Steven G. Rogelberg en “The surprising science of meetings. How you can lead your team to peak performance”,
plantea que una estimación reciente sugiere que los trabajadores de forma
colectiva están sometidos a 55 millones de reuniones al día en Estados Unidos
pero que esta enorme inversión de tiempo produce solo resultados modestos.
Las reuniones no tienen
que ser un problema, ya que son esenciales para los equipos y las
organizaciones. Sin ellas la democracia organizacional, la inclusión, la
comunicación, la participación, el trabajo en equipo, la coordinación y la cohesión
se verían comprometidas. Lo que hay que procurar es conseguir evitar las
reuniones injustificadas, malas o el tiempo perdido en ellas. Desgraciadamente
la mayor parte delas compañías y sus líderes consideran que las reuniones con
pobres resultados son inevitables porque no saben cómo hacer que sean
productivas.
En la actualidad,
especialmente en los niveles altos de las organizaciones se realizan gran
cantidad de actividades relacionadas con reuniones. Esto ocurre por múltiples
razones que son un reflejo de los cambios en la sociedad, Por ejemplo, las
creencias sobre el valor y los beneficios de la inclusión de los profesionales,
del desarrollo de los equipos y del compromiso de los mismos adquieren cada vez
más importancia y las reuniones constituyen un elemento clave de expresión de
dichos valores.
Al mismo tiempo la
democratización ha penetrado profundamente en la vida organizacional con el
abandono paulatino de los modelos de “ordeno y mando” de liderazgo. Las organizaciones
son más planas y menos jerárquicas, lo que favorece la necesidad de reunirse
para juntar a los profesionales, compartir información, promover la discusión y
las sinergias, explicar los hechos, coordinar y aprender y crecer como
unidades.
Un aspecto importante a
considerar es el coste de una reunión. La forma más básica consiste en tener en
cuenta el tiempo y los salarios calcular
el tiempo que dedica a cada reunión cada participante y lo que le corresponde
de su salario y sumar los resultados de cada uno. Esta estimación ignora otros
costes directos como los correspondientes al lugar de reunión, el equipamiento
o los potenciales gastos de
desplazamiento de los participantes. Tampoco incluye los gastos indirectos
asociados con reuniones ineficaces como el uso deficiente del tiempo de los
asistentes. Los costes indirectos consideran también los costes de oportunidad
tal como el tiempo que se podía haber
empleado en otro sitio de forma más productiva. Existen otros costes que son de tipo psicológico relacionados con la
posible erosión del compromiso de los profesionales y su frustración, así como
el tiempo perdido en rumiar sobre la reunión. Finalmente existe lo que se
conoce como “síndrome de recuperación de las reuniones” que se refiere al
tiempo dedicado a recuperarnos de una reunión frustrante. No sólo afecta al
participante sino a los que le rodean que tienen que oír sus quejas y ofrecerle
su apoyo.
Peter Drucker decía: “las
reuniones son un síntoma de mala organización. Cuantas menos reuniones mejor”. Lo que ocurre es que la solución no está en
reducir dramáticamente su número o eliminarlas sino celebrar las que estén
justificadas y en hacerlo de la forma adecuada.
La ciencia de las
reuniones es el estudio de las reuniones incluyendo lo que pasa antes, durante
y después de las mismas. Examina las reuniones no sólo como un fenómeno del entorno
laboral que afecta a los individuos, a los líderes y a las organizaciones sino
como un contexto en el que estudiar a los grupos, sus procesos y sus éxitos o
fracasos.
