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miércoles, 10 de abril de 2024

CÓMO EL PENSAMIENTO UTÓPICO PUEDE INSPIRAR A LOS LÍDERES DE LAS ORGANIZACIONES

 


Marc le Menestrer en INSEADKnowledge del pasado  8 de abril plantea que los ejecutivos se encuentran atrapados en un círculo de reacción, sus mentes confundidas por el rechazo, racionalización y un sentido de indefensión, construyendo muros para evitar la incomodidad y aislándose de los problemas derivados de las cicatrices en el entorno que van dejando sus organizaciones, con el fin de ignorar la cruda realidad.

Pero esta ignorancia protectora puede servir para originar un futuro peor del que anticipamos, por lo que necesitamos recurrir al pensamiento utópico, ya que visualizar un mundo ideal revela un enfoque más inspirador y nos permite ver la distancia entre la realidad y nuestros sueños como una oportunidad y no como un obstáculo.

El autor, durante 15 años, ha guiado a los líderes a través de sesiones sobre esta visualización “soñadora”. Éstas están estructuradas en una serie de ejercicios de conexión con el pasado, soñar el futuro, identificar valores importantes y construir una visión con acciones concretas y valientes. En estas ha podido observar la aparición de un tema recurrente: la mayor parte de los líderes sueñan con una vida que satisfaga necesidades cruciales, que giran alrededor del amor y la pertenencia, un equilibrio armoniosos entre la vida personal y profesional y el formar parte de una comunidad donde sus valores personales resuenen con los de los que les rodean. El trabajo lo encuadran dentro de la búsqueda de un propósito elevado, utilizando el dinero como una herramienta para propulsar esa misión más elevada, en lugar de como un objetivo primario.

Construir una utopía no es solo un ejercicio de pensamiento esperanzador, sino que libera a los líderes de prejuicios limitantes. Este enfoque es una combinación de agilidad mental, madurez emocional y generosidad del alma e implica abrazar las contradicciones y perspectivas múltiples, gestionar y equilibrar las emociones y supone actuar con empatía y compasión, inspirados por una visión.

Esta forma holística de pensar, sentir y soñar fortalece nuestra capacidad de navegar por un mundo complejo, especialmente al enfrentarnos a decisiones críticas. El pensamiento utópico no demanda un mundo rígido y perfecto, incorpora las “zonas grises” o dilemas y reconoce la tensión útil y natural que se produce entre fuerzas que entran en competencia. Un ejemplo puede ser una compañía de energía  multinacional que reciba muchas críticas por contribuir a la destrucción medioambiental y dañar las vidas de las comunidades locales, por lo que a sus líderes se les puede considerar como “villanos” y éstos responden negando cualquier responsabilidad, tensionando aún más las relaciones con los líderes locales. En estos casos el autor, en lugar de centrarse exclusivamente en el control de daños,  anima,  a los líderes participantes en las sesiones,  a visualizar la solución ideal para esos conflictos. Este proceso genera una curiosidad por lo desconocido y los participantes comienzan a imaginar formas de equilibrar los recursos de sus compañías y de influir para crear valores compartidos con las comunidades locales.

Asimismo, se vuelven más conscientes de los inconvenientes de una estrategia de confrontación. Los líderes pueden cultivar una forma más armoniosa y respetuosa de interactuar con diferentes grupos de interés y una visión global en la que el poder no se ejerce con dominancia, sino de una manera más equilibrada y colaborativa.

El pensamiento utópico constituye una experiencia poderosa fácilmente accesible para cualquier organización, comunidad o persona que busque soluciones innovadoras a problemas desafiantes. En lugar de recurrir a métodos tradicionales de resolución de problemas podemos invitar a distintos stakeholders a este experimento mental: visualizar la solución más deseable, aunque parezca imposible. Este ejercicio no debe evitar las paradojas o las perspectivas diferentes, debe animar a que los participantes abracen las complejidades del asunto, reconociendo las buenas intenciones y los valores diversos que mantienen los distintos grupos. Lo que surgirá de este ejercicio colaborativo es un cambio profundo en la perspectiva, acompañado de soluciones creativas.

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