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miércoles, 4 de noviembre de 2020

CÓMO PROSPERAR CUANDO TODO PARECE TERRIBLE

 


Christine Porath y Mike Porath en hbr.org del pasado 4 de octubre plantean que, en la actualidad, estamos rodeados de negatividad, tanto a través de las noticias, como de las redes sociales o de las conversaciones que mantenemos. Estamos absorbiendo estrés de nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo, lo que está teniendo su efecto en nosotros.

Los autores, utilizando una plataforma comunitaria “The Mighty” ha encuestado a más de 70.000 miembros de la misma y a lectores desde marzo para analizar sus experiencias y percepciones de la crisis del coronavirus. En septiembre los participantes señalaron que las tres emociones principales que estaban sintiendo eran: frustración, preocupación e ira o enfado, habiendo sido esta última emoción la que más había crecido de un 20% en marzo a un 45% en septiembre.

La negatividad puede tener efectos tóxicos. Las investigaciones de la autora han mostrado que flaqueamos cuando nos vemos expuestos a negatividad o a grosería. Contemplar la mala educación interfiere en nuestro trabajo y disminuye nuestro desempeño. La mera escucha de palabras groseras reduce nuestra capacidad de procesar y recordar información. En estas situaciones tendemos a cerrarnos, dejamos de comunicarnos y de ayudar a los demás, disparándose los pensamientos disfuncionales y agresivos. Afortunadamente existe una forma productiva de contrarrestar estos efectos: es el estado psicológico en el que las personas experimentan un sentimiento de vitalidad y la necesidad de aprender (“ thriving”). Los individuos que se encuentran en el mismo están creciendo, desarrollándose y llenos de energía en lugar de sentirse vacíos o anquilosados.

Los estudios realizados por los autores muestran que existen algunas tácticas para alcanzar este estado:

1.- Evitar la negatividad. Debemos tener cuidado con la información que recibimos y que elegimos consumir: noticias, redes sociales, personas, música que escuchamos, etc. La negatividad se filtra dentro de nosotros a través de esas fuentes, por lo que debemos seleccionar aquellas que sean más positivas.

2.- Cuidar lo que decimos. El lenguaje negativo es muy insidioso y potente por lo que debemos tener cuidado con lo que pensamos y manifestamos ya que tiene un peso y tenemos la capacidad de controlarlo. Trevor Moawad, coach que trabaja fundamentalmente con atletas de élite, mantiene que resulta  10  veces más dañino para nosotros verbalizar un pensamiento que solo pensarlo.

Por tanto, debemos pensar cómo estamos formulando y hablando de una situación y en lugar de decir: “Es lo peor que he visto nunca” o “Es catastrófico” podemos buscar un lenguaje más neutro, diciendo, por ejemplo: “ Esta situación supone un reto” reconociendo así la oportunidad para crecer o aprender. Tenemos que reconocer y aceptar la realidad mientras minimizamos su poder para hundirnos.

3.- Adoptar un patrón mental neutral. Los pensamientos negativos y preocupaciones nos afectan y hacen que tengamos que esforzarnos más para realizar las tareas básicas pudiendo llegar a conducirnos a un declive cognitivo, al tiempo que perjudican a los que están expuestos a nuestra negatividad. Es mejor que adoptemos un patrón mental proactivo en el que nos centremos en aquello que podemos controlar y en lo que podemos hacer.

Moawad sugiere utilizar el pensamiento “neutral” que incluye vivir el momento, reaccionando en cada momento a lo que ocurre y mantener el foco en cómo podemos influir en nuestra próxima acción, sin atascarnos en analizar pasados errores o paralizados por miedos futuros.

4.- Practicar la gratitud de forma consistente. Ésta reduce nuestro estrés, nos hace más felices y nos ayuda a alcanzar nuestras metas.

5.- Cuidarnos gestionando nuestra energía. Podemos incrementar nuestra resiliencia ante la negatividad haciendo ejercicio de forma rutinaria, alimentándonos correctamente y durmiendo adecuadamente.

6.- Cultivar relaciones positivas, dentro y fuera del trabajo. Debemos procurar rodearnos de las personas que transmiten energía, que nos hacen sonreír y reír y que elevan nuestro ánimo.

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