Desde el punto de vista
del liderazgo recomienda que éstos analicen sus propias reuniones y para ello
detecten una serie de señales que sirven para informar sobre su capacidad de
liderazgo de reuniones. Entre éstas el autor destaca:
a).- Si los asistentes
están pendientes de sus teléfonos durante toda la reunión normalmente es un
reflejo negativo de nuestro liderazgo.
b).- Si los asistentes
mantienen conversaciones entre sí durante el desarrollo de la reunión es un
reflejo negativo de nuestro liderazgo.
c).- Si somos los únicos
que hablamos es evidentemente un reflejo negativo de nuestro liderazgo.
d).- Si uno o dos de los
asistentes dominan las discusiones en la reunión podemos suponer que no
preparamos una agenda lo suficientemente relevante para todos, que no hemos
creado un entorno psicológicamente seguro en el que todos sientan que pueden
participar y comprometerse o que no estamos facilitando activamente la reunión,
todo lo cual no es un reflejo positivo de nuestras dotes de liderazgo.
Todas estas señales nos
sirven como feedback y si están presentes debemos considerar la necesidad de
cambiar.
Rogelberg recomienda
adoptar el patrón mental del liderazgo de servicio para dirigir las reuniones
con eficacia. Un líder que lo posee reconoce su responsabilidad personal para
lograr que en la reunión el tiempo se emplee de forma útil y por tanto deben
planificarla y diseñarla cuidadosamente. Existen una serie de comportamientos asociados a este tipo
de liderazgo que ayudan al desarrollo de una reunión eficaz. Entre éstos
tenemos los siguientes:
I.-
RELACIONADOS CON LA GESTIÓN DEL TIEMPO:
1.- Controlar el tiempo y
marcar el ritmo respetando la agenda de la reunión.
2.- No acelerar si surge
un elemento que debe ser discutido realmente y reconocer si debe profundizarse
en él en una reunión posterior.
3.- Mantener el flujo de
las conversaciones y reconducir cuando se dispersan para que aborden lo que
realmente tiene que ser discutido.
II.-
RELACIONADOS CON LA ESCUCHA ACTIVA:
1.- Continuamente sintetizar
y aclarar lo expuesto por los demás para que todos comprendan el proceso y las
discusiones que se están manteniendo.
2.- Escuchar
cuidadosamente para detectar posibles preocupaciones subyacentes y hacerlas
aflorar para que se puedan gestionar de forma constructiva.
3.- Supervisar que el
responsable de registrar los distintos puntos tratados en la reunión lo hace
adecuadamente y confirmar con los participantes que lo recogido es correcto.
III.-
RELACIONADOS CON LA GESTIÓN DE CONFLICTOS:
1.- Facilitar el conflicto
alrededor de las ideas (por ejemplo preguntar: “¿alguna reticencia en relación
con esta idea?) y gestionarlo de forma que se obtengan resultados positivos
para el desempeño y la toma de decisiones.
2.- Mantener un entorno
en el que las personas se sienten cómodas manifestando sus desacuerdos y
distintos puntos de vista. Invitar al debate.
3.- Cortar los
comportamientos irrespetuosos rápidamente recordando a los asistentes las
normas básicas de la reunión y comentando la necesidad de mantener actitudes
constructivas.
IV.-
RELACIONADOS CON EL FOMENTO DE LA PARTICIPACIÓN ACTIVA
1.- Controlar quién
quiere hablar para conceder la palabra a todos en el orden solicitado.
2.- Evitar que un
asistente domine la conversación por medio de la utilización del lenguaje
corporal, por ejemplo un sutil y mínimo
movimiento de la mano para indicar la necesidad de finalizar la intervención y de afirmaciones que permiten
la transición (“Gracias por tus aportaciones”, por ejemplo).
3.- Mantener la
conversación centrada controlando las desviaciones.
V.-
RELACIONADOS CON LA BÚSQUEDA DE CONSENSO
1.- Procurar conseguir
que se lleguen a acuerdos pero no presionar para alcanzarlos salvo que exista
un problema de tiempo.
2.- Intervenir de forma
asertiva y facilitar una dirección cuando la situación de la reunión así lo
demande (por ejemplo si el grupo está descentrado y hablando unos con otros) y si
no es necesario saber dejar que la reunión siga su curso.
3.- No pretender imponer ni
favorecer nuestras ideas en la discusión.
