David Pilbeam y Glenn Wallis en “Leader iD. Discover your leadership profile. Learn how to improve”,
que estamos comentando, plantean que los líderes que tienen un sentido claro de
su propia identidad conceden un gran valor a sus relaciones profesionales,
particularmente con aquellas con las que comparten metas. Se muestran generosos
con los demás y nunca están tan ocupados como para no ayudar a sus compañeros.
También, conocen las motivaciones y sentimientos de estos y saben cómo
adaptarse a todas las situaciones sociales y dejan que los demás obtengan el
crédito por los logros.
Los autores proponen
reflexionar sobre distintos aspectos para conseguir lo anteriormente expuesto:
I.-
RELACIONES
Los líderes competentes
son conscientes de que contar con un número pequeño de relaciones
significativas contribuye a un mejor desempeño. Estas relaciones clave se pueden
encontrar dentro y fuera de la organización y son imprescindibles para tener
éxito ya que el líder necesita colaboradores
que le apoyen.
Loa líderes para
desarrollar relaciones fuertes y sólidas deben:
1.-
Creer
Los mejores líderes
tienen dos creencias centrales sobre la importancia de construir relaciones de
trabajo profundas y mutuamente beneficiosas. Éstas son:
a).- El líder debe
estar presente para el beneficio de cada uno de los miembros de su equipo y
no para el suyo exclusivamente.
b).- Las relaciones
positivas pueden ser un fin en sí mismas. Los líderes fuertes no buscan
primariamente lo que pueden conseguir de esas conexiones.
2.-
Decir:
Una forma de asegurar
de que las relaciones significativas se han construido a través de la confianza
consiste en la utilización por parte de los líderes de “tú” y “nosotros” más
que “yo”, para que el foco de la conversación se desplace del líder hacia la otra
persona y transmite la sensación de que ésta es valorada genuinamente por el
líder.
3.- Hacer:
David Maister ofrece
los siguientes consejos a los líderes para desarrollar relaciones de confianza
a través de centrarse en cuatro elementos importantes, que son:
a).- Ser creíble.
b).- Ser coherente.
c).- Mostrar una
actitud abierta y animar a que las personas compartan información confidencial
escuchando activamente y demostrando empatía en la respuesta.
d).- Estar orientado en
los demás y no en nosotros mismos.
II.-
GENEROSIDAD
Ser un líder con un
alto desempeño requiere que una de sus prioridades consista en apoyar el
desarrollo y el desempeño de los colaboradores, ya que tiene claro que su éxito
es el de los demás.
Un líder orientado al
servicio se centra fundamentalmente en el crecimiento y bienestar de las
personas y comunidades a las que pertenece. Para hacerlo debe ser accesible y
estar disponible y reservar tiempo para los demás. Asimismo, se esfuerzan por
el desarrollo de sus colaboradores y en que éstos puedan demostrar las áreas en
las que son expertos en lugar de demostrar todo lo que saben.
Para ello se requiere
un patrón mental verdaderamente generoso, fingirlo no es recomendable porque
los demás lo van a percibir. En su libro “Give and take”, que hemos comentado en entradas anteriores, Adam Grant argumenta que una cualidad que determina el
éxito que va a tener una persona es su capacidad de compartir su tiempo,
recursos y conocimiento. Tener reputación de profesional generoso genera admiración
y lealtad aunque no se busque y contribuye al establecimiento de relaciones
estables que van a facilitar el logro de los resultados deseados.
Loa autores recomiendan
para cultivar una actitud generosa:
1.- Creer en la
importancia que la generosidad tiene.
2.- Pensar
constantemente cómo podemos añadir valor a los demás cuando trabajamos con
ellos y considerar cómo podemos hacerles la vida más fácil o más rica,
reconociendo siempre sus logros.
3.- Actuar, dando los
pasos necesarios para ayudarles a afrontar los retos.
III.-
AMABILIDAD Y CERCANÍA
El líder se tiene que
preguntar si es el tipo de directivo del que todos se alejan cuando entra en un
lugar o es el hacia el que todos gravitan, si es el que pone nerviosos a todos
porque no saben lo que les va a decir y cómo lo va a hacer o es el tipo de
líder que permite que los profesionales crezcan en su organización y puedan expresarse libremente sintiéndose
seguros al hacerlo.
Si el líder se
aísla está reduciendo su capacidad de
influencia y sólo la tendrá sobre aquellos que estén dispuestos, por las
razones que sean, a respetar al “líder” pero no a la persona. Muchos de estos
líderes se enorgullecen del efecto atemorizante que tienen sobre sus
colaboradores cuando en realidad tienen esta actitud tiene numerosas
consecuencias negativas, entre las que tenemos:
a).- Los profesionales
les evitan y sólo están en su compañía cuando no tienen más remedio.
b).- Sus colaboradores
no se atreven a ofrecerles en caso necesario ningún tipo de feedback negativo y
no son conscientes del efecto negativo de su actitud o de posibles errores en
su desempeño.
c).- Los profesionales
que dependen de ellos deben dedicar
mucho tiempo a ver cuál es la mejor forma de poder trabajar con ellos y para
averiguar cuál es el momento más adecuado para hacerlo, no planteando nunca
cuestiones complicadas o perspectivas alternativas a las que desea el líder.
d).- Los profesionales
terminan realizando exclusivamente los requerimientos básico de su puesto de
trabajo y nada más.
e).- Los colaboradores
no van a confiar en sus líderes y el desempeño del equipo se va a resentir.
f).- Siempre que sea
posible sus directrices se van a ver ignoradas o relegadas.
Pilbeam y Wallis
plantean que los líderes deben reflexionar para ver si poseen una de las seis
creencias limitantes siguientes:
1.- Soy un introvertido
y no me sale espontáneamente mantener una actitud abierta y cercana.
