Johann Hari, en “Stolen focus. Why you can´t pay
attention”, plantea que, en la actualidad, nuestra civilización parece que está
llena de anhelos apremiantes que impiden que prestemos atención a las cosas que
verdaderamente importan. Actividades que requieren algún tipo de concentración,
como leer un libro, están en caída libre desde hace varios años.
Existen diversos
factores que, las investigaciones científicas demuestran, intervienen en la
capacidad de las personas para prestar atención. Numerosas evidencias muestran
que estos factores han estado creciendo en las últimas décadas. Por ejemplo, un
pequeño estudio investigó la frecuencia con la que los estudiantes
universitarios estadounidenses prestaban atención de media a algo. Para ello
los científicos pusieron un software de seguimiento en los ordenadores y
monitorizaron lo que hacían en un día normal. Descubrieron que , de media, cada
estudiante cambiaba de tarea cada 65 segundos y el tiempo medio que se
concentraban en una cosa era de 19 segundos. Otra investigación realizada por
Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California – Irvine,
encontró que el tiempo medio que un adulto se mantiene trabajando en una tarea
en una oficina es de tres minutos.
Joel Nigg, uno de los
principales expertos mundiales en problemas de atención en niños, cree que nos
tenemos que empezar a preguntar si estamos creando una cultura de atención
patológica, un entorno en el que centrarnos de forma sostenida en algo nos
cuesta mucho.
Hari ha hallado fuertes
evidencias de que nuestra decreciente capacidad para prestar atención no es un
fallo primario de las personas sino que está fuertemente influenciada por una
serie de poderosas fuerzas como las tecnológicas, que han terminado convirtiéndose
en un problema sistémico, que solo se va a poder solucionar a largo plazo si las
entendemos y colectivamente tratamos de que dejen de tener el impacto que
tienen sobre nosotros.
Según el autor existen
tres razones cruciales por las que es importante empezar a actuar para corregir
esta situación:
a).- Una vida llena de
distracciones está a nivel individual disminuida. Cuando somos incapaces de
prestar la atención necesaria de forma sostenida , no vamos a poder lograr las
cosas que queremos alcanzar. Por ejemplo deseamos pasar unas horas sin
interrupciones con nuestro hijo pero miramos constantemente los correos para
ver si nuestro jefe nos ha mandado algún mensaje. Un estudio realizado por
Michael Posner de la Universidad de Oregon encontró que si nos estamos
centrando en algo y nos interrumpen, nos va a costar de media 23 minutos volver
a la situación de concentración previa.
b).- Esta fractura en
la atención no solo nos causa problemas a nivel individual sino que está
causando crisis a nivel de toda la sociedad. Como especie nos estamos
enfrentando a una serie de problemas como el cambio climático y no estamos respondiendo
adecuadamente. Una de las razones es que resolver grandes problemas necesita la
concentración sostenida de muchas personas en los mismos durante mucho tiempo. La
democracia requiere la habilidad de la población para prestar atención el
tiempo suficiente para identificar los problemas reales, distinguirlos de las
fantasías, ofrecer soluciones y responsabilizar a sus líderes si no los hacen
frente. Si perdemos esta capacidad perdemos nuestra capacidad de formar parte
de una sociedad que funcione bien. Las personas que no se centran se sienten
atraídas por soluciones más simplistas y autoritarias y a no ser conscientes
cuando éstas fallan. Un mundo lleno de ciudadanos faltos de atención que
alternan entre Twitter y Snapchat será un mundo que se enfrente a crisis en
cascada que no se podrán gestionar.
c).- Si entendemos lo
que está pasando podremos comenzar a cambiarlo.
Las fuerzas principales
que están dañando nuestra atención son las siguientes:
I.-
EL INCREMENTO EN LA VELOCIDAD, EL CAMBIO DE UNA ACTIVIDAD A OTRA Y EL FILTRADO
Sune Lehmann, profesor en
la Universidad Técnica de Dinamarca, preocupado por la creciente pérdida de la
capacidad para concentrarse, en colaboración con científicos de toda Europa ,
ha lanzado el mayor estudio científico realizado hasta la actualidad para
responder a una pregunta clave: ¿Está reduciéndose de forma colectiva nuestra
capacidad de atención?
Como primer paso
prepararon un listado de fuentes de información para analizar. La primera y más
obvia era Twitter, donde encontraron datos de los años transcurridos entre
2006, año de su lanzamiento, y 2014, año del comienzo del estudio. En Twitter
era posible seguir cuáles eran los temas más habituales de discusión y el
tiempo dedicado a ellos. Lo que encontró el equipo investigador es que en
2013 un tema podía mantenerse entre los cincuenta más comentados durante 17,5
horas y en 2016 solo 11,9 horas. Estos hallazgos sugieren que en esta
plataforma se están acortando los tiempos en los que nos centramos en algo.
La investigación incluyó
otras fuentes de datos: de búsquedas en Google, de ventas de entradas de cine
para saber cuánto tiempo seguimos yendo a una sala de cine después de que una
película sea considerada un hit, Reddit para ver cuánto tiempo se mantenían los
temas, etc. Todos los datos encontrados sugieren que con el paso del tiempo nos
estamos centrando menos en cualquier tema individual ( la curiosa excepción es
Wikipedia, donde el nivel de atención sobre un tema se mantiene constante. En
casi todos los casos los datos analizados siguen el mismo patrón, por lo que
Sune dice que “Podemos analizar distintos sistemas y vemos que en cada uno
existe una tendencia hacia la aceleración, se consigue llegar al punto más alto
de popularidad con más rapidez y luego a un descenso más rápido."
