Josh Bersin en “Irresistible. The
seven secrets of the world´s most enduring, employee – focused organizations” ,
plantea que es posible crear organizaciones irresistibles en las que se pueda
encontrar una misión que nos haga sentir realizados y que tenga un propósito
importante, en la que sus líderes realmente se preocupen y ayuden, pero concedan
autonomía, que se preocupen por los empleados y clientes, así como por sus
comunidades y la sociedad.
El mundo actual está
lleno de paradojas, como por ejemplo el hecho de que la economía está creciendo
pero cada vez es más difícil contratar, que las compañías dedican billones a
beneficios y gratificaciones pero el estrés y la ansiedad entre los
profesionales están por las nubes, la inteligencia artificial y la robótica
están por todas partes pero trabajamos más horas que nunca y dormimos menos y
podemos llegar a los demás en segundos pero el sentimiento de aislamiento y
soledad está creciendo, particularmente cuando trabajamos en los entornos de
trabajo flexibles actuales.
La realidad es que
nuestra economía está atravesando cambios revolucionarios en la forma en que
los negocios se mueven. Estamos inmersos en la redefinición de los principios
de management y del papel de las organizaciones como defensoras del medio
ambiente y de la diversidad e inclusión. La forma en la que los puestos de
trabajo son definidos, en que los equipos son organizados, el rol de los
líderes y las vías de remuneración están sufriendo una transformación. Por tanto,
los fundamentos de la transformación radican en el management: en la forma en
que gestionamos, organizamos y empoderamos a nuestros profesionales.
El autor emplea la
palabra irresistible, como título del libro, para describir la meta de éste:
ayudar a liberar el poder del espíritu humano. Cada persona, en cualquier nivel
de la compañía, tiene la capacidad, en
la actualidad, de hacer cosas más importantes y valiosas que nunca. Si logramos
que nuestra organización sea irresistible sus profesionales contribuirán,
innovarán y crecerán. Si nos quedamos atrás y nuestros empleados se sienten
frustrados, intranquilos, con mala salud o desconectados nos enlentecerán, entorpecerán
y minarán nuestra organización de formas que podemos no ser conscientes.
Bersin propone seguir
siete principios para ayudar a construir organizaciones irresistibles. Son los
siguientes: equipos no jerarquías, trabajos no puestos de trabajo, coaches no
jefes, cultura no reglas, crecimiento no promoción, propósito no beneficios y
experiencia del empleado no resultados.
I.-
EQUIPOS NO JERARQUÍAS
Durante cientos de años
la jerarquía ha triunfado como sistema en el que se apoyaba la gestión de las organizaciones.
Los fundadores organizaban sus compañías siguiendo una jerarquía descendente. Era
un método seguro y predecible. Cada individuo tenía un jefe, existían planes de
carrera funcionales y predecibles y los ejecutivos se integraban en estas
unidades jerárquicas. Las descripciones de los puestos de trabajo eran muy
detalladas y les decían a los trabajadores qué era lo que exactamente se
requería de ellos y los jefes se aseguraban de que completasen sus tareas. La mayor
parte de las organizaciones siguen siendo gestionadas de esta forma en la
actualidad.
Esto tenía sentido en
la época industrial pero cuando el juego cambio hacia la rapidez y la
innovación y la fuerza laboral pasó a ser dominada por los trabajadores del
sector servicios, esta estructura impide
el avance de las organizaciones. No solo las jerarquías enlentecen el proceso
de toma de decisiones sino que, también, dañan las aspiraciones de los
profesionales. Éstos pueden no ser
capaces de desarrollar todo su potencial si existen docenas de niveles sobre
ellos. En la actualidad los esfuerzos
dirigidos a lograr el compromiso de los empleados se arraigan en la necesidad
de ayudar a las personas a alcanzar sus aspiraciones individuales.
Algunas organizaciones continúan
manteniendo las jerarquías debido a la necesidad percibida de proteger el poder
ejecutivo, las carreras y los puestos. Esto no ocurre en las compañías que
quieren ser irresistibles.
Los modelos de negocio
y distribución están cambiando rápidamente: vendemos productos y servicios de
forma digital, lo que fuerza a organizarse alrededor de segmentos de clientes,
servicios, centros de distribución y unidades de innovación que diseñan nuevos
procesos y necesitamos responder con rapidez sin tener tiempo de atravesar
todas las jerarquías cada vez que hay que tomar una decisión.
Los motores de los
negocios en la actualidad: rapidez, agilidad, compromiso y empowerment han
creado un nuevo modelo de organización , que el autor llama: “la red de equipos”,
con dos ideas básicas: los equipos son el centro del trabajo y la organización
funciona como una red y no como una jerarquía.
La realidad es que, en
la actualidad, las personas trabajan en equipos cuyas funciones se cruzan. Los
equipos tienen sentido por muchas razones, comprometen más, son fáciles de
formar y de disolver y, con el tiempo, generan camaradería y confianza. En las
compañías irresistibles actuales los equipos son multidisciplinares y
demográficamente diversos, definidos claramente y están apoyados por
artefactos, herramientas de medida e infraestructuras para poder tener un
desempeño exitoso.
En un mundo en
disrupción perpetua el informe 2021 Deloitte Global Human Capital Trends cita a
los equipos y al trabajo en equipo como una estrategia de supervivencia ya que
los equipos se construyen para la adaptabilidad más que para la estabilidad. Los
equipos aprenden y se adaptan con más rapidez que los trabajadores individuales
porque fomentan el que cada miembro del equipo aporte ideas más creativas.