2.- No soy una persona
“de personas”.
3.- No tengo la
presencia que otros tienen.
4.- No puedo cambiar
quién soy.
5.- A otros les va bien
mi actitud, por lo que no sé por qué tengo que cambiar.
6:- Tengo una
reputación de persona dura y me ha sido útil hasta ahora.
Modificar nuestro
diálogo interno y nuestras creencias autolimitantes puede ser complicado pero
es necesario si queremos ser eficaces. Hacerlo requiere el pensar, decir y
hacer las cosas de forma diferente:
a).-
Pensar. Primero tenemos que reconocer que las cosas no van a
cambiar si pensamos que el estar cómodos con los demás no va con nosotros o no
es suficientemente importante. Si queremos transformarnos debemos comenzar por
aceptar su importancia y por comprometernos a cambiar.
b).-
Comunicar. Al hablar centrar las conversaciones en los demás y
no en nuestro ego.
c).-
Hacer. Se pueden seguir los siguientes pasos para comenzar
a adoptar una actitud más cercana hacia los demás:
1.- Hablar con los
colaboradores sobre lo que están haciendo y ofrecer nuestra ayuda y apoyo.
2.- Estar disponible
para los profesionales. Visitarles en sus lugares de trabajo.
3.- Contactar con
personas fuera del equipo directo y explorar lo que ocurre en otras áreas de la
organización.
4.- Si existe comedor y
cafetería para los trabajadores procurar frecuentarlas para establecer
relaciones informales con los colaboradores.
5.- En las reuniones y
actos saludar y mirar a los profesionales a los ojos.
IV.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Los líderes competentes
piensan y actúan más allá de su propio interés. Trabajan para el bien del
equipo y de la organización y manifiestan un fuerte sentido de responsabilidad.
Desean trabajar para el progreso de la sociedad y muestran una clara
orientación hacia el fomento del desarrollo de los demás. Priorizan el éxito de
la organización sobre sus intereses personales.
Un sentido claro del
propósito ayuda a generar su sentido del deber. Los buenos líderes entienden que la satisfacción y motivación
dependen no sólo de tener unas metas sino en que están sean las correctas.
Necesitan saber que su trabajo tiene un sentido y que están contribuyendo al
crecimiento de su organización y a su lugar en la sociedad.
Tener este sentido bien
definido a nivel personal va a guiar nuestra forma de trabajar. Los autores
sugieren tres formas de incorporar nuestro propósito al rol de líder. Éstas
son:
1.- Cada vez que
tomemos una decisión considerar el impacto e implicaciones de las opciones que
tenemos a nuestra disposición, para lo cual podemos preguntarnos:
a).- ¿Cuál es el reto o
asunto?
b).- ¿Qué opciones
tengo?
c).- ¿Cuáles son las
consecuencias potenciales, tanto positivas como negativas de cada opción?
d).- ¿Considerando
nuestro propósito cuál de las alternativas nos parece más atractiva?
Puede ser conveniente
incorporar a otras personas a estas reflexiones para obtener una mejor
decisión.
2.- Ampliar nuestra
influencia buscando ocasiones para ofrecer nuestros servicios a la comunidad.
Convertirnos en el mentor de algún compañero en el trabajo que no tendría la
oportunidad de contar con ayuda de otra forma.
3.- Revisar nuestro
estilo de liderazgo y comprometernos a liderar para el bien de aquellos que nos
han concedido de manera formal o informal el título de líder. Evaluar periódicamente
con los miembros de nuestro equipo nuestra actuación para ver qué corregir y
cómo mejorar.
V.-
AYUDA A LOS DEMÁS
Los líderes competentes
saben que es el cuidado y la preocupación por el trabajo y por los
profesionales lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. Las
personas quieren seguir a líderes que se preocupen por ellas y no sólo por las
metas que tienen que alcanzar. La verdadera fortaleza del líder se demuestra
por lo que pueden llegar a hacer sus colaboradores. Los líderes que son
desprendidos dejan a sus egos a un lado para centrarse en la misión y especialmente en los que
tienen que implementarla.
En el caso en que la
falta de egoísmo no se manifieste de forma natural debemos pensar de forma más
consciente en lo que hacemos y en cómo lo hacemos. Por lo que debemos: pensar
antes de actuar, pensar antes de hablar y pensar después de haber hablado y
actuado. Pilbeam y Wallis plantean las siguientes recomendaciones para empezar
a sentar las bases de un liderazgo no egoísta:
1.- Dejar de decir y
empezar a preguntar. Mostrar genuino interés y preocupación por los demás por
medio de las preguntas.
2.- Ayudar a hacer el
“trabajo desagradable” de vez en cuando en beneficio del equipo.
3.- Dejar que otros
asuman el liderazgo en determinados proyectos. Al revertir los roles los
líderes no solo facilitan el desarrollo de sus colaboradores sino que dan
ejemplo de cómo se pueden adoptar distintas perspectivas.
4.- Realizar pequeños
sacrificios personales ocasionalmente para apoyar el proyecto de un compañero.
5.- Intentar que los
demás se sientan mejor y más fuertes después de estar con nosotros
preguntándoles cómo se sienten y mostrando un interés real en sus respuestas.
6.- Dedicar tiempo para
hacer coaching a los miembros del equipo.
7.- Escuchar, escuchar,
escuchar y reflexionar sobre lo escuchado.
Interesante articulo, y por desfortuna, aun no se ha consolidado este tipo de liderazgo en la función publica, se sigue priorizando el amiguismo, que la persona que esta lista y preparada para desempeñar algún cargo, o simplemente aceptar sus aportaciones para el bien de la empresa.
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