Nitin Nohria, antiguo decano
de Harvard Business School, en la edición de julio – agosto de Harvard Business Review, recuerda que hace más de 20 años
junto a su compañero Anthony Mayo lanzó el proyecto más ambicioso que había
emprendido hasta ese momento: dar respuesta a la pregunta: ¿Cuáles son las
características que definen a los líderes de organizaciones más
extraordinarios?
Para contestar a esta
pregunta seleccionaron a los 1.000 líderes estadounidenses más destacados en el
siglo XX y los estudiaron en profundidad. Lo que encontraron les sorprendió:
los grandes líderes se caracterizaban menos por unos rasgos perdurables y más
por su habilidad para reconocer y adaptarse a las oportunidades presentes en un
momento determinado. Eran capaces de detectar el espíritu, las ideas y las
creencias que definen un periodo de tiempo, y de aprovecharlo.
El liderazgo eficaz, por
tanto, depende del contexto específico. La misma persona que puede triunfar en
un momento puede fracasar estrepitosamente en otro. El espíritu de la época o “zeitgeist”,
según investigaciones realizadas en 2005, está moldeado por 6 factores. Los
individuos que son capaces de reconocer los cambios en estos factores y
aprovecharlos tienen lo que el autor llama “inteligencia contextual”. Los factores son:
1.- Eventos globales
Antes de que Rusia invadiese Ucrania,
tanto Rusia como China habían ido mostrando su tolerancia declinante hacia la supremacía
estadounidense en el orden mundial. La guerra en Ucrania ha alterado
radicalmente la situación geopolítica con implicaciones profundas para los
líderes de las organizaciones. Muchos de ellos han tenido que decidir si
continuar o no haciendo negocios con Rusia. Decisión que implica
consideraciones morales, económicas y políticas que algunos líderes sienten que
están mal preparados para valorar. Otro ejemplo es el de la combinación de
conflictos geopolíticos y la pandemia que ha ocasionado que los líderes tengan
que reevaluar sus huellas geográficas y cadenas de producción y suministros.
Muchos sienten que la era de la expansión de la globalización ha pasado y están
explorando las posibilidades de acercar estas cadenas para hacerlas más
resistentes y resilientes ante la agitación internacional que estamos viviendo.
2.- Intervenciones gubernamentales
Por ejemplo, en Estados Unidos un electorado
polarizado y la consiguiente paralización en Washington genera incertidumbre
sobre la cantidad de legislación que puede ser aprobada en la próxima década.
Pero si consideramos el tamaño de la respuesta fiscal y monetaria del gobierno
ante la pandemia y sus esfuerzos para controlar el incremento de la inflación y
que se espera un alza en los intereses que pueden tener efectos variables sobre
la economía, así como la redacción de propuestas para incrementar la regulación
sobre las compañías tecnológicas y de
nuevos impuestos para las grandes fortunas, que aunque no se aprueben muestran
un creciente apoyo de políticos prominentes, podemos vislumbrar que en los años
venideros la intervención gubernamental se va a incrementar.
3.- Relaciones laborales
Los trabajadores, tras la pandemia, están
repensando sus carreras profesionales y su relación con el trabajo en sí,
reexaminando su compromiso con sus empleadores y la equidad del equilibrio
existente entre el capital y la fuerza laboral. Esto se puede ver, por ejemplo,
en el caso de Amazon en el que sus trabajadores han votado para poder tener un
sindicato que les represente. En otras compañías los empleados están demandando
autonomía y el derecho a trabajar y vivir donde deseen, mientras, al mismo
tiempo, los avances en inteligencia artificial amenazan a seguir eliminando puestos
de trabajos existentes. Todas estas situaciones van a requerir que los líderes
reimaginen el futuro del trabajo.
4.- Demografía
En el mundo las tasas de natalidad están bajando.
En Estados Unidos, por ejemplo, la población en edad de trabajar está
disminuyendo y al tiempo que la generación X y los Baby boomers se combinan
para crear una gigantesca clase de jubilados, la fuerza laboral pronto va a ser
dominada por los millennials y la generación Z. estos cambios geográficos
presentan desafíos y oportunidades. Los costes sanitarios, correlacionados con
la edad continuarán aumentando demandando soluciones creativas para incrementar
la calidad de la asistencia y la reducción de costes y pueden surgir tensiones
políticas entre generaciones al expandirse
el número de personas que se jubilan. También, la generación Z de nativos digitales puede abrazar de forma
entusiasta el metaverso mientras las personas más mayores seguirán prefiriendo
las conexiones cara a cara. Por estas razones los negocios van a tener que
incidir en la segmentación por edades.
