Manfred Kets de Vries en INSEAD Knowledge del pasado 19 de octubre plantea que la mayor parte de las
personas en algún momento actuamos de forma estúpida. Pero los individuos
verdaderamente ignorantes exhiben una falta de introspección y se aferran a sus
opiniones independientemente de lo irracionales que éstas puedan ser.
Estas personas muestran
una confianza en sí mismos inamovible y con frecuencia son ajenos a sus propias
deficiencias. Crean justificaciones retrospectivas para validar sus creencias y
mantenerse fieles a ellas y cuando se les presentan oportunidades de
crecimiento personal y cambio parece que son incapaces de liberarse de sus
hábitos arraigados.
Intentar razonar con
individuos cabezotas puede resultar muy frustrante. Como decía Mark Twain: “Nunca
argumentes con personas estúpidas, ya que te arrastrarán a su nivel y te
derrotarán con su experiencia”. Argumentar contra la estupidez parece que solo
sirve para reforzarla. Estos individuos florecen con el poder y el control,
defendiendo sus posiciones y negando su estupidez a pesar de los posibles
numerosos contraargumentos.
A pesar de estos
desafíos es todavía posible conducir a estas personas hacia comportamientos más
sensatos. Para ello debemos comenzar por comprender
las raíces de la estupidez:
Desde una perspectiva
psicológica la estupidez con frecuencia se considera como un resultado de
sesgos cognitivos o de errores de juicio. Muchos psicólogos destacados
atribuyen creencias irracionales y acciones estúpidas a nuestras limitaciones
cognitivas. Investigaciones sobre la cognición humana y la toma de decisiones
han mostrado por qué estos sesgos persisten: revelan que los humanos no somos
seres racionales puros sino que pasamos de un razonamiento rápido e intuitivo a
uno racional dependiendo de la situación.
Los neurocientíficos
destacan, también, que los lóbulos frontales de la mente, responsables del pensamiento
racional, pueden ser dominados por la amígdala, un sistema más primitivo de
procesamiento de amenazas, La distinción entre toma de decisiones lenta y rápida implica que en situaciones de
emergencia, que requieren decisiones rápidas, el procesamiento lento y
deliberado de la información con frecuencia se deja de lado.
Numerosos prejuicios
cognitivos pueden ayudar a explicar algunas de las decisiones sin sentido que
tomamos las personas. Por ejemplo los individuos podemos caer en sesgos de
confirmación por los que solo favorecemos la información que confirma nuestras
ideas preexistentes. Otro sesgo es el del exceso de confianza por el que
sobrestimamos nuestras capacidades, conocimientos y exactitud de nuestras
creencias o el de la disponibilidad heurística por el que nos apoyamos en la
información que nos viene fácilmente y rápidamente a la mente cuando tomamos
decisiones.
Aunque estos sesgos
cognitivos no implican de forma inherente estupidez, si son se corrigen pueden
implicar riesgos significativos. Pero si los individuos los reconocen, pueden
mostrarse más dispuestos a participar en discusiones productivas y a analizar
sus propio comportamiento. En lugar de intentar persuadir a través de un
discurso racional podemos animarles a que examinen estos sesgos.
El autor recomienda:
1.-
Promover el pensamiento reflexivo
Las personas ignorantes
deben aprender a decodificar adecuadamente la información que se encuentran,
incluyendo aprender a discernir si sus propias observaciones están basadas en
evidencias. La tarea a abordar consiste en fomentar que se comprometan con un
pensamiento más reflexivo sobre estos temas y se esfuercen en comprobar los
hechos y en analizar la transparencia de los datos que manejan para ayudarles a
detectar las inexactitudes en sus creencias equivocadas.
2.-
Fomentar un mayor autoconocimiento
Las acciones estúpidas
pueden contemplarse como un desafío a la lógica o el resultado de una pobreza
de pensamiento. El autoconocimiento puede ser el antídoto más eficaz., ya que
cuando adquirimos un cierto grado del mismo podemos reflexionar sobre nuestro
comportamiento estúpido de forma más objetiva y podemos aceptar que aunque
tengamos la creencia persistente de que los demás son estúpidos, nosotros somos
los que realmente nos podemos considerar estúpidos.
3.-
Mantener a las personas ancladas en la realidad
En determinadas
situaciones la estupidez puede ser interpretada como una manifestación de auto
- idolatría, sobre todo en individuos que muestran rasgos narcisistas. Demasiado
centrados en sí mismos estos individuos con frecuencia muestran un desinterés
por las opiniones de los demás. Estas personas necesitan tener una perspectiva
de la vida más real y cultivar su capacidad de autoevaluación. A través de la
autocrítica pueden llegar a desarrollar empatía, que es un buen remedio para la
estupidez.
4.- Utilizar la sátira como
herramienta
La sátira tienen el
potencial de estimular la reflexión y el pensamiento crítico, idealmente si no
causa ninguna ofensa. Este método poco convencional para lograr que las
personas cuestionen sus presunciones se centra en criticar los conceptos y las acciones
en lugar de atacar a los individuos de
forma personal. El reto principal consiste en ayudar a las personas a reconocer
sus limitaciones ideológicas con respeto y empatía. El razonamiento
constructivo, la evidencia y la comunicación clara pueden persuadir a los
individuos a considerar puntos de vista alternativos.
5.-
Dejar que aprendan de la manera más dura
Otro enfoque para
abordar la estupidez es a través de intervenciones paradójicas. En lugar de
recomendar a los individuos que eviten determinadas actividades especialmente
estúpidas podemos animarles a que se impliquen en ellas. Aunque puede ser un
últimos recurso debido a los riesgos
asociados, la esperanza está en que cuando sus acciones les conduzcan a
resultados desastrosos su propia estupidez sea evidente para ellos y puedan
aprender de la experiencia y ser conscientes de que su perspectiva puede nos er
enteramente correcta.
Aunque les pueda
resultar complicado distinguir entre los correcto y lo erróneo, puede ser más
fácil llegar a diferenciar entre elecciones sensatas y estúpidas. Las consecuencias
adversas pueden ser una llamada de atención que les instile un cierto grado de
duda sobre la sabiduría de sus creencias.
6.-
Liderar con el ejemplo
Un líder efectivo
requiere poseer una combinación de inteligencia, conocimiento, sabiduría,
empatía y compasión. Cualidades adicionales que cualifican a los líderes para
tomar decisiones bien informadas para la mejora de la sociedad incluyen la
capacidad de pensamiento crítico, habilidades de resolución de problemas, la
maestría en la gestión de situaciones complejas, la habilidad para colaborar
con otros y de distinguir entre lo sabio y lo estúpido. Aunque este líder no siempre
va a ser capaz de evitar que las personas caigan víctimas de creencias
irracionales pueden marcar un ejemplo que contraste fuertemente con la conducta
de los líderes estúpidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario