Manuel Sosa y MassimoMaoret en INSEAD Knowledge del pasado 4 de junio plantean que aunque los
compañeros de trabajo no estén en la misma oficina si se establecen nexos
sociales fuertes se pueden disminuir la distancia entre ellos.
El futuro del trabajo
es evidentemente híbrido. Grandes corporaciones como Apple o Zoom requieren, en
la actualidad, a sus profesionales que trabajen de forma presencial dos o tres
días a la semana, basándose en los beneficios que aporta de colaboración cara a
cara y de creación de cultura. El pensamiento tradicional sugiere que la
proximidad física conduce a una mejor comunicación y colaboración.
Las investigaciones
recientes realizadas por los autores refuerzan esta idea pero muestran,
también, que la proximidad social ( fuertes conexiones directas e indirectas),
pueden compensar la falta de proximidad física. Han encontrado que cuando las
personas están físicamente próximas la necesidad de fuertes uniones sociales es
menos importante. Por el contrario las fuertes conexiones sociales pueden
compensar la distancia física.
El valor asociado a la
cercanía física muchas veces no es totalmente apreciado. Investigaciones
anteriores han mostrado que estas cerca a los compañeros hace que trabajar
juntos sea más fácil por la posibilidad de contactar directamente unos con otros,
lo que incrementa la cantidad de comunicación y la calidad de ésta a la hora de
solucionar problemas que surgen durante el trabajo. También, estar cerca de los
demás permite llegar a conocerles mejor, permitiendo trabajar mejor juntos y
aumentando la confianza entre los profesionales.
En su estudio, los
autores encontraron que estar próximos físicamente a los compañeros conduce a
comunicaciones más frecuentes en el trabajo. Pero, el efecto positivo de esta
comunicación frecuente no solo se debe a la cercanía, ya que las nuevas
tecnologías permiten mantener comunicaciones frecuentes aunque exista una
distancia física, sino que está influido por los sentimientos positivos
asociados con la proximidad física tales como la familiaridad, la confianza y
la energía relacional, que contribuyen a generar mejores relaciones en el
trabajo.
Al considerar la
proximidad social las investigaciones muestran que las personas que mantienen
fuertes relaciones sociales están naturalmente motivadas para trabajar bien
juntas. También, están dispuestas a dedicar más tiempo y esfuerzo a mejorar la
calidad de sus comunicaciones e interacciones. Este efecto positivo de los
lazos fuertes (interacciones frecuentes entre personas que se sienten cercanas
unas con otras) es todavía más fuerte entre personas que tienen muchos
contactos en común. Éstos ofrecen un espacio seguro para que las personas
generen confianza, esencial para la buena colaboración. Por tanto, tener
contactos mutuos impacta de forma positiva en la forma en la que las personas
trabajan juntas.
Sorprendentemente los
autores han descubierto, también, que los contactos comunes son igual de eficaces a la hora de fomentar el desarrollo y
fortalecimiento de la confianza, la reciprocidad y la cooperación entre los
individuos físicamente próximos como de los distantes. Este hallazgo muestra
que la proximidad física y la proximidad social pueden actuar como sustitutos
una de la otra, implicando que los individuos pueden colaborar bien cuando no
están cercanos físicamente siempre que tenga fuertes lazos sociales entre sí.
Para asegurar una
colaboración eficaz es crucial, por tanto, considerar tanto la proximidad
física como social al diseñar nuevos entornos laborales. Por ejemplo las
compañías pueden crear áreas de interacción informales como cafeterías o salas
de descanso para fomentar la creación de redes sociales en el trabajo, así como
reuniones informales, comidas o eventos sociales para fomentar la proximidad.. Las
organizaciones más dispersas geográficamente pueden facilitar los encuentros
sociales por medio de días globales de colaboración y de programas de mentoría
para apoyar a los nuevos fichajes.
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