatividad de los profesionales, junto a su capacidad de resolver
problemas colectivamente y generan un sentimiento de seguridad psicológica.
b).- Colaborar e influir en las redes. La
agilidad y la innovación dependen de la cooperación entre disciplinas y
unidades tanto de dentro como de fuera de la organización y de la habilidad de
construir y trabajar a través de relaciones informales.
c).- Modelar y alinear la cultura en la organización. Para
motivar e inspirar a las personas a gran escala los líderes deben ser capaces
de comunicar una dirección o propósito atractivo, así como asegurar que la
cultura y los procesos de la organización apoyan esos objetivos y actuar como
ejemplo durante la actividad cotidiana.
Para conocer mejor
cuáles son las habilidades que los ejecutivos tienen más dificultades en
adquirir y cuáles son las estrategias de aprendizaje más adecuadas los autores
han analizado datos de valoraciones, desarrollo y entrevistas recogidas por
Spencer Stuart, una de las firmas de asesoría de liderazgo más reconocidas a
nivel mundial.
La principal lección que
ha surgido de las entrevistas es que no existe un momento en el que todo
encaja. A las personas les gusta escuchar historias sobre conversiones súbitas
que existen en todas las culturas, como es el caso del joven Saul que de
repente se convirtió en Pablo tras ser deslumbrado por Dios en el camino a
Damasco. Pero la mayor parte de las transformaciones no se producen de este
modo, sino que implican periodos de incertidumbre y de vagar y periodos de
luchas internas que experimentar. Una mejor analogía sería la historia de
Ulises que sufrió un largo y arduo camino de regreso hacia Itaca desde Troya.
Lo mismo ocurre con la
ampliación de las habilidades relacionadas con las personas. No consiste en un
hecho aislado sino que implica un proceso que se desarrolla en el tiempo, con frecuencia
incómodo y con muchas vueltas y giros. Pero se pueden establecer una serie de
etapas comunes y retos en el camino. Éstas son:
I.-
LA SALIDA
Los líderes alteran su
forma habitual y sus exitosas formas de hacer las cosas solo cuando son conscientes
de la existencia de un espacio entre dónde están y dónde quieren estar. El
catalizador puede ser un hecho en particular o feedback de los compañeros o
coaches. Pero las personas normalmente se embarcan en un esfuerzo deseado de
cambio solo después de que múltiples experiencias y conversaciones les hagan
ser conscientes de que su comportamiento está entorpeciendo alcanzar los resultados
que buscan.
Los incentivos para el
cambio pueden proceder de otras vías. Con frecuencia vemos como ejecutivos
emulan a jefes con habilidades de relación con las personas más desarrolladas.
En estos casos esto ocurre normalmente en el contexto de un giro organizacional hacia una cultura
más empoderante y terminan descubriendo que los nuevos comportamientos les
ayudan a obtener resultados importantes.
Los líderes, con
frecuencia, subestiman el grado de cambio requerido y necesitan la ayuda y la
perspectiva de alguien de confianza, ya sea un consejero, un mentor o un coach.
No todos llegan a esta etapa de salida y los que se embarquen en un genuino
viaje de descubrimiento van a necesitar humildad, auto consciencia, paciencia y
resiliencia para completarlo.
II.- EL VIAJE
Aquellos que lo
completan con éxito se comprometen con estas tres prácticas clave:
1.-
Crear un nuevo contexto para el aprendizaje
Los ejecutivos tienden
a buscar dos tipos principales de aprendizaje al trabajar en cambios de
comportamiento. Uno implica ponerse en situaciones sobre las que no tienen
autoridad directa por lo que se ven obligados a desarrollar un estilo más
indirecto de empoderamiento. Los autores llaman a este estilo “aprendizaje
fuera – dentro”.
Puede ser útil para
candidatos a CEO cuyo estilo de liderazgo esté fuertemente arraigado en
responsabilizar a las personas, movilizar el desempeño y obtener resultados. Estos
líderes pueden tener dificultades experimentando con un nuevo estilo mientras
trabajan con equipos familiarizados con el antiguo. Por tanto, es aconsejable
que asuman roles o proyectos fuera de su área, en los que no tengan una
historia y en los que deban adoptar un estilo más colaborativo, para que desarrollen
las habilidades que tendrán que utilizar luego con sus equipos.
Los líderes también
pueden transformar su estilo utilizando habilidades que han desarrollado dentro
de sus equipos o subunidades o en sus vidas personales y empleándolas más
ampliamente. Este tipo de aprendizaje es considerado por los autores como “aprendizaje
dentro – fuera”.
2.-
Reclutar ayudantes
En cada etapa de este
viaje de desarrollo vamos a necesitar compañeros que nos hagan ser responsables,
que nos ofrezcan feedback sincero, que nos ayuden a conectar los puntos y que
actúen como espejos que nos revelen nuestra verdadera naturaleza. Ulises no
hubiese podido abandonar las sirenas sin ayuda.