5.- Costumbres sociales
Antes se consideraba una falta de educación el
hablar sobre la política de la empresa con
los compañeros de trabajo. Los cambios generacionales y las redes sociales, en
la actualidad, se han unido para crear una era de discusión sin inhibiciones
sobre cualquier cosa y para generar la expectativa de que los líderes y
profesionales deben estar preparados para opinar sobre temas controvertidos. La
rapidez con la que la diversidad, la equidad y la inclusión se han convertido
en prioridades para las organizaciones ilustra este cambio. Otros temas
sociales como las inequidades económicas, sanitarias y educativas, el cambio
climático, por ejemplo, también demandarán atención.
6.- Entorno tecnológico
Al acercarse el vigésimo aniversario de redes
sociales como Twitter o Facebook su impacto en la sociedad sigue creciendo. Al
mismo tiempo nuevos cambios se están produciendo en el campo tecnológico.
Fintech y Crypto están creando alternativas al sistema bancario tradicional.
Web3 y el metaverso presagian una nueva era digital para el trabajo, el
comercio y el ocio.
La historia nos muestra que navegar periodos de
consolidación requiere diferentes capacidades de liderazgo que la navegación
por periodos de creación.
Esta nueva época necesita que los ejecutivos
posean las competencias requeridas para lidiar con fuerzas externas cambiantes,
la habilidad de percibir nuevas oportunidades económicas y las capacidades para
dirigir y liderar en una época diferente.
Para los empresarios el tiempo está maduro para
identificar y desarrollar innovaciones. Por ejemplo podemos esperar la creación
de nuevas herramientas para dar apoyo a actividades que florecieron durante la
pandemia como el trabajo desde cualquier sitio, el streaming para el ocio o la
telemedicina.
Esta nueva era necesita contar con ejecutivos con
la capacidad de percibir cómo la política y la opinión pública juegan un papel
en la toma de decisiones, porque los costes de un mal cálculo están creciendo. Un
ejemplo es la situación a la que se enfrentó la pasada primavera Rob Chapek,
CEO de Disney. La compañía es una gran empleadora en Florida donde los
legisladores han planteado una controvertida ley por la que se prohíbe a los
colegios el hablar sobre identidad de género u orientación sexual con los
alumnos. Los trabajadores de Disney y algunos clientes han criticado a la empresa
por no oponerse públicamente a la ley hasta que fue aprobada. Durante semanas
los trabajadores organizaron marchas diarias y algunos clientes propusieron un
boicot. Un artículo publicado en Wall Street Journal describió la situación
como “un ejemplo dramático de la fricción que muchas compañías han empezado a
experimentar al ejercitar los trabajadores su poder de influencia sobre la
cultura corporativa y las decisiones, junto a la demanda de que sus empleadores
utilicen su influencia para participar públicamente en política”. Chapek pidió
disculpas por no haberse mostrado más fuerte en su lucha por la igualdad de
derechos y dijo que Disney trabajaría para revocar la ley. Las autoridades de
Florida contraatacaron revocando el estatus especial de impuestos de que gozaba
Disney.
Evitar el terreno minado comienza por anticipar y
prever cómo los diferentes grupos de interés van a reaccionar ante hecho que
ocurran dentro y fuera de la
organización. Esto requiere que los líderes sean capaces de ampliar sus miras
sobre lo que es relevante para la misma. En tiempos ya pasados los líderes
podían preguntarse: ¿Pero esto que tiene que ver con mi compañía? o ¿este
asunto no se encuadra entre los asuntos personales o políticos?
Esta perspectiva no va a ser útil en un futuro.
En lugar de resistirse ante ellas el CEO deberá abrazar las mayores
responsabilidades a las que tanto él como su organización se van a enfrentar.
Deberá empatizar con personas cuyas identidades e intereses pueden diferir de
los suyos, así como obtener una gran diversidad de opiniones y escuchar
activamente, hasta a pensamientos e ideas que pueden parecer excéntricas, para
conseguir lograr una mayor sintonía con aquellos a los que lidera.
Los ejecutivos que operan de esta forma son
descritos, en ocasiones, como “diplomáticos” u “hombres de estado”. Liderar de
esta forma implica no solo saber leer el pulso de las distintas
circunscripciones y grupos de interés, sino también de movilizarles hacia
delante.
Esta nueva época va a requerir el conceder más
importancia a las competencias relacionadas con la gestión de crisis. Los
líderes no pueden seguir asumiendo que los problemas pueden presentarse cada
tres o cuatro años, para ser gestionados por consultores externos expertos. Por
el contrario las organizaciones deben prepararse para enfrentarse a un caudal constante
de turbulencias y adecuar sus habilidades para poder gestionarlas
adecuadamente. No pueden permitirse solo reaccionar, deben anticiparse,
planificar y organizarse para estar listos ante posibles riesgos.
