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miércoles, 13 de marzo de 2013

5 RECOMENDACIONES PARA AÑADIR VALOR A UN MENSAJE




Patricia Fripp, experta en comunicación, autora de diversos libros sobre el tema y primera mujer presidente de la National Speakers Association norteamericana, en el boletín Leader´s Edge de la American Management Association del pasado 21 de febrero plantea que en muchas ocasiones al realizar presentaciones los oradores piensan que si hablan durante mucho tiempo conseguirán que la audiencia les comprenda mejor, cuando en realidad, lo que ésta quiere es escuchar un contenido presentado de forma atractiva y eficiente. Para conseguirlo propone las siguientes sugerencias:
1.- Sintonizar con la audiencia. Significa que tenemos que conectar tanto desde el punto de vista intelectual como emocional, pensando que la lógica nos hace pensar pero las emociones nos llevan a la acción. Conectamos intelectualmente con nuestra audiencia por medio de datos específicos, estadísticas, gráficos y diagramas y emocionalmente a través del contacto visual, de contar historia o anécdotas relacionadas con el tema del que estamos hablando, que contribuyan a crear una imagen visual en la mente de ésta y consigan involucrarla en nuestro mensaje.
2.- Conseguir que el  mensaje aporte valor. 
3.- Eliminar todo lo superfluo. Evitar clichés y repeticiones para lograr una presentación clara y concisa. Intentar que cada palabra tenga un significado y justificación. 
4.- Comenzar la intervención con los comentarios educados estrictos, no alargarla con agradecimientos innecesarios. Captar el interés de la audiencia situándonos en el centro de la sala y esperando hasta que se obtenga  su atención, manteniendo una mirada firme y sonriente que va a conseguir el silencio necesario para empezar la presentación. Si es necesario se puede comenzar la presentación con una frase de introducción, continuar con una pausa hasta que todos los ojos estén fijos en el orador, esperando que continúe con su discurso. 
5.- Tener en cuenta que la lógica vende, pero que hay que finalizar con la emoción. Si queremos que nuestras palabras se recuerden tenemos que presentar incentivos lógicos a lo largo de nuestra exposición, pero debemos terminarla intentando despertar emociones. 

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