El estudio ha puesto también
de manifiesto que aunque internet ha acelerado rápidamente la tendencia no es
la única causa del declinar de la capacidad de mantener atención. Una de ellas
es que existe más información en la actualidad y en consecuencia estamos desbordados por la
cantidad de información que nos llega. El Dr.Martin Hilbert de la Universidad del Sur de California y la Dra. Priscilla López
de la Universidad Abierta de Cataluña han estudiado este fenómeno y han
encontrado que en 1986 si sumábamos toda la información ofrecida al ser humano
medio, procedente de televisión, radio, lecturas, se podía considerar que
equivalían a la información recogida en 40 periódicos cada día. En 2007 había
ascendido a 174 periódicos por día. El incremento en el volumen de información
es lo que está creando la sensación de que el mundo se está acelerando.
Este exceso nos está
agotando y nos lleva a sacrificar la profundidad con la que analizamos los
temas. La profundidad requiere tiempo y reflexión.
El estudio de Sune es
pionero, por lo que solo facilita una pequeña base de evidencia, pero al
profundizar en el tema Hari ha encontrado dos áreas relacionadas de investigaciones
científicas que sirven para entender mejor la situación.
La primera,
curiosamente, procede de los estudios que investigan si realmente podemos leer
más deprisa. Éstos han hallado que si se puede hacer , pero tiene un coste.
Mayor rapidez implica menor comprensión de lo que leemos. Existe un límite en
relación con la rapidez que los humanos podemos absorber información y tratar
de quebrar esa berrera solo interfiere negativamente en la capacidad de nuestro
cerebro de entender dicha información.
Existe una segunda
forma por medio de la cual los científicos han aprendido como esta aceleración
de la sociedad está afectando a nuestra atención. Consiste en analizar lo que
pasa con nuestra capacidad de concentración, no cuando aceleramos, sino cuando
la enlentecemos. Uno de los principales expertos en el tema, Guy Claxton, ha estudiado
lo que ocurre con nuestra capacidad de centrarnos cuando nos dedicamos a
efectuar prácticas con lentitud, tales como el yoga, tai chi o meditación. Ha
mostrado que mejoran mucho la capacidad de prestar atención. Claxton explica
que si vamos muy deprisa sobrecargamos nuestras habilidades y terminan
degradándose, pero que cuando nos movemos a un ritmo compatible con la vida
humana, y lo convertimos en una rutina diaria, comenzamos a entrenar nuestra
atención y concentración. La lentitud nutre la atención y la rapidez la destroza.
El problema está en que, como mantiene el profesor Earl Miller, ganador de varios de los principales
premios en el campo de la neurociencia a nivel mundial, no hemos reconocido
nuestras limitaciones y hemos caído en masa en un estado de gran engaño y
alucinación.
Según Miller existe un
hecho clave que todos los seres humanos tenemos que comprender y es que nuestra
mente consciente solo puede producir uno o dos pensamientos a la vez. Pero en
lugar de eso hemos creado el mito de que podemos pensar 3, 5 o 10 cosas a la vez, por el que pensamos
que podemos realizar varias tareas a la vez (multitasking). Este cambio
constante de una actividad a otra degrada nuestra capacidad de concentración y
nuestro desempeño se resiente, cometemos más errores y terminamos siendo menos
creativos.
La creatividad se
resiente porque los nuevos pensamientos y las innovaciones vienen de nuevas
conexiones que crea nuestra mente en relación con lo que hemos visto, oído y
escuchado. A nuestra mente si le
ofrecemos tiempo sin distracciones le ofrecemos la oportunidad de pensar
automáticamente en todo lo que ha absorbido
y comenzará a trazar nuevas conexiones
entre todo lo que ha aprendido. Este proceso es inconsciente pero es la forma
en la que surgen las nuevas ideas al ser conscientes de que dos pensamientos
que pensábamos que no mantenían ninguna relación, de repente la tienen. Pero si
empleamos gran cantidad de ese tiempo de procesamiento en cambiar de tarea y
corregir errores le estamos ofreciendo al cerebro menos oportunidades de seguir las conexiones asociativas a nuevos
lugares y de tener pensamientos verdaderamente creativos y originales.
Otro efecto que se
produce al realizar dos tareas al tiempo es que posteriormente se recuerdan
peor que si solo hacemos una. Esto parece ser que ocurre porque convertir
nuestras experiencias en memorias conlleva energía mental y espacio y si
estamos empleando nuestra energía para cambiar de tarea rápidamente recordaremos
menos y aprenderemos menos.
Las investigaciones de Gloria
Marks, de la Universidad de California
Irvine, como hemos comentado, han encontrado que el trabajador estadounidense de media se
distrae una vez cada tres minutos. Otro estudio ha hallado que la mayoría de los
profesionales que trabajan en oficinas nunca consiguen tener una hora de
trabajo ininterrumpido al día.
Las evidencias como
sostiene Miller son claras, no existe alternativa, si queremos hacer las cosas
bien debemos centrarnos en solo una cosa a la vez. Para aprender a concentrarnos debemos
separarnos durante cada vez periodos más largos de tiempo de nuestras fuentes
de distracción.
Nuestras mentes no solo
están sobrecargadas por la necesidad de cambiar y volver rápidamente de actividades, también por la
necesidad de filtrar la información que nos llega al tiempo. Esta tarea
corresponde a la corteza prefrontal y dada la gran cantidad de estímulos que
recibe, como el exceso de ruido ambiental, cada vez tiene más difícil lograr
controlar las distracciones, encontrándose desbordada e incapaz de realizar
bien su función de selección.
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