Procurar mantener la imparcialidad y dejar claro que nuestra opinión es una más
a ser discutida.
Aunque estas técnicas de
facilitación ayudan al éxito de una reunión pueden existir situaciones en las
que el líder tenga que adoptar una actuación muy activa para que las discusiones
avancen y tomar el control con energía.
Otro aspecto que el autor
destaca como importante y que el responsable de la reunión debe valorar es el
de la duración y el hecho de que diversos estudios muestran que en el 50% de
los casos las reuniones comienzan con retraso lo que ocasiona frustración entre
los que son puntuales y que ésta se extienda a lo largo de toda la reunión, los
participantes demuestran menos respeto unos con otros y los resultados son
peores.
En relación con la
duración numerosas organizaciones como es el caso de Google han establecido la
regla de 50/25 que consiste en que las reuniones con una duración prevista de
60 minutos pasan a 50 minutos y las de 30 a 25 para evitar que se eternicen y
agilizar su desarrollo.
Otra alternativa a
considerar son las reuniones de 10-15 minutos, que son muy frecuentes en
sectores como el ejército, servicios de emergencias y sanitarios y permiten
reflexionar de forma activa sobre determinados eventos como por ejemplo un
accidente ( lo que ha funcionado y lo que no y por qué). En el mundo deportivo
es frecuente la realización de encuentros o reuniones breves del equipo para
decidir la estrategia, discutir, motivar, monitorizar o celebrar. Esta costumbre
se está extendiendo y numerosas organizaciones la están incorporando como por
ejemplo Apple, Dell, Zappos, Ritz-Carlton o la Casa Blanca durante la presidencia
de Barack Obama. En el mundo de la empresa se caracterizan estas reuniones por:
a).- Durar de 10 a 15 minutos.
b).- Tener lugar a la
misma hora todos los días o en determinadas ocasiones prefijadas.
c).- Comenzar y terminar
en el tiempo marcado.
d).- Tener lugar por la
mañana.
e).- Celebrarse siempre
en el mismo lugar.
f).- Tener siempre los
mismos participantes.
g).- Si los asistentes no
pueden acudir en persona deben procurar conectarse en remoto.
g).- Si es posible nos
participantes deben estar de pie.
En el transcurso de estas
reuniones suelen surgir una pregunta de al menos una de estas categorías:
¿Qué ha ocurrido
y qué éxitos se han obtenido?
¿Cuáles
son los logros desde ayer?
¿Qué
se ha finalizado desde ayer?
¿Algún
éxito individual o del equipo que se pueda compartir?
|
¿Qué va a ocurrir?
¿Cuál
es el trabajo para hoy?
¿Cuál
es la prioridad principal?
¿Qué
es lo más importante que vas o vais a hacer hoy?
¿Cuáles
son las tres principales prioridades para hoy o para la semana?
|
Métricas
clave:
¿Cuál
es la situación en relación con las tres métricas clave de la organización?
¿
¿Cuál es la situación en relación con las tres métricas clave de tu/vuestro
equipo?
|
Obstáculos:
¿Qué
obstáculos están impidiendo tu/vuestro progreso?
¿Existen
algunos cuellos de botella o de parálisis?
¿Algún
problema que el resto del equipo pueda ayudar a solucionar?
¿Existe
algún hecho que esté enlenteciendo tu/vuestro progreso?
|
En el desarrollo de estas
reuniones todos los participantes deben responder con rapidez a todas las
preguntas planteadas por el facilitador. El líder de la reunión debe dejar
claro que todas las respuestas deben ser sucintas para promover la eficiencia y
que el objetivo de la misma es que todos los miembros del equipo se comuniquen
entre sí, aprendan juntos y encuentren nuevas formas de apoyarse unos a otros. En
muchas ocasiones como resultado de las mismas se ve la necesidad de continuar
las conversaciones o discusiones en reuniones posteriores en otros entornos.
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