John Whitmore en la
quinta edición de “Coaching for performance. The principles and practice ofcoaching and leadership”, que estamos comentando, plantea que las principales
características del estilo de liderazgo a través de coaching son la
colaboración y la asociación en oposición al mando y control. Coaching consiste
en una conversación entre iguales. La Federación
Internacional de Coaching define a éste como una asociación en un proceso de
reflexión y creación para maximizar el potencial personal y profesional.
Coaching es una forma de
ser que surge de la creencia en la capacidad y potencial de uno mismo y de los
demás que permite que nos centremos en las fortalezas, soluciones y triunfos
futuros no en las debilidades o problemas ocasionados por un mal desempeño. Un
estilo de líder coach requiere que éste conecte a un nivel humano, más allá de
la tarea, y dejar de pensar en el líder como el “experto” que tiene que decir a
los demás cuál es la mejor forma de hacer las cosas.
El patrón mental
necesario necesita de que el líder cambie sus ideas sobre la motivación ya que
si queremos que las personas tengan un buen desempeño se deben sentir
automotivadas para hacerlo y la labor del líder consiste en facilitarlo. Para
que una organización consiga tener una cultura verdaderamente colaborativa en
la que los profesionales se sienten automotivados es necesario que exista la
creencia de que todos son capaces y habilidosos. No existe lugar para la
mentalidad “yo soy el jefe” o para la
idea tradicional de que la mejor práctica es la que ha tenido éxito y es la que
se debe repetir. La colaboración no es compatible con “yo soy el experto” o
“esta es la forma en la que hacemos las cosas aquí”. Como ejemplo tenemos el
del saltador de altura Dick Fosbury que no siguió lo que se consideraba la
mejor práctica, su entrenador no insistió para que lo hiciese, y experimentó
una nueva forma de saltar que se ha convertido en éxito.
Como coach o líder la
eficacia de lo que hacemos depende en gran parte de nuestras creencias sobre el
potencial humano. Las expresiones “sacar lo mejor de una persona” o “encontrar
el potencial oculto” implican que en las personas queda mucho por liberar. Es
necesario, por tanto, creer que los profesionales poseen más capacidades que
las que están expresando para poder ayudarles a que muestren todo su potencial.
Los líderes deben pensar en sus colaboradores en términos de su potencial no de
su desempeño pasado. Esta es la razón por la que la mayor parte de los sistemas
de reconocimiento están limitados ya que encasillan a las personas en función
del pasado y les resulta difícil escapar de éste.
No sólo los líderes deben
ser capaces de reconocer el potencial de sus profesionales sino que éstos deben
creer en sí mismos y en su potencial y ver cómo pueden gestionar los obstáculos
internos y externos que entorpecen la expresión plena de éste.
El autor propone que
reflexionemos sobre las siguientes tres preguntas:
1.- ¿Qué porcentaje de mi
potencial total muestro en mi trabajo?
2.- ¿Qué está
dificultando que aflore mi pleno
potencial?
3.- ¿Cuál es el principal
obstáculo interior que está impidiendo que se manifieste todo mi potencial?
Los factores externos
citados que intervienen bloqueando con más frecuencia la expresión del
potencial son:
a).- El estilo de
liderazgo que prevalece en la organización o en el líder.
b).- La ausencia de
oportunidades y de estímulos.
c).- Las estructuras y
prácticas restrictivas en las organizaciones.
El factor interno más
universal es el miedo, descrito como temor al fracaso, falta de confianza y de
autoestima.
Para que las personas
construyan la confianza en sí mismos además de a través de la acumulación de
éxitos deben ser conscientes de que esos logros se deben a sus propios
esfuerzos. También deben saber que otros creen en ellas, lo que supone que
confían en ellas, que les permiten, animan y apoyan para que efectúen sus
propias elecciones y decisiones. Implica que son tratadas como iguales aunque
su trabajo tenga un menor nivel y que no son subestimadas, ignoradas, culpadas,
amenazadas o denigradas de palabra o hecho. Desgraciadamente con frecuencia
este es el comportamiento negativo que se espera y acepta de muchos líderes y
lo único que consigue es que la autoestima de los que son liderados decrezca.
Lo que pensamos de una
persona lo vamos a mostrar en nuestra actitud y creará un impacto aunque no
hablemos. Las investigaciones de Albert Mehrabian mostraron que en relación con
la comunicación cuando consideramos los sentimientos y actitudes:
a).- El 7% de un mensaje
se transmite por las palabras que se dicen.
b).- El 38 % por la forma
en que las palabras se dicen, por ejemplo a través del tono o del ritmo.
c).- El 55% restante se
transmite a través de la expresión facial.
Casi cualquier
interacción incluye algún tipo de sentimiento y actitud y la comunicación que
transmite el líder se escanea cuidadosamente para tratar de detectar las
emociones y significado que están detrás de sus palabras, por lo que éste debe
ser muy consciente de qué es lo que está realmente sintiendo cuando comunica y
en el caso del líder “coach” debe
adoptar el patrón mental que considera que los profesionales son capaces y
tienen potencial y recursos para obtener un buen desempeño, independientemente
de la tarea a realizar.