Una serie de otros talentos van a ser necesarios
para los líderes de las organizaciones, incluyendo aquellos relacionados con el
manejo hábil de las redes sociales, con la capacidad de motivar a los
profesionales que buscan un propósito y un significado en sus compañías, la
habilidad para satisfacer a todos los grupos de interés en lugar de solo a los
accionistas y el impulso y la dirección de la transformación digital.
Otros aspectos a considerar en relación con el
perfil de los nuevos líderes son los que tienen que ver con facetas de su
carácter personal. Aiyesha Dey, profesora asociada en Harvard Business School,
ha estudiado las formas en las que algunos comportamientos de los líderes pueden
ocasionar problemas para las organizaciones, especialmente gastar
exageradamente, centrarse excesivamente en sus ganancias personales y un
aparente desprecio por las normas y reglas, ya que aumentan la propensión a que
el líder sufra lapsus éticos.
Las investigaciones de Dey parten de la premisa
de asumir que las personalidades de los líderes juegan un papel importante en
su comportamiento y de que sus acciones privadas pueden afectar el
comportamiento organizacional y, por tanto, al seleccionar los altos directivos
se debe considerar el carácter de la
persona, enfatizando el hecho de si ésta muestra signos de materialismo o tiene una historia de
incumplir las normas. Ignorar estas señales y seleccionar a un líder cuya vida
fuera de la oficina levanta señales de alarma puede poner a la organización
frente a un riesgo innecesario. Por ejemplo, Dennis Kozlowski, CEO de Tyco
gastó 6.000 $ en una cortina de baño y 15.000 $ en un paragüero para un
apartamento en Nueva york y fue, posteriormente, condenado a 6 años y medio en
prisión tras ser acusado y declarado culpable de 22 cargos criminales o como
mostraron en 2007 en un estudio los economistas Ray Fisman y Edward Miguel que
los funcionarios de las Naciones Unidas que acumulaban más multas de
aparcamiento en Nueva york procedían de los países con niveles más altos de
corrupción.
Los criminólogos en sus investigaciones han
encontrado que las personas que incumplen hasta las normas más nimias están
comunicando sutilmente que no creen que las restricciones vayan con ellos. Dey
y sus colaboradores con la ayuda de investigadores privados han revisado los
registros legales de más de 1000 ejecutivos de distintas industrias. Encontraron
que el 18% habían sido citados por infracciones que iban desde mínimas
transgresiones de tráfico a conducir bajo los efectos del alcohol u otras
drogas, conductas temerarias, violencia doméstica, etc.
Posteriormente analizaron si el incumplimiento de
las normas de estos líderes se relacionaba con resultados a nivel corporativo.
Comenzaron planteando las preguntas más intuitivas: ¿ Es más frecuente el
fraude en una compañía si su CEO tiene algún tipo de antecedentes penales? ¿Es
más frecuente que el CEO se vea implicado en un fraude si tiene antecedentes de
este tipo? La respuesta a ambas preguntas fue afirmativa. Comparando dos grupos
de compañías: aquellas en las que se habían cometido fraudes y aquellas en las
que no, siendo similares en todo lo demás, se observó que si el CEO tenía una
infracción penal previa la organización tenía el doble de posibilidades de
verse envuelta en un fraude y su CEO siete veces más posibilidades de verse
nominado como perpetrador.
Otro aspecto a estudiar fue el del materialismo,
entendido no como tener muchas posesiones sino la ferviente búsqueda de
riquezas y lujos sin considerar el coste que puede tener para los demás.
Identificar el materialismo en los CEO es complicado puesto que la mayoría
reciben unas retribuciones muy elevadas, por lo que los investigadores
decidieron centrarse en la posesión de una vivienda de un precio dos veces
superior a la media, de un coche valorado en más de 75000 $ y de un barco de
gran tamaño. En la muestra estudiada el 58% tenían uno o más de estos tres
marcadores, por lo que se consideraron materialistas y el 42% restante se
clasificaron como frugales.
Entre los hallazgos tenemos que se encontró un
nexo entre el fraude y los líderes materialistas. Lo que ocurría es que el
entorno de control se iba paulatinamente debilitando en las compañías lideradas
por ejecutivos cuyos gastos personales eran excesivos. También al analizar lo
que ocurría en el sector bancario se observó en una muestra de aproximadamente
300 bancos, que aquellos que tenían líderes materialistas poseían sistemas
relativamente laxos de control de riesgos y por tanto se enfrentaban a mayores
amenazas de tener un desempeño negativo. La cultura corporativa también se ve
afectada por estos ejecutivos ya que se deteriora al imitar los profesionales en lo que pueden a sus
líderes.
ResponderEliminar¿Cómo es un buen líder?