Las compañías
irresistibles son conscientes de este hecho y promueven y facilitan que las
personas vayan de proyecto en proyecto, de equipo a equipo y de las oficinas a
los domicilios, lo que permite que las personas aporten sus capacidades al
lugar en el que pueden ser más necesarias. Los empleados se conectan a través
de redes técnicas y profesionales y construyen sus habilidades rápidamente gracias
al coaching entre compañeros, experiencia en diversos proyectos y apoyo técnico
de las personas más experimentadas. Los líderes tienen éxito porque establecen
conexiones y obtienen “seguidores” en lugar de por su utilización del poder y
de su puesto jerárquico. Las personas
son evaluadas por sus contribuciones al equipo y no por metas de desempeño
rígidas y evaluaciones anuales.
Bersin destaca una
serie de características comunes que definen a los equipos, que resulta
importante tener en cuenta:
a).- Los equipos tienen
una misión o meta clara, no son solo un grupo institucionalizado o
departamento.
b).- Los equipos
dependen de cada miembro, no son una colección de trabajadores individuales.
c).- Los equipos se
pueden crear, subsistir durante largo tiempo y disolver con facilidad.
d).- Los equipos tienen
un líder que puede ser o no ser un directivo.
e).- Los equipos son
multifuncionales y tienen diversidad demográfica; pueden incluir, entre otros,
por ejemplo, roles de diseño, operativos
o administrativos.
En lugar de lo que
ocurre en las jerarquías funcionales en las que las personas se agrupan por
funciones o por el tipo de trabajo que realizan, los equipos se forman para
obtener un resultado, por lo que su lealtad es hacia la misión y no hacia el
líder. Los líderes van a supervisar los equipos, van a coordinar los roles,
estar pendientes de los sentimientos de los miembros y van a gestionar la
comunicación dentro del equipo.
Una red de equipos
implica que éstos operan en grupos, aunque no necesariamente de forma jerárquica.
Los equipos se pueden combinar en “escuadrones”, “tribus” y “secciones” como
ocurre en los equipos de desarrollo de software ágiles, en función de su
dependencia de otros y de las circunscripciones a las que sirvan.
Generalmente un “escuadrón”
es un equipo formado por menos de 10 personas con un propietario de producto
responsable de los resultados del equipo y del éxito entre los consumidores.
Una “tribu” es un conjunto de “escuadrones” que se unen para un proyecto o
programa más ambicioso. Por ejemplo en el caso de una sucursal bancaria el
departamento de préstamos puede ser un “escuadrón” y la sucursal una “tribu”.
Existen otros dos
agrupamientos en el modelo ágil: las “secciones o capítulos” que son los grupos
de personas con el mismo rol. Por ejemplo en un banco pueden existir vendedores
en cada escuadrón que compartan ideas y soluciones a lo largo de la tribu. Este
sistema permite que los profesionales de ventas, marketing y operaciones de
todas las tribus trabajen juntos.
El último agrupamiento
dentro del modelo ágil es el “gremio” que esencialmente es un agrupamiento de
personas dentro de toda la compañía que tienen un interés común. Por ejemplo
todos los managers de primera línea.
Las redes de equipos
reducen la jerarquía eliminando gran parte de las comunicaciones ascendentes,
descendentes que implican una gran pérdida de tiempo. En la mayor parte de las
jerarquías funcionales los mandos intermedios existen para “estar en el medio”
de las decisiones y arbitrar prioridades y presupuestos. En una red el equipo
tomará decisiones mientras el líder mantiene la alineación con la red de
equipos de una forma abierta y transparente.
Para mantener la
experiencia funcional los individuos mantienen la lealtad hacia su función, así
como hacia su equipo y son promocionados basándose en su experiencia,
habilidades, relaciones y reputación y no basándose en la jerarquía dentro del
equipo. El equipo, en sí, es plano. Por ejemplo en la mayor parte de las
compañías de software los diseñadores dependen de sus líderes de proyecto y del responsable de diseño para los estándares, desarrollo y carrera.
Otra característica de
una red de equipos es que sus miembros pueden moverse con facilidad de un
equipo a otro. Al comenzar un proyecto existe un proceso para esta fase que
requiere un equipo específico y otro proceso de cierre que puede requerir otro
equipo. Las personas se unen a los equipos en función de su reputación y
habilidades lo que facilita que se centren en su experiencia, conocimientos y
habilidades y no en aspectos más políticos para tener éxito.
También debe existir
una estructura, unos profesionales y una cultura centrada en compartir
información y en la inteligencia colectiva entre los equipos. Esta comunicación
con frecuencia tiene lugar a través de reuniones breves diarias, portales de
información y líderes de escuadrones o tribus que se aseguran que los equipos
están coordinados e informados. Las reuniones se centran en la coordinación y
en compartir información, dejando la toma de decisiones detallada al equipo.
Finalmente, este tipo
de organizaciones que funcionan a través de equipos y redes de equipos
optimizan a los equipos basándose en el proyecto, la misión, las metas y los
individuos implicados. Un equipo bien dirigido tiene un tiempo de vida claro,
permite a sus miembros tener su mejor desempeño y les apoya en su crecimiento
dándoles un sentimiento de autonomía, progreso e independencia. Los equipos son
responsables de alcanzar sus objetivos y si empiezan a fallar se pueden fácilmente
ajustar o disolver.
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