Otra forma en la que
podemos de forma consciente influir en el éxito de una relación de trabajo, reunión
o proyecto es a través de tener claro cuál es la intención que subyace. Podemos
definir las intenciones como los sueños de lo que podría pasar si nada se
interpone en el camino. Es importante tenerlas en mente porque pueden servir de
guía.
Cuando conscientemente
creamos nuestro entorno de trabajo somos más creativos, productivos y el
trabajo en equipo es mejor. La colaboración en una relación laboral requiere
unos fundamentos fuertes construidos a través de unas expectativas claras y de
acuerdos creados reflexivamente. Con frecuencia nos sumergimos en un proyecto
o en una nueva relación de trabajo sin hacer una pausa para aclarar los roles,
las responsabilidades, los objetivos comunes y los acuerdos necesarios para un
trabajo óptimo.
Cada persona tiene diferentes
percepciones sobre cómo deben ser las cosas y si no se discuten y estamos trabajando en equipo puede
intervenir de forma negativa.
Otro aspecto esencial
para la colaboración es la búsqueda de la aprobación, ya que va a generar
confianza, respeta las sensibilidades individuales y evita que surjan
malentendidos. Cuando hablamos con alguien que nos gusta y en quien confiamos tendemos a hacerlo de modo natural, tanto a
través del lenguaje como de la comunicación no verbal, por ejemplo preguntando “Qué
te parece que hagamos esto?” Por el contrario cuando hablamos con personas con
las que tenemos un conflicto o por las que nos sentimos amenazados, esta
solicitud de “permiso” está ausente y solemos recurrir a algo parecido a “Lo que creo que debemos
hacer es esto”.
La aprobación es esencial
en cualquier proceso de coaching. Con frecuencia creemos que tenemos una buena
sugerencia o experiencia valiosa que ofrecer y lo manifestamos diciendo: “sabes
que lo que tienes que hacer es….” O “Tuve el mismo problema y lo solucioné de
esta manera …..”Debemos evitar caer en la tentación y primero pedir permiso
para compartir lo que sabemos: “¿Te podría ayudar si te cuento lo que me ha
funcionado en un caso parecido?”
Otra ventaja de pedir
permiso es que hace que la otra persona tenga que escuchar lo que le decimos,
especialmente en reuniones. En éstas el preguntar” Puedo añadir algo” consigue
captar el interés por dos razones:
a).- Estamos concediendo
a la otra persona o a los demás el control de la situación al pedir permiso.
b).- Estamos validando lo
que la otra persona ha dicho al ofrecernos a añadir algo.
El
primer elemento clave de coaching es la consciencia
entendida como el producto de la atención centrada, de la concentración y de la
claridad. Despertar la consciencia es uno de los principios de coaching porque
sólo podemos responder ante las cosas de las que somos conscientes. En el
ámbito laboral implica la obtención y la percepción clara de los hechos e información relevantes
y del desarrollo de la capacidad de determinar qué es importante. Esta capacidad
va a incluir la comprensión de la dinámica de los sistemas, de las relaciones
entre las personas y las cosas e inevitablemente el entender algunas reacciones
psicológicas. Comprende, también, la autoconsciencia en particular para ser
capaces de reconocer y detectar cuándo y cómo las emociones o deseos
distorsionan nuestras percepciones. Por ejemplo si comenzamos el día de mal
humor llegaremos al trabajo con una actitud negativa y podemos ser maleducados
con nuestros compañeros y éstos reaccionaran de forma similar y se crearán
relaciones malas. Si por el contrario somos capaces de percibir nuestro mal
humor podremos actuar y neutralizarle para no dañar a los demás.
El líder coach, por
tanto, debe ayudar a sus colaboradores a
que sean conscientes para que:
1.- Sepan lo que está
pasando a su alrededor.
2.- Conozcan lo que están
experimentando.
La responsabilidad es otro concepto clave o meta del proceso de
coaching y es crucial, también para un alto desempeño. Cuando verdaderamente
aceptamos la responsabilidad por nuestros pensamientos y acciones nuestro
compromiso con ellos crece así como nuestro desempeño. Cuando nos ordenan que
seamos responsables, nos dicen que debemos serlo o esperan que lo seamos si
nosotros no lo aceptamos realmente nuestro desempeño no mejorará.
En el trabajo si un
consejo se presenta como una orden, la autonomía y responsabilidad se
consideran que son mínimas y se puede originar resentimiento, sabotaje o la
defensa de la acción contraria: “No me dejaste elección. Dañaste mi autoestima
y sentí que no la podía recuperar a través de una acción sobre la que no tengo
ninguna autonomía, Por esto me hago responsable de una acción alternativa que aunque te puede herir y a mí también pero
al menos la controlo yo”.
Decir a alguien que tiene
que ser responsable no hace que se sienta responsable. Puede temer el fracaso y
sentirse culpable si falla pero esto no es lo mismo que sentirse responsable.
La responsabilidad tiene que venir acompañada de la posibilidad de elección.
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