3.-
Resistir y aprender de los contratiempos
La línea hacia la meta
rara vez es recta. Cuando las apuestas se incrementan y surge la ansiedad por
el desempeño los ejecutivos con frecuencia retornan al estilo antiguo con el
que han tenido éxito durante años. Al tiempo muestran un manejo inexperto de
sus nuevas habilidades lo que produce resultados no tan buenos como los
esperados. Dos pasos hacia delante, un paso hacia atrás. El viaje de adaptación
inevitablemente conlleva marchas atrás y pasar de largo. Para mantener el
camino debemos centrarnos en los pequeños éxitos.
Al demostrar el
potencial del nuevo estilo y al suscitar feedback positivo, los pequeños éxitos hacen que la motivación
del líder pase de la necesidad ( “necesito ser un buen comunicador”) a la
posibilidad ( “estoy trabajando para comunicarme mejor porque me ayudará a
alcanzar mi meta”) e identidad (“estoy trabajando para comunicarme mejor porque
quiero ser un buen comunicador”). Estos cambios sutiles ayudan a los líderes a
ser más reflexivos y persistentes, rasgos invaluables para cualquiera que
quiera anclar y definir un nuevo yo.
III.-
EL REGRESO
El momento del retorno
llega cuando los líderes, después de las pruebas y tribulaciones del viaje,
internalizan un estilo de liderazgo más centrado en las personas y en su
empoderamiento, lo consideran como un sincero reflejo de su nuevo ser y pueden
emplearlo en sus vidas profesionales. Su aprendizaje está lejos de haber
terminado en ese momento pero se ha convertido en auto- sostenible.
No existe un estilo “mejor”.
Los líderes deben juzgar cuando ser más directivos y cuando ser más
facilitadores. Cuando cuentan con una repertorio y son conscientes del impacto
de su comportamiento tienen una mayor capacidad de ser flexibles dependiendo de
la respuesta que sea más necesaria. Paradójicamente, al incrementar su
capacidad para empoderar, pueden utilizar un enfoque más directivo si la
situación lo requiere.
En el estudio realizado
por los autores los candidatos a CEO en su muestra que tenían más éxito
destacaban en tres dimensiones:
a).- Obtener resultados
( la capacidad de alcanzar las metas y de mejorar personalmente el desempeño.).
b).- Colaborar e
influir (la habilidad para trabajar con y a través de otros que no están bajo
su control directo).
c).- Autoevaluación y
ajuste (la capacidad de actualizar sus puntos de vista y comportamiento en
función de nuevas informaciones).
Un segundo indicador de
haber alcanzado la etapa de retorno es el deseo de compartir y ampliar su
aprendizaje. Esto es crítico porque incrementa la capacidad de la organización
para desarrollar a su fuerza laboral.
IV.-
CLAVES PARA COMENZAR EL CAMINO
1.- Ser consciente de lo que nos espera
Al principio mejorar
las competencias relacionadas con las personas puede parecer sencillo. Pero las
personas que no tienen conocimiento o experiencia sobre la materia con frecuencia
sobreestiman sus propias capacidades (efecto Dunning – Kruger) y hasta directivos
experimentados tienden a creer que son mejores coaches de lo que en realidad
son. Por tanto, es importante, contar con una valoración realista del tiempo y
esfuerzo para adaptar verdaderamente nuestro estilo.
2.-
Planificar nuestra agenda de aprendizaje
Debemos recordar que
puede ser que tengamos que trabajar en el desarrollo de nuestras capacidades en
entornos determinados. Puede ser que seamos muy buenos a la hora de navegar de
forma colaborativa en situaciones en las que no tengamos autoridad directa
sobre las personas con las que trabajamos, pero tengamos dificultades si lo
hacemos con nuestro equipo. Una vez que hayamos identificado la fortaleza que
queremos desarrollar debemos experimentar utilizándola en diferentes contextos,
ya que es difícil cambiar si siempre hacemos lo mismo.
3.-
Crear un espacio para el aprendizaje
Reservar tiempo
regularmente para la reflexión es una forma simple de acelerar el proceso,
capitalizar las pequeñas ganancias y aprender más de nuestros retrocesos
inevitables. Pero, este ejercicio
diario, funciona mejor si hacemos pausas periódicas para contemplar todo el
entorno. Como mantiene Ron Heifetz: es importante dedicar tiempo abajo en el “salón
de baile” y arriba en “el balcón”, sin olvidar que el aprendizaje requiere que
reconozcamos los patrones en los que caemos.
4.-
No hacerlo solos
Los coaches y mentores
no directamente relacionados con nosotros en el trabajo pueden ser muy útiles,
pero debemos apoyarnos, también, en compañeros cercanos y hasta en la familia y
amigos; personas que nos puedan ofrecer feedback de forma que nadie más pueda. Cuando
pidamos feedback debemos estar preparados para hacer caso a las
recomendaciones, ya que los líderes que van a fracasar más en sus viajes de
adaptación son aquellos cuyos compañeros se cansan de dar feedback y que nada
